Pamplona-Ferraz-G¨¦nova

La direcci¨®n del PSOE ha puesto fin al largo rodeo de los socialistas navarros para intentar encabezar un gobierno de coalici¨®n con presencia de los nacionalistas de NaBai. La pol¨ªtica de alianzas de los socialistas se decide en sus ¨®rganos centrales, y en este momento (tras el fracaso del intento de final dialogado de ETA) un pacto con nacionalistas en Navarra podr¨ªa tener un fuerte coste electoral en el conjunto de Espa?a. Los dirigentes del PSOE no estaban dispuestos a ganar el (viejo) reyno al precio de perder su alma: mantener la mayor¨ªa en las legislativas de la pr¨®xima primavera.

Si ¨¦se era el planteamiento de fondo, el desenlace estaba cantado y no ten¨ªa sentido haber llevado tan lejos las negociaciones con NaBai, con el riesgo de reabrir ahora, por frustraci¨®n, las mismas heridas que se quer¨ªan cerrar tras una legislatura muy bronca. Y de provocar una divisi¨®n interna que no exist¨ªa: en el PSN y, si no hay sensatez, entre el PSN y el PSOE.

La aspiraci¨®n de los socialistas navarros a encabezar una alternativa viable habr¨ªa requerido unos mejores resultados electorales. Siendo la tercera fuerza, algunas de sus propuestas han resultado inveros¨ªmiles: que UPN votase la investidura del candidato socialista, el Gobierno de coalici¨®n con NaBai (segunda fuerza) con mayor¨ªa de consejeros independientes elegidos por el PSOE, un gobierno de superconcentraci¨®n presidido por Fernando Puras, etc¨¦tera. La actitud del PSN en la negociaci¨®n ha sido la del jugador de ajedrez que pretende mover a la vez las piezas blancas y las negras.

Su ¨²ltimo movimiento, aprobar por sorpresa una resoluci¨®n en favor de retomar el pacto con NaBai, sabiendo que la direcci¨®n central del PSOE estaba en contra, ha obtenido una respuesta en¨¦rgica de Ferraz. A su vez, UPN (y G¨¦nova) han reaccionado con euforia, olvid¨¢ndose de las condiciones que hace apenas cuatro d¨ªas hab¨ªan planteado para aceptar gobernar en minor¨ªa: o se compromet¨ªan los socialistas a no presentar una moci¨®n de censura durante la legislatura, o renunciaba a presentar un candidato antes del d¨ªa 18, y habr¨ªa nuevas elecciones. La respuesta de Ferraz fue ayer inteligente: no har¨¢n pol¨ªticas desestabilizadoras, pero no suscribir¨¢n ning¨²n acuerdo expreso con UPN y ejercer¨¢n una oposici¨®n responsable.

A cambio de renunciar a provocar una repetici¨®n electoral, Sanz tendr¨¢ por tanto la oportunidad de seguir gobernando gracias a la abstenci¨®n socialista en la investidura; pero tendr¨¢ que hacerlo de forma diferente: evitando la polarizaci¨®n anterior, y tal vez con gente diferente (incluyendo eventualmente a personalidades independientes), si quiere evitar una moci¨®n de censura que reagrupe a una oposici¨®n que ahora ha sido incapaz de concertarse. Pero si Sanz no acierta a gobernar de otra manera, el acuerdo program¨¢tico entre el PSN y NaBai podr¨ªa ser el eje de una futura moci¨®n o de una alternativa m¨¢s madura en las siguientes elecciones.