?Elvis vive!
La actuaci¨®n conjunta de Costello y el pianista Allen Toussaint corona la 42? edici¨®n del Heineken Jazzaldia
En menos de un mes, Declan Patrick MacManus cumplir¨¢ 53 a?os. El dato no tendr¨ªa importancia si el poseedor de ese nombre, que decidi¨® cambiar en homenaje al rey del rock, no fuera otro que Elvis Costello, un hombre que por su pinta podr¨ªa regentar una charcuter¨ªa, pero que el pasado domingo ofreci¨® en San Sebasti¨¢n un cierre al Jazzaldia entre lo conmovedor y la fuerza ¨¦pica de los m¨²sicos de raza.
Costello lleg¨® acompa?ado por el pianista estadounidense Allen Toussaint, con quien desde 2006 mantiene un pacto en forma de disco titulado The river in reverse, firmado tras una serie de conciertos a beneficio de los damnificados por el hurac¨¢n Katrina en Nueva Orleans. Costello aport¨® a sus chicos de The Imposters, mientras que Toussaint (Luisiana, 1938) invit¨® a su cuarteto de viento, The Crescent City Horns. Y juntos lograron hacer hervir en la plaza de la Trinidad a un p¨²blico de varias generaciones que sigui¨® los gui?os de los m¨²sicos en todo momento.
El m¨²sico llev¨® al p¨²blico congregado a mover los pies como si aquello fuera el carnaval de Nueva Orleans
Sali¨® Costello con un impecable traje gris marengo y una camisa a cuadros de color malva, unas gafas de sol que impidieron observar su mirada durante todo el concierto y armado con una guitarra Fender Telecaster de la que salieron rifs y ecos de soul y rythm and blues.
Temas como Chelsie, Wonder woman o Internacional echo sirvieron para demostrar que, pese a la calidad de d¨²o, la colaboraci¨®n entre Toussaint y Costello parece m¨¢s una ampliaci¨®n de la banda del brit¨¢nico nacido en Liverpool. Pese a que Elvis tambi¨¦n es generoso y le hizo coros al m¨²sico americano cuando cant¨® apenas dos temas propios.
Costello brome¨® a mitad del concierto: "De las m¨¢s de setecientas y media canciones que tengo y que son grandes ¨¦xitos no s¨¦ muy bien c¨®mo elegir". Pero, ?vaya si supo! Armado con la guitarra el¨¦ctrica o con una Gibson ac¨²stica en la que ten¨ªa pegado una especie de billete de d¨®lar donde pod¨ªa leerse la palabra Elvis, llev¨® al p¨²blico a mover los pies como si aquello fuera el carnaval de Nueva Orleans. Pero tambi¨¦n se adivinaron l¨¢grimas entre los m¨¢s sensibles cuando atac¨® los compases de Alison. Como postre, y para dejar caldeada la plaza de la Trinidad y con ganas de que pase el a?o que queda para la pr¨®xima edici¨®n, don¨® Sharpert Thorn.
Tal vez en 2008 los organizadores, que con buen criterio han programado a grupos que poco tienen que ver con el jazz, se inventen una secci¨®n Zabaltegi donde entren grandes nombres sin necesidad de justificaciones extra?as.
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