Empresas en Argentina
Espa?a apuesta por Argentina y lo demuestra d¨ªa a d¨ªa. Sus empresas tambi¨¦n. Pero es sano y natural que las inversiones privadas busquen beneficios, aunque tambi¨¦n tengan una responsabilidad social y en algunos casos hasta cultural. Es lo que les ocurre a las empresas espa?olas, sobre todo las que est¨¢n sometidas a la pol¨ªtica de tarifas del Gobierno argentino. El desencuentro entre la primera dama y candidata a presidenta, Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner, con algunos empresarios espa?oles en Madrid, y la r¨¦plica de su marido y actual presidente desde Buenos Aires, no reflejan una situaci¨®n de normalidad. El "marco m¨¢s estable" para la inversi¨®n que exig¨ªan los empresarios espa?oles es m¨¢s que razonable. Alguno de ellos le pregunt¨® a la candidata Fern¨¢ndez si ten¨ªa un programa propio, y ¨¦sta no supo contestar.
Apelar al "sufrimiento" de su pueblo para criticar a las empresas espa?olas no tiene sentido. Sin duda, muchas empresas de titularidad espa?ola est¨¢n haciendo beneficios en Argentina. Quiere decir que funcionan bien y que el pa¨ªs marcha hacia arriba, y no, como en el pasado, hacia abajo.
Empresas de otros pa¨ªses, como Estados Unidos, han optado por un protagonismo de segunda fila. Las espa?olas, en su gran mayor¨ªa, son de servicios, y por ello est¨¢n en el escaparate, tocando la comprensible sensibilidad de los usuarios o consumidores.
Salvo excepciones que han demostrado ser razonables, como la de los carburantes, que afecta especialmente a Repsol-YPF, la congelaci¨®n de las tarifas desde 2002 no responde a una l¨®gica econ¨®mica o siquiera social, sino puramente pol¨ªtica, o populista. Es de esperar que esta actitud cambie tras la elecci¨®n -que las encuestas dan por segura- de Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner a la presidencia de la Rep¨²blica. Argentina, como Espa?a, va a necesitar m¨¢s, no menos, inversi¨®n extranjera por parte de empresas que, l¨®gicamente, buscan una rentabilidad. Al poco de criticar desde Buenos Aires a algunos empresarios espa?oles, N¨¦stor Kirchner recibi¨® a Aznar, que, en labor de intermediario, fue a presentarle al magnate norteamericano Joseph E. Roberts, dispuesto a una inversi¨®n inmobiliaria millonaria.
La candidata no es meramente la mujer del actual presidente, sino que tiene una trayectoria y un perfil propios. Es de desear que d¨¦ m¨¢s estabilidad e impulso a Argentina y que fortalezca su papel en la regi¨®n. Ser¨ªa preocupante, en cambio, que profundizara, como puede indicar su apelaci¨®n al mito de Eva Per¨®n, en la vena populista. Defender, como lo ha hecho en Madrid, al "dem¨®crata" Hugo Ch¨¢vez no la favorece, especialmente despu¨¦s de los pasos dictatoriales dados por ¨¦ste al recortar la libertad de informaci¨®n y pretender permanecer en el poder hasta al menos 2021.
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