Un mes a la luz de las velas
Semanas antes del apag¨®n de Barcelona, los vecinos de un bloque de L'Hospitalet sufrieron un corte de luz de 24 d¨ªas
Estar un d¨ªa sin luz en casa es molesto; dos, empieza a ser irritante y cuando la cosa se alarga hasta el tercero uno est¨¢ que se sube por las paredes. ?Pero puede alguien imaginarse lo que supone vivir casi un mes entero sin luz? "Pues es casi como estar ciego. Te dejas el sueldo en velas y en pilas para la linterna", asegura Antonio Le¨®n con conocimiento de causa. ?l y los casi 100 vecinos que habitan el n¨²mero 12-14 de la calle del Laurel, en el barrio de la Florida de L'Hospitalet, lo han vivido en sus carnes. El 13 de junio, mucho antes de que media Barcelona se pusiera patas arriba tras tres d¨ªas sin luz, los vecinos de este inmueble, entre los que se cuentan varias familias con ni?os, se quedaron sin suministro el¨¦ctrico. Sus electrodom¨¦sticos no volvieron a funcionar hasta el 6 de julio, 23 d¨ªas despu¨¦s. Incre¨ªble, pero cierto.
La historia tiene su miga y resulta de un c¨²mulo de circunstancias: una fuga de agua en el 2? 4? que afecta a una parte de la instalaci¨®n el¨¦ctrica; un empleado de Fecsa que aplica el protocolo sin miramientos y unos vecinos que, v¨ªctimas del miedo y del desconocimiento, se resignan ante la fatalidad. Porque cuando se es anciano o inmigrante, como buena parte de las personas que habitan el inmueble, y se han pasado mil penalidades para llegar hasta aqu¨ª huyendo de un lugar donde la luz es un lujo, pasar casi un mes sin ella tampoco debe de resultar tan tr¨¢gico. El traj¨ªn y el dinero que cuesta recuperarla lo es mucho m¨¢s. "Todo se prolong¨® porque para reparar la instalaci¨®n tuvimos que poner 500 euros cada vecino y a la gente le cuesta rascarse el bolsillo", se?ala Emilio Rubio, presidente de la escalera.
Pero, al parecer, nada de todo eso se le pas¨® por la cabeza al empleado de Fecsa que,
alertado por los Bomberos y los Mossos d'Esquadra, acudi¨® el 13 de junio a ver la aver¨ªa. "Lleg¨® hecho una furia y, sin dar opci¨®n a que pudi¨¦semos hacer un apa?o provisional, cort¨® el suministro", coinciden los vecinos. "Los bomberos me dijeron que ¨¦ste no es un procedimiento muy habitual, que en casos as¨ª se suele inutilizar la instalaci¨®n hasta que se seca y, una vez lo est¨¢, si procede, se vuelve a dar la luz", se?ala David Carrasco, un joven vecino del inmueble que, tras solicitar un informe de lo ocurrido a los bomberos -tardan unas tres semanas en redactarlo- puso el caso en conocimiento de la Oficina Municipal de Informaci¨®n al Consumidor (OMIC). "Puesto que el origen de la aver¨ªa era una fuga de agua de la propia comunidad, se sigui¨® la normativa existente, que nos obliga a dar prioridad a la seguridad de los vecinos, de los trabajadores y de los bienes inmuebles. Cuando no hay amenaza, se restablece el suministro.", replica Fecsa, tras confirmar que el bloque permaneci¨® sin suministro el¨¦ctrico esos 24 d¨ªas. "Adem¨¢s, en este caso, nos consta que, en al menos dos ocasiones, un empleado pas¨® para reconectar, pero como la aver¨ªa persist¨ªa, no se pudo", a?ade la compa?¨ªa. "Por tel¨¦fono, fue imposible hablar con alguien de Fecsa y cuando fui a la oficina de L'Hospitalet me dijeron que no sab¨ªan nada", asegura el presidente del bloque, que ha puesto el caso en manos de un abogado.
As¨ª, durante esas tres semanas, mientras buscaban el dinero y un electricista para efectuar la reparaci¨®n, los vecinos se las apa?aron como pudieron. "Se me estrope¨® todo lo que ten¨ªa en la nevera y me pas¨¦ el mes a base de bocadillos; s¨®lo pod¨ªa comprar para el d¨ªa y aun as¨ª se me echaba a perder", cuenta Antonio Le¨®n, que tir¨® de la vieja radio y de su peque?a televisi¨®n a pilas para estar al d¨ªa. "La apagaba en los anuncios y la volv¨ªa a conectar para gastar menos pilas", a?ade, mientras muestra su arsenal. "Pero lo peor era lavar la ropa, de rodillas en la ba?era, a la luz de las velas; parec¨ªa un nazareno". "A las diez, me met¨ªa en cama: sin tele, mi mujer y yo s¨®lo ech¨¢bamos dicharachos a los de la luz", apunta Emilio Rubio. "Es el mes que m¨¢s he dormido en a?os", asegura David Carrasco, que, como otros vecinos cuyos familiares viven cerca, opt¨® por abusar de su generosidad. "Iba a comer y a lavar la ropa a casa de mis padres, pero lo que m¨¢s ech¨¦ en falta fue mi ordenador", concluye este inform¨¢tico.
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