Siete hermanos y una novia, la danza
Los Vivancos se presentan en la capital con un despliegue de estilos que van desde el flamenco-fusi¨®n al ballet pasando por su virtuosismo con la interpretaci¨®n musical
Energ¨ªa a raudales, cuerpos tallados en el duro bagaje del trabajo esc¨¦nico, estilos ecl¨¦cticos que se atreven a fusionar flamenco con ballet y break-dance callejero. Eso y mucho m¨¢s ofrecen los hermanos Vivancos en su espect¨¢culo, una obra coral que va mucho m¨¢s lejos del divertimento y la demostraci¨®n de virtuosismo gratuito. El espect¨¢culo Los Vivancos, siete hermanos estar¨¢ en el teatro Calder¨®n hasta el 16 de este mes. Despu¨¦s comenzar¨¢n una gira por Italia, Francia y B¨¦lgica. ?Y hay que verlos!
Los Vivancos son siete hermanos de un total de 39 por v¨ªa paterna. Su padre, Pedro Vivancos, que tambi¨¦n bailaba, era m¨²sico y luchador profesional, les inculc¨® desde ni?os a toda su prole la pasi¨®n por las tablas del escenario. "Toc¨¢bamos instrumentos musicales antes de aprender a escribir", dice uno de ellos. Otro hermano, El¨ªas, que hace de portavoz del conjunto, explica: "En realidad la memoria de nuestro padre nos inspira cada vez que creamos algo".
"La memoria de nuestro padre nos inspira cada vez que creamos", dicen
Los Vivancos hicieron una vida itinerante. La gran familia vivi¨® primero en Barcelona, de donde son oriundos. Despu¨¦s se fueron en un largo viaje que no vislumbraba regreso a Amsterdam, Londres, Montreal, Vancouver y Baja California, para establecerse en la Columbia brit¨¢nica (Canad¨¢), donde Vivancos padre funda una academia de artes: Q¨¹anticoh Independent School, un sitio donde adem¨¢s de danza y m¨²sica se ense?aban artes marciales y circo.
El¨ªas toca el violonchelo; Josu¨¢, el saxo y es percusionista; Israel, la flauta; Aar¨®n, el viol¨ªn. Y todos, los siete, bailan como ¨¢ngeles profanos: taconean con precisi¨®n y dominio, saltan y giran como cl¨¢sicos y sus gestos, notablemente el¨¢sticos, hablan de manera manifiesta de esa formaci¨®n plural, un modelado que a¨²na fuerza y ternura.
"Al faltar nuestro padre nos lo tomamos m¨¢s en serio, y as¨ª volvimos al Instituto del Teatro de Barcelona, donde nos graduamos", contin¨²a El¨ªas. "Todas las coreograf¨ªas son nuestras y son el resultado de un trabajo colectivo, as¨ª como los arreglos musicales. Las ideas fluyen y se confrontan, no se generan conflictos por nuestra diversidad estil¨ªstica, sino al contrario, aprovechamos en escena los contrastes naturales que hay entre nosotros".
Vivancos padre puso nombres b¨ªblicos a todos los hijos: "No hay una raz¨®n religiosa en ello, en realidad en casa no ¨¦ramos muy religiosos que digamos, creo que esa idea de mi padre iba m¨¢s por el terreno de lo simb¨®lico, la creatividad que pueden encerrar esos nombres propios", dice El¨ªas, que es el mayor.
La obra que se ve ahora en Madrid tuvo un exitoso preestreno en junio pasado en Jerusal¨¦n y Tel Aviv. Antes hab¨ªan llenado durante un mes el estadio de Bercy (Par¨ªs), con capacidad para 18.000 personas, con su anterior espect¨¢culo. El de ahora est¨¢ m¨¢s cohesionado y es m¨¢s teatral, aunque no falta la exhibici¨®n pura y dura de las dotes individuales, y el protagonismo est¨¢ repartido equitativamente: cada uno de los hermanos tiene su momento, su escena, y hay algunas que cortan el aliento e invitan al aplauso espont¨¢neo. Carism¨¢ticos, apol¨ªneos, con un sentido del ritmo excepcional, los siete artistas se exprimen durante la m¨¢s de hora y media que dura la velada. La sucesi¨®n de n¨²meros se hace fluidamente y con enlaces musicales de gran efecto, altern¨¢ndose los argumentos de humor y de drama, pero impera lo serio, como si estos chicos tuvieran un enorme sentido de la responsabilidad en lo que hacen y como si un poso de la siempre dolorosa experiencia del artista tuviera que ser gritada con el m¨²sculo y a trav¨¦s de la m¨²sica. Ellos hablan del destino de bailar juntos, ponen el ejemplo del salm¨®n que nada r¨ªo arriba, y ¨¦sa es la electricidad peculiar que transmiten, una presencia llena de fuerza, de vibrante sensualidad, de garra.
Los Vivancos, siete hermanos. Teatro Calder¨®n. Hasta el 16 de agosto. Tel. 902 903 772. info@art-calderon.com
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