"Los arquitectos son los pol¨ªticos m¨¢s listos"
Cuando Deyan Sudjic (Londres, 1952) se dio cuenta de que jam¨¢s ser¨ªa un gran arquitecto cambi¨® los plazos largos de la construcci¨®n por la inmediatez del periodismo. Cr¨ªtico de arquitectura en The Observer, fund¨® la m¨ªtica revista Blue Print y dirigi¨® la italiana Domus. Hoy es, adem¨¢s, director del Design Museum de Londres, junto a Tower Bridge, en la renovada orilla sur del T¨¢mesis. All¨ª habla de su pol¨¦mico ensayo La arquitectura del poder (Ariel), en el que sostiene que la arquitectura nunca cambia, que siempre tiene que ver con lo mismo: el poder, la gloria, el espect¨¢culo, la memoria, la identidad y las preguntas primordiales.
PREGUNTA. ?La arquitectura tiene que ver hoy con lo mismo que hace 2000 a?os?
"El boom de la construcci¨®n es el agujero negro por el que el mundo est¨¢ desapareciendo"
RESPUESTA. Es cierto que hoy las cosas suceden antes. Hay m¨¢s gente y nos movemos m¨¢s. Pero no es algo novedoso. Tampoco lo es la globalizaci¨®n. La gente siempre se ha movido. Las ciudades son m¨¢s antiguas que los pa¨ªses. Londres existi¨® mucho antes que Inglaterra. Alejandr¨ªa era hace 2000 a?os una ciudad con jud¨ªos, latinos y ¨¢rabes. Y eso, para m¨ª, es la condici¨®n contempor¨¢nea.
P. Usted dice que casi todos los pol¨ªticos terminan por usar a los arquitectos. ?No se da tambi¨¦n el caso contrario?
R. Los arquitectos son los pol¨ªticos m¨¢s listos. Aunque los hay tontos. Todos los pol¨ªticos buscan el efecto Guggenheim. Es un hecho. Pero bueno, uno escribe un libro y exagera para transmitir una idea.
P. ?Ha exagerado mucho?
R. No. Alguien lo describi¨® como una mezcla de cotilleo e investigaci¨®n. La mayor¨ªa de los historiadores de la arquitectura no dan relevancia a ciertos factores contextuales. Mi objetivo no era tanto describir edificios sino explicar qu¨¦ los hace posibles.
P. En su libro menciona a Hitler como inventor del efecto Guggenheim. ?Lo hace con cinismo?
R. No. Me sorprendi¨® leer en el diario de Speer [el arquitecto del Tercer Reich] c¨®mo el ministro de finanzas ped¨ªa en 1934 moderaci¨®n en el gasto y Hitler dec¨ªa que no se le hiciera caso: que llegar¨ªan los americanos y ver¨ªan el proyecto para el nuevo Berl¨ªn. Pero el origen de ese fen¨®meno est¨¢ en las aldeas de la Toscana, que organizaban el turismo religioso en torno a las reliquias de los santos. La idea de crear un sitio aparentemente m¨¢gico se basaba ya en la certeza de que llegar¨ªan los visitantes.
P. Nunca ha habido tanta arquitectura, y tan visible, hecha por tan pocas personas. ?Cu¨¢l es el peligro?
R. Muchos: quien compra una firma y no un proyecto puede acabar adquiriendo una caricatura. El trabajo que se hace con prisas no puede ser bueno.
P. ?Cree que lo que ocurri¨® en el mundo del arte, que los cr¨ªticos deb¨ªan decir lo que estaba bien y lo que no, est¨¢ comenzando a pasar en la arquitectura?
R. Las cosas se ven diferentes cuando sabes qui¨¦n firm¨® el cuadro. Norman Foster tiene un estudio de 900 personas. Zaha Hadid est¨¢ en 250 y eso cambia las cosas. Y supongo que Moneo todav¨ªa trabaja con 25. Es una elecci¨®n. Pero parece que no puedas decir que no. La caravana de arquitectos se ha trasladado de Pek¨ªn a Dubai. Lo siguiente ser¨¢ Kazajist¨¢n. Te preguntas por qu¨¦ la gente dice s¨ª.
P. ?Ser¨ªan m¨¢s felices siendo 25?
R. Ser¨ªa una buena pregunta. Algo cambi¨® cuando desapareci¨® la divisi¨®n entre los arquitectos del c¨ªrculo cultural y los comerciales. Hace 25 a?os, los arquitectos de los que hemos hablado no hubieran construido torres de oficinas en Londres sino bibliotecas, museos y vivienda social para zonas en desarrollo.
P. ?Y cu¨¢l es el precio por construir tanto?
R . Foster, cuando era algo m¨¢s joven, firm¨® obras maestras que lo convirtieron en un genio. El Banco de Hong Kong & Shanghai, por ejemplo. Ahora, te asomas a la ventana y ves diez proyectos de Foster. Ninguno es malo. Todos son bastante buenos. Pero ¨¦l, en determinado momento, tuvo que tomar una decisi¨®n: ?Quiero ser bastante bueno o sobresaliente?
