Sarkozy planta cara a los sindicatos franceses
El Parlamento se dispone a aprobar una estricta ley de servicios m¨ªnimos para regular las huelgas
"?Hay que acabar con la impotencia de los poderes p¨²blicos!", clamaba el candidato Nicolas Sarkozy. "Lo que he prometido, lo hago", asegura ahora el presidente de Francia. Y si el pasado mes de abril garantizaba que "los transportes p¨²blicos funcionar¨¢n tres horas para poder ir al trabajo y tres horas para regresar de ¨¦l [pues] es inaceptable que los franceses sirvan de rehenes durante las huelgas", ahora la Asamblea Nacional se dispone a aprobar -ma?ana, 2 de agosto- una ley llamada de "servicios m¨ªnimos" que, en realidad, se denomina "ley sobre el di¨¢logo social y la continuidad del servicio p¨²blico en los transportes p¨²blicos terrestres". Los sindicatos franceses lanzaron ayer una jornada de movilizaciones y anunciaron un "oto?o caliente".
El presidente anuncia que el paciente pagar¨¢ 0,50 euros por visita al m¨¦dico y por receta
Entre 1.000 y 2.000 mil sindicalistas se concentraron ayer ante la sede de la Asamblea Nacional en Par¨ªs; unos 300, ante las prefecturas (delegaciones del Gobierno) de Toulouse y Lille, y unos 500 en la de Marsella... La jornada de lucha contra la ley que pretende instaurar "servicios m¨ªnimos" en los transportes p¨²blicos franceses -una medida que ya existe en las instalaciones nucleares y en hospitales p¨²blicos- tuvo escaso ¨¦xito.
"Ten¨ªamos que mostrar nuestra desaprobaci¨®n", dijo el portavoz del sindicato Fuerza Obrera, al tiempo que admit¨ªa que "no resulta f¨¢cil movilizar en un 31 de julio". Para el l¨ªder de la central CGT, Bernard Thibault, "ya comienzan a sumarse los motivos de descontento, y el verano no arreglar¨¢ nada. Es evidente que en oto?o habr¨¢ conflictos".
A los representantes de los transportes p¨²blicos tambi¨¦n se sumaron ayer los delegados del sindicato de periodistas -inquietos por los proyectos que comienzan a filtrarse sobre el futuro de la televisi¨®n y la radio p¨²blicas- y l¨ªderes sindicales de la ense?anza: los profesores indignados desde que el primer ministro, Fran?ois Fillon, anunciara que los "servicios m¨ªnimos" tambi¨¦n deber¨ªan aplicarse a los educadores.
Al renunciar a organizar ayer desfiles multitudinarios -puede que fuera de sus posibilidades reales de movilizaci¨®n en estas fechas- los sindicatos se limitan por ahora a quejarse en p¨²blico y en voz alta por una reforma cuyo alcance es todav¨ªa impreciso y, en cualquier caso, no instaura realmente "unos servicios m¨ªnimos".
Las concentraciones sindicales han sido un simple gesto para la galer¨ªa, pero pueden radicalizarse en oto?o, cuando, tal y como augura Thibault, se "sumen" las razones de descontento, entre ellas, no cubrir todos los puestos de funcionarios que se jubilan.
La diferencia entre lo prometido y lo votado es hija de la voluntad de confusi¨®n de Sarkozy. Su idea de imponer unas horas m¨ªnimas de funcionamiento, acompa?ada de la presencia en el puesto de trabajo de los funcionarios correspondientes, ha sido abandonada por otra alternativa: ahora cada trabajador del sector del transporte p¨²blico tendr¨¢ que comunicar a su empresa, con una antelaci¨®n de dos d¨ªas, su voluntad de hacer huelga. O de no hacerla, claro. Y si la huelga dura m¨¢s de una semana, entonces ser¨¢ obligatorio ratificar la continuidad de los paros mediante voto secreto. Por ¨²ltimo, los diputados de la mayor¨ªa conservadora quieren que quede radicalmente prohibido el abono de los d¨ªas de huelga.
Para los sindicatos, el preaviso de 48 horas para participar o no en una huelga es visto como una forma ilegal de control de la actividad de los trabajadores. Los partidos de izquierda ya han anunciado que recurrir¨¢n la ley ante el Consejo Constitucional.
La nueva ley, sin embargo, no garantiza la existencia de los servicios m¨ªnimos. Por ejemplo, si el 50% de los trabajadores de los ferrocarriles o del metro de Par¨ªs, decide ir a la huelga, no habr¨¢ manera de asegurar a los viajeros que los servicios para ir al trabajo. De entrada, porque muchas l¨ªneas necesitan de la presencia del 90% de su plantilla para funcionar. Adem¨¢s, nada lleva a pensar que el 50% de los huelguistas se distribuir¨¢ uniformemente entre todos los sectores.
Para la derecha, el problema real es el fantasma de las huelgas del oto?o de 1995 que derribaron el Gobierno de Alain Jupp¨¦ y llevaron a los socialistas al poder en 1997. Entonces, durante un mes, ferroviarios y trabajadores del metro y autobuses de la capital paralizaron la econom¨ªa.
Desde 1995, la situaci¨®n ha cambiado de manera sustancial. En 2006, s¨®lo se perdieron un 0,13% de horas laborales en los ferrocarriles estatales SNCF a causa de huelgas. Los mecanismos de prevenci¨®n de conflictos parecen funcionar mejor ahora, y los sindicatos saben que el 70% de los ciudadanos es favorable al establecimiento de "servicios m¨ªnimos".
El presidente franc¨¦s dej¨® tambi¨¦n ayer clara su intenci¨®n de cumplir cuanto antes otra controvertida promesa electoral, que en este caso supondr¨ªa una revoluci¨®n. En Dax, al suroeste del pa¨ªs, Sarkozy anunci¨® el fin de la gratuidad total de la sanidad p¨²blica.
Con el objetivo, subray¨® Sarkozy, de crear un fondo para la investigaci¨®n del Alzheimer, el c¨¢ncer y otras enfermedades, todos los pacientes deber¨¢n pagar 50 c¨¦ntimos cada vez que visiten un m¨¦dico de la sanidad p¨²blica, otros 50 c¨¦ntimos cuando se les prescriba un medicamento y dos euros cuando utilicen transporte m¨¦dico, como por ejemplo una ambulancia. Si prosperan los planes del presidente, las familias pobres quedar¨¢n exentas del pago y se fijar¨ªa un tope de 50 euros por persona y a?o.
UNA LEY POL?MICA
La norma estipula que el transporte p¨²blico funcione, si hay huelga, tres horas por la ma?ana y otras tres por la tarde
Cada trabajador del sector del transporte deber¨¢ comunicar su voluntad de parar con
dos d¨ªas de antelaci¨®n
Si el paro dura m¨¢s
de una semana, ser¨¢ obligatorio ratificar la continuidad de los paros mediante voto secreto
El primer ministro, Fran?ois Fillon, pretende que la ley tambi¨¦n se aplique a los educadores de escuelas e institutos
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