Negreira y A Coru?a ya miran a la Meca
A las cinco mezquitas instaladas en bajos de edificios que hasta ahora se contaban en Galicia, las comunidades musulmanas de las dos localidades acaban de sumar un par de templos m¨¢s
Entre los negreireses de toda la vida todav¨ªa no ha corrido la noticia. Salvo en el Ayuntamiento, pocos saben que sus vecinos musulmanes, despu¨¦s de casi 20 a?os de convivencia, han conseguido organizarse, fijar unas cuotas mensuales y pagar religiosamente el alquiler de un enorme bajo l¨®brego, un garaje a medio hacer, sin enlucir, situado en la desangelada avenida das Bra?as, ya casi fuera del n¨²cleo urbano. Los musulmanes de Negreira, casi 200, todos llegados en diferentes mareas desde su ciudad de origen, Casablanca, y casi todos familiares o, al menos, conocidos desde que viv¨ªan en su pa¨ªs, llevaban a?os rezando en la intimidad de sus dormitorios y "la religi¨®n empezaba a perderse".
En mayo, Fathallah encontr¨® un local cuyo fondo miraba de lleno hacia la Meca
Los musulmanes consideran que Arteixo es "la capital" del Islam en Galicia
Esto lo dice Said Fathallah, presidente de la Comunidad Musulmana de Negreira, que en menos de un a?o revitaliz¨® el Islam en esta poblaci¨®n de 6.500 habitantes y en toda la comarca de A Barcala. Primero, consigui¨® "autorizaci¨®n verbal" del anterior alcalde del PP, que le dijo que, trat¨¢ndose de unos cultos religiosos, no le hac¨ªa falta una licencia municipal de actividades. Despu¨¦s, logr¨® adem¨¢s que le prestasen un aula en el antiguo colegio para dar clases de religi¨®n y cultura isl¨¢mica, tres d¨ªas a la semana, a los ni?os de la comunidad.
"Unos nacieron aqu¨ª, otros llegaron cuando no ten¨ªan m¨¢s que dos a?os. Y no sab¨ªan casi nada de sus or¨ªgenes. Hablaban mucho mejor el gallego que el ¨¢rabe, y de nuestro alfabeto no ten¨ªan ni idea", relata Mohamed Eghazali, otro miembro de la comunidad, primo de Said Fathallah, que lleg¨® a Negreira hace 12 a?os. En marzo, los m¨¢s j¨®venes empezaron a asistir a estas clases. No todos evolucionan de la misma manera, pero algunos, en este tiempo, "ya se han aprendido todas las letras" y "s¨®lo se les atranca la pronunciaci¨®n de cinco o seis sonidos".
Y en mayo, cuando ya llevaba dos meses adoctrinando a los chicos, Fathallah encontr¨® un local cuyo fondo miraba de lleno hacia la Meca. Le pusieron el alquiler a 400 euros, y el bajo no ten¨ªa absolutamente nada. "Los inmigrantes terminamos concentr¨¢ndonos en este pueblo porque no pod¨ªamos pagar las rentas de Santiago, pero ahora, aqu¨ª, los precios tambi¨¦n andan disparados", protesta el l¨ªder de los marroqu¨ªes de Negreira venidos desde Casablanca. Sin embargo, el grupo termin¨® cerrando el contrato con el casero y en pocos d¨ªas dej¨® aquel bajo pelado listo para la oraci¨®n. Bast¨® para ello con las alfombras que todos aportaron, unas cuantas telas de franjas verdiblancas (el verde es el color del Islam) y otras tantas decoradas con medias lunas, arcos ¨¢rabes y minaretes.
Ahora, y aunque desde hace a?os existe una mezquita en la compostelana avenida de Lugo, "muchos de los musulmanes de Santiago, y los de algunas otras poblaciones, como tres familias que viven en A Ba?a o un hostelero de Bertamir¨¢ns" van a rezar a la reci¨¦n bendecida mezquita de Negreira. "Incluso muchos musulmanes de toda Galicia que viven", como todos ellos, "de la venta ambulante", cuando van camino de "la feria de Muros", hacen un alto en la avenida de As Bra?as. All¨ª aprovechan para cumplir con alguno de los cinco rezos diarios en compa?¨ªa de otros "hermanos en la fe". Porque esta mezquita ofrece una novedad en el centro del mapa: abre a diario, no como la de Santiago, que ¨²nicamente tiene actividad los viernes.
De hecho, como el garaje reconvertido en templo es grande, y como las comunidades musulmanas de toda Galicia est¨¢n "comunicadas", a veces, en fin de semana, "se vienen grupos de otros pueblos a pasar aqu¨ª dos d¨ªas", pero s¨®lo, se apresura a advertir Fathallah, "para rezar y hablar de religi¨®n".
Y si esto fuese poco, los musulmanes de Negreira han conseguido algo que todav¨ªa no han logrado los de otras mezquitas: tienen un im¨¢n "que viene desde Sada" los viernes para dirigir los oficios. Este im¨¢n es, en realidad, el gu¨ªa religioso de los creyentes isl¨¢micos de Arteixo, un colectivo m¨¢s peque?o (un centenar de fieles) que el de Negreira, tambi¨¦n mayoritariamente marroqu¨ª, pero mucho m¨¢s implantado, hasta el punto de que los musulmanes consideran que esta localidad vecina de A Coru?a es "la capital" del Islam en Galicia.
