Polanco
Cuatro homenaje¨® el viernes al desaparecido presidente de PRISA con el reportaje Jes¨²s de Polanco, el hombre que miraba lejos. No era f¨¢cil. Hablar en pasado de Polanco apenas una semana despu¨¦s de su muerte dejaba con la mirada vac¨ªa a m¨¢s de uno de sus colaboradores y amigos. Servitudes del periodismo: el reportaje ten¨ªa el sabor amargo de la inmediatez, la urgencia dura de la actualidad, y en eso resid¨ªa su m¨¦rito principal. Fue un trabajo austero como el propio personaje, seg¨²n coincidieron en calificarle varios de sus allegados: con el hilo conductor de una entrevista de I?aki Gabilondo a Juan Luis Cebri¨¢n, la cinta daba entrada a empresarios (Leopoldo Rod¨¦s, C¨¦sar Alierta, Javier God¨®, Francisco P¨¦rez Gonz¨¢lez, su hijo Ignacio), pol¨ªticos (Felipe Gonz¨¢lez, Belisario Betancur, Henrique Cardoso), periodistas (Javier Moreno, Augusto Delkader) y escritores (Carlos Fuentes, Jos¨¦ Saramago). Si hubiera habido que ubicar la versi¨®n escrita del reportaje en este diario, hubiera ido a parar sin duda a una de sus partes duras: internacional, pol¨ªtica o econom¨ªa.
Falt¨® la parte blanda: la pasi¨®n por la ¨®pera, citada por Carlos Fuentes, por el baile, que evoc¨® de pasada Felipe Gonz¨¢lez, o por la buena mesa. Y acaso alg¨²n testimonio tambi¨¦n del pueblo llano. Ensay¨¦moslo aqu¨ª, ya que estamos en zona blanda. En muchas de las declaraciones apareci¨® la palabra dignidad. La primera dignidad de Polanco fue respetar el trabajo de sus empleados. Muchos hemos levantado familias dignas trabajando con ¨¦l y eso es importante recordarlo en un momento en que no siempre la figura del empresario responde a este patr¨®n. Fue, adem¨¢s, un tipo divertido por detr¨¢s de su timidez. Tras la cena de los Premios Ortega y Gasset que conmemoraban el 25? aniversario del diario, cumplidos todos los parabienes oficiales, se junt¨® a un grupo alegre para cantar hasta altas horas de la madrugada. Su gran pi¨¨ce de r¨¦sistance era el aria del cat¨¢logo de Leporello. Por eso fue un acierto despedir el reportaje con el terceto Soave sia il vento de Cos¨¬ fan tutte. Todo buen mozartiano desea escucharlo en el momento de la despedida.
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