Viaje con los Ram¨ªrez
Aunque verano y viajes hayan venido a ser rutas casi paralelas, las vacaciones pueden abrirnos tambi¨¦n otros caminos que se bifurcan de los trillados recorridos tur¨ªsticos. Son viajes sin salir de la ciudad, a trav¨¦s del tiempo y la memoria. Viajar, nos dice pesimista Claudio Magris, es "una guerrilla abocada a perder contra el olvido". En cualquier caso, una ofensiva de la memoria.
Un magn¨ªfico campo para esa batalla contra el olvido es el Muvim (Museu Valenci¨¤ de la Il¡¤lustraci¨® i de la Modernitat, C/ Quevedo, 10), donde Rom¨¢n de la Calle y Carlos P¨¦rez han programado para este verano cuatro sugerentes exposiciones, entre las que me permito singularizar la que lleva por t¨ªtulo Im¨¢genes para una renovaci¨®n, Pablo Ram¨ªrez y el libro ilustrado en los a?os 50 y 60. Se trata de un amplio recorrido por la obra del ilustrador Pablo Ram¨ªrez (Linares, 1926-Ja¨¦n, 1966) que, como explican los organizadores, "pretende resaltar el valor y la importancia de una actividad como la ilustraci¨®n de libros, injustamente relegada, que tuvo un peso espec¨ªfico muy relevante en la modernizaci¨®n de las costumbres mediante la transmisi¨®n de nuevas formas y estilos de vida en la Espa?a de los a?os 50 y 60". Lo cual, a pesar de ser rigurosamente cierto, no refleja en absoluto las emociones que provoca la exposici¨®n a cualquier lector que haya sido padre, joven o ni?o entre los a?os cincuenta y setenta, periodo en el que las im¨¢genes de Pablo Ram¨ªrez ilustraron buena parte de la producci¨®n editorial barcelonesa (Juventud, Molino, Roma, Cid, Tim¨²n M¨¢s...) en aquella ¨¦poca epicentro de una renovada industria editorial espa?ola. Pablo Ram¨ªrez escribi¨® cuentos para ni?os e ilustr¨® a autores como Enid Blyton, Malcolm Saville, Richmal Crompton, Karmen Kurtz, Emilio Salgari, Karl May, Zane Grey, Agatha Christie, John Dickson Carr o Erle Stanley Gardner. De forma que nuestra imagen de Guillermo Brown o de H¨¦rcules Poirot siempre estar¨¢ conformada por los dibujos de este ilustrador cuya obra pone hoy en valor esta exposici¨®n. Pero ese vertiginoso viaje a nuestro pasado, a nuestra memoria de lectores, puede ser a¨²n m¨¢s profundo en el tiempo, porque Pablo Ram¨ªrez ilustr¨® nuestro primeros cuentos Cenicienta, La bella durmiente, Los tres cerditos, Hansel y Gretel, o El gato con botas. Fueron ediciones de referencia, que, curiosamente, muchas se publicaron tambi¨¦n en ingl¨¦s, franc¨¦s y alem¨¢n.
Dec¨ªa Marcel Proust que la realidad no se forma m¨¢s que en la memoria y esta exposici¨®n apela a la memoria y nos traslada a otra realidad. En mi caso, a las tardes de verano en las que mi t¨ªo Amadeo se sumerg¨ªa en los casos de Perry Mason; o a los libros compartidos con mi hermano Bernardo, como sus Cuentos de hadas chinos, que veo ahora en una vitrina en la que no encuentro el m¨ªo de Cuentos y leyendas rusas, regalos de un exc¨¦ntrico amigo de mi padre; y tambi¨¦n, a la congoja hasta las l¨¢grimas de la primera lectura del Patito feo, acodado junto a mi madre en la mesa camilla.
La muestra es obra de Pablo Ram¨ªrez P¨¦rez, catedr¨¢tico de Historia del Arte de la Facultad de Bellas Artes de Valencia, con una prestigiosa trayectoria como comisario de exposiciones e hijo del ilustrador, que muri¨® cuando ¨¦l apenas ten¨ªa doce a?os. El cat¨¢logo recoge textos del propio Pablo Ram¨ªrez, de Rom¨¢n de la Calle, de Miguel Calatayud, de Carlos P¨¦rez, de Pablo Ram¨ªrez P¨¦rez y de Eulalia Adelantado. Excelentes reproducciones y facs¨ªmiles digitalizados, que el visitante puede hojear, refuerzan el montaje de una exposici¨®n rigurosa. Pero, adem¨¢s de los valores estrictamente museogr¨¢ficos, el cat¨¢logo tiene el plus de mostrar los sentimientos que fluyen en un contenido pero emocionante texto, en el cual el hijo reconstruye la figura del padre y nos transmite todo lo que el olor del gouache (su particular magdalena proustsiana) es capaz de evocarle.
Al leer ese texto es dif¨ªcil no acordarse del Ep¨ªlogo a El hacedor de Jorge Luis Borges. "Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los a?os puebla un espacio con im¨¢genes de provincias, de reinos, de monta?as, de bah¨ªas, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de l¨ªneas traza la imagen de su cara".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.