Este cl¨¦rigo se hace llamar Khalifa (en Arteixo, los l¨ªderes musulmanes suelen prescindir del apellido para ganar en cercan¨ªa) y procede, como todos los marroqu¨ªes arteix¨¢ns, de Beni Mellal, una ciudad del centro de reino alauita.
Hasta hace unos meses, Khalifa ten¨ªa un compa?ero con el que se repart¨ªa el compromiso, y el esfuerzo, de atender a las otras comunidades isl¨¢micas de la provincia. Pero Mohamed, el otro im¨¢n de Arteixo, el m¨¢s veterano, muri¨® a principios de julio. A su despedida asistieron representantes de todas las comunidades isl¨¢micas de Galicia. Mohamed llevaba toda su vida espa?ola pagando una p¨®liza para asegurarse la repatriaci¨®n cuando le llegase la muerte. El urgente camino de vuelta del cad¨¢ver, en esos d¨ªas en que arrancaba la operaci¨®n Paso del Estrecho, cost¨® 6.000 euros.
A estas comunidades musulmanas con mezquita, la de Negreira, la de Santiago y la de Arteixo, hay que sumar la de A Coru?a, que se estrenar¨¢, probablemente a finales de verano, en la Avenida de Finisterre, y las ya fundadas de Xinzo de Limia, Ourense, Tui y Paredes (Vilaboa).
En este municipio, en el que viven 157 musulmanes, la Comunidad Marroqu¨ª de Pontevedra termin¨® renunciando en marzo a levantar un aut¨¦ntico templo, fuera de los pisos y bajos de inmuebles en los que, hasta el momento, se han acostumbrado los isl¨¢micos gallegos a marcar la direcci¨®n de la ciudad de Mahoma.
Ahora, tras la pol¨¦mica surgida entre los musulmanes, el vecindario y el gobierno municipal, los inmigrantes siguen ocupando un peque?o local para sus oraciones, pero su presidente, Mustapha El Abboubi, asegura que no renuncian a buscar otro ayuntamiento cercano que les permita edificar: "Redondela, Cesantes o Mos".
La Guardia Mora oraba en Guitiriz
De todas las mezquitas que hay en Galicia, s¨®lo una se hizo para tal fin, en una edificaci¨®n aislada, muy peque?a, eso s¨ª, pero inspirada en el arte ¨¢rabe. El templo data de la Guerra Civil, y fue construido por orden del General¨ªsimo para alivio espiritual de los musulmanes que integraban los batallones de Regulares y que se convirtieron en su Guardia Mora.
Algunos de los guerreros tra¨ªdos desde el protectorado marroqu¨ª fueron destinados a Guitiriz, donde se encargaban de custodiar el hospital de campa?a en el que se transform¨® el balneario hasta 1939. El edificio sigue en pie, ahora restaurado por la cadena hotelera que compr¨® y relanz¨®, con el se?uelo del golf, la casa de aguas de San Juan de Lagostelle de 1912.
Adem¨¢s de esta construcci¨®n, en Galicia quedan otros vestigios del paso de los soldados musulmanes de Franco. Por ejemplo, el tambi¨¦n hace poco restaurado Cementerio Moro de A Coru?a, hoy rebautizado como Casa de las Palabras por el ex alcalde Francisco V¨¢zquez.
Desde que comenz¨® la contienda civil, A Coru?a fue una plaza fuerte, de apoyo log¨ªstico, para el frente Norte. En 1937, en un acantilado frente al mar, junto al ventoso Campo da Rata donde se llevaban a cabo los fusilamientos, se construy¨® este cementerio, que dio sepultura a los soldados magreb¨ªes ca¨ªdos.
Y all¨ª siguieron enterrados los cuerpos de estos militares musulmanes hasta que, 15 a?os m¨¢s tarde, fueron exhumados y trasladados al camposanto pr¨®ximo de San Amaro. Despu¨¦s de 1956, cuando Marruecos logr¨® su independencia, algunos de los restos fueron devueltos a su pa¨ªs.
En la actualidad, la idea de la repatriaci¨®n al precio de 6.000 euros ya no se le pasa por la cabeza a casi ning¨²n musulm¨¢n inmigrante, sea de la nacionalidad que sea.
Por esta raz¨®n, la mayor parte de los magreb¨ªes que han hecho de Galicia el gran bazar de su venta ambulante -no se dedican, como en otras comunidades, a la agricultura o alguna industria concreta y se han agrupado en municipios pr¨®ximos a las ciudades, con alquileres m¨¢s accesibles- prefieren hacerse a la idea de que, cumplidos sus d¨ªas, van a ser enterrados en alg¨²n cementerio municipal de los que aqu¨ª hay.
S¨®lo los vecinos musulmanes de Negreira y Santiago, patroneados en este proyecto por un par de m¨¦dicos de sus comunidades, tambi¨¦n de origen marroqu¨ª, se han planteado la posibilidad de comprar un terreno cercano a Compostela y pedir licencia para construir un cementerio isl¨¢mico. "Por ahora no es m¨¢s que un sue?o", asegura Said Fathallah, "una idea de dos de los nuestros, con mejor econom¨ªa que los dem¨¢s. Pero seguro que vamos a intentarlo... Aunque la venta ambulante vaya tan floja ¨²ltimamente".
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