Los sun¨ªes rompen el Gobierno de Irak
La salida de un socio clave en medio de una oleada de violencia complica los planes de Bush
Irak se hunde m¨¢s en el pozo que nunca, pero no s¨®lo por la violencia y la pobreza. Los muertos siguen acumul¨¢ndose -ayer hubo otros 74 en varios atentados en Bagdad- y la miseria avanza, pero lo que hizo que la jornada de ayer fuera especialmente negra es la pol¨ªtica: el principal bloque sun¨ª anunci¨® que se marcha del Gobierno, ya en precario tras la ruptura con los radicales chi¨ªes que comanda M¨²qtada al S¨¢der. Es un duro golpe para el intento de hacer remar en la misma direcci¨®n a las principales comunidades y su efecto es incluso m¨¢s devastador para los planes de George W. Bush que una bomba. Adem¨¢s, el Parlamento se ha ido de vacaciones sin aprobar las leyes que EE UU juzgaba claves para intentar demostrar que el pa¨ªs mejora.
La Casa Blanca ha prometido revisar en septiembre su pol¨ªtica en Irak en funci¨®n de los resultados conseguidos. Y pese a que los mandos militares aseguran que hay progresos en seguridad, aunque las cifras siguen siendo atroces, se han encendido todas las alarmas por la evoluci¨®n de la pol¨ªtica. En Washington todos coinciden en que s¨®lo los progresos en este campo, entre ellos la mejora de la confianza entre chi¨ªes, sun¨ªes y kurdos, pueden llevar a una paz con bases s¨®lidas. Y en ese terreno no s¨®lo no se avanza, sino que se retrocede.
Tariq Hashimi, vicepresidente iraqu¨ª, anunci¨® ayer, en representaci¨®n del bloque sun¨ª, que se le ha agotado la paciencia y que ¨¦l y los otros cinco ministros de su coalici¨®n dejan el Ejecutivo dirigido por el chi¨ª Nuri al Maliki. Con 44 de los 275 diputados del Parlamento, su pase a la oposici¨®n tiene una importancia num¨¦rica relativa -el bloque gubernamental conserva la mayor¨ªa-, pero desde el punto de vista simb¨®lico es devastador. Los sun¨ªes, que son el principal granero de la insurgencia, ponen en tela de juicio todo el proceso de integraci¨®n tejido con grandes dificultades durante los ¨²ltimos meses.
La coalici¨®n sun¨ª abandona airada el Gobierno tras cumplirse el ultim¨¢tum que plante¨® hace una semana. Los sun¨ªes exig¨ªan una participaci¨®n mayor en asuntos de seguridad y, sobre todo, m¨¢s control sobre las milicias chi¨ªes.
La decisi¨®n supone la peor noticia en el peor momento para EE UU, que justifica una mayor presencia de sus tropas por el apoyo a los supuestos progresos hacia la estabilidad pol¨ªtica del pa¨ªs. Lo dej¨® claro incluso Michael Mullen, el hombre propuesto por Bush como m¨¢ximo consejero militar. El martes, en el Senado, Mullen sugiri¨® que todo el esfuerzo en Irak podr¨ªa fracasar si los l¨ªderes pol¨ªticos no superan las divisiones sectarias. Y lament¨® que el Gobierno de Al Maliki no est¨¦ dando pasos para avanzar hacia la reconciliaci¨®n.
"La seguridad es mejor"
Mullen asegur¨® que, pese a los atentados diarios, hay progresos en la situaci¨®n militar. "La seguridad es mejor. No es fenomenal, pero mejor", dijo, sum¨¢ndose a la opini¨®n del vicepresidente, Dick Cheney, quien recalc¨® que las mejoras son "significativas". Esta opini¨®n es compartida por expertos en cuestiones militares y Oriente Pr¨®ximo, como Michael O'Hanlon, de Brookings Institution, que ayer publicaba un art¨ªculo en el que afirma que "finalmente se est¨¢ haciendo algo en Irak, al menos en t¨¦rminos militares".
El recuento diario de bajas hace sin embargo dif¨ªcil que este mensaje optimista cale. Ayer mismo, las cifras fueron tan malas como de costumbre, o incluso peores: 74 personas fallecieron en varios atentados en Bagdad. El peor cost¨® la vida a 50 personas cuando un terrorista suicida hizo chocar su veh¨ªculo cargado de explosivos en una gasolinera.
Pese a ello, el an¨¢lisis optimista sobre la seguridad lo apoya Kenneth Pollack, el otro analista de Brookings Institution reci¨¦n llegado del pa¨ªs ¨¢rabe. Los dos consideran que aunque lo visto hasta ahora no es suficiente para cantar victoria, puede ser el germen de una estabilidad futura en la que puedan vivir los iraqu¨ªes. "Por el momento, las cosas parecen mucho mejor que antes", afirman en The New York Times. Parte de este cambio, precisan, se debe a que cada vez hay m¨¢s iraqu¨ªes que se oponen a las acciones de Al Qaeda.
La artiller¨ªa pesada llega cuando asoman las mismas conclusiones que tanto nerviosismo crean a la Administraci¨®n de Bush: el gran problema est¨¢ en el frente pol¨ªtico, porque los analistas subrayan que ahora es cuando se necesita que los l¨ªderes iraqu¨ªes "den pasos hacia la reconciliaci¨®n en lugar de maniobrar unos contra otros". Mullen dijo lo mismo con distintas palabras en el Senado: pidi¨® que EE UU presione para que sun¨ªes, chi¨ªes y kurdos logren un acuerdo pol¨ªtico. De lo contrario, advirti¨®, ser¨¢ necesario un "replanteamiento estrat¨¦gico".
La marcha de los sun¨ªes del Gobierno tendr¨¢ en la pr¨¢ctica poca repercusi¨®n en el Parlamento, por la raz¨®n de que la instituci¨®n est¨¢ ya de hecho paralizada. Para desesperaci¨®n de EE UU, la C¨¢mara se ha ido de vacaciones sin aprobar ninguna de las leyes que el Congreso estadounidense hab¨ªa considerado claves para medir el progreso en Irak con la vista puesta en el debate que abordar¨¢ en septiembre la estrategia Irak.
Los desacuerdos, el desd¨¦n o ambas cosas hicieron imposible la aprobaci¨®n de la ley que regular¨¢ el petr¨®leo, que en teor¨ªa har¨ªa part¨ªcipes de sus beneficios a las tres comunidades pero que, al mismo tiempo, supondr¨ªa la dominaci¨®n extranjera del sector. Tampoco sali¨® adelante la reforma que pondr¨ªa fin al veto contra los ex militantes del Partido Baaz, de Sadam Husein -sun¨ªes en su mayor¨ªa-, y la ley que regular¨ªa la organizaci¨®n de elecciones provinciales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.