P. ?Qu¨¦ ser¨¢ lo siguiente en arquitectura? ?Qu¨¦ viene tras el star system?
R. Nos acercamos a una ¨¦poca de arquitectura austera. Los estudiantes vuelven a valorar el trabajo pegado a la tierra que hicieron los Smithson.
P. Su libro sale ahora en chino, pero censurado, sin el cap¨ªtulo sobre la plaza de Tiananmen.
R. S¨ª, y no sab¨ªa si publicarlo o no.
P. ?Por qu¨¦ accedi¨®?
R. No quiero que me proh¨ªban la entrada en China. Es demasiado interesante lo que est¨¢ sucediendo.
P. ?China es hoy la tierra de las oportunidades o territorio de g¨¢nsteres, el Chicago del siglo XXI?
R. Eso es Mosc¨², donde no tienen inter¨¦s en ning¨²n sistema legal. La mujer del alcalde es una de las mayores constructoras de la ciudad, pero la tragedia es todo lo que est¨¢n destruyendo. Pek¨ªn es otra cosa. Si hoy lanzara una revista de arquitectura lo har¨ªa en Pek¨ªn. Est¨¢ ocurriendo tanto y tan r¨¢pido que estar all¨ª cuatro a?os significa ver cambiar el mundo. La primera vez que fui, hace quince a?os, s¨®lo hab¨ªa camiones con verduras y el aeropuerto era como un refugio. He ido seis veces y cada vez es un sitio diferente. El boom de la construcci¨®n es tambi¨¦n el agujero negro por el que el mundo est¨¢ desapareciendo. Supongo que el partido comunista sabr¨¢ reconocer una situaci¨®n prerrevolucionaria, porque eso es lo que tienen all¨ª.
P. ?Y qu¨¦ es Dubai?
R. Un intento interesante de cambiar la perspectiva del mundo. En Dubai hablan de estar a medio camino entre Bombay y Par¨ªs. Se est¨¢ creando un mundo que tiene tambi¨¦n otros centros. All¨ª ves todo tipo de extravagancias -un salto de esqu¨ª en medio del desierto y cosas as¨ª- y no ves muchos ¨¢rabes, sino indios, iran¨ªes, chinos. Es una cultura h¨ªbrida que aprende de Singapur, la primera ciudad-Estado contempor¨¢nea junto a Hong Kong. Hacen lo mismo que ellos. Primero, fundar una l¨ªnea a¨¦rea. Luego, invertir en guggenheims.
P. "El problema de los rascacielos", escribe usted, "es que no sabemos qu¨¦ pensar de ellos. Y que las torres m¨¢s altas del mundo se construyen ahora en ciudades que no sabr¨ªamos ubicar en el mapa". ?C¨®mo va a cambiar esto el mundo?
R. El cambio puede verse ya en las ciudades europeas. Hace veinte a?os hubiera sido imposible hacer rascacielos en Londres o en Barcelona. La gente se acostumbra a que las ciudades tengan un aspecto y cuesta cambiarlo. Creo que el alcalde de Londres fue a Pek¨ªn y vio que primero hab¨ªan construido el perfil de la ciudad y luego comenzaron a crear puestos de trabajo. E import¨® el modelo.
P. De modo que nos copian y les copiamos la copia.
R. S¨ª. La arquitectura se propaga como la gripe aviar. Un rascacielos es una idea muy b¨¢sica. Tambi¨¦n el Guggenheim. Se levantan esos edificios para mejorar las ciudades, pero el objetivo es que los fabricantes no se vayan a otro sitio.
P. ?Hay alg¨²n peligro en mezclar lo local con lo universal?
R. Una vez le pregunt¨¦ a Enric Miralles por qu¨¦ algunas culturas producen buena arquitectura y otras no. Me respondi¨® que era como las setas en el s¨®tano: pones una y el resto crece solo. Algunas culturas producen una cultura arquitect¨®nica propia. China va camino de hacerlo. Jap¨®n lo hizo hace a?os. Finlandia la tiene. Y Catalu?a. Austria tambi¨¦n pero Alemania no. Los grandes arquitectos ejercen una sombra sobre los dem¨¢s, pero sirven de est¨ªmulo. Piense en lo que Barrag¨¢n hizo por M¨¦xico. Los buenos arquitectos hacen que una cultura lejana pase de la periferia al centro.
P. ?Y qu¨¦ hace a un buen arquitecto y a un buen edificio?
R. La capacidad para entender las cosas de otra manera, trabajo duro, autenticidad. Lo realmente malo en arquitectura es lo que no puede cambiar: viviendas sociales que no admiten variaciones, oficinas que no pueden alterarse. Los almacenes del siglo XIX son hoy magn¨ªficos museos o viviendas. Las ciudades que s¨®lo pueden crecer de una manera son malas. Las que pueden cambiar y adaptarse son las buenas.
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