Liza, de la A a la Z
Ha superado una encefalitis y cuatro divorcios, ha tocado fondo mil veces por culpa del alcohol. Pero siempre acaba por resucitar de sus cenizas. La estrella de 'Cabaret', de 61 a?os, llena de energ¨ªa, vuelve a actuar en Espa?a
Los ojos oscuros y grandes que llenaban la pantalla en Cabaret no han cambiado, aunque en su rostro queda patente que ha intentado atenuar el paso del tiempo. Las pesta?as postizas que luc¨ªa hace 25 a?os en aquella pel¨ªcula de Bob Fosse tambi¨¦n siguen estando milagrosamente ah¨ª. Y el corte de pelo a?os veinte de su personaje, Sally Bowles, no ha variado.
"El alcoholismo es un gen, y, si no os lo cre¨¦is, investigad. Yo tengo el gen, no es culpa m¨ªa. Toda mi familia lo tiene"
Pero la cantante, actriz, bailarina y, sobre todo, estrella del pasado, Liza Minnelli, no es la misma que recibi¨® el Oscar con s¨®lo 26 a?os por protagonizar un musical que pasar¨ªa a la historia y a cuya imagen ha quedado unida desde entonces. Desde entonces ha hecho grandes cosas, como el especial Liza with a Z, su famosa gira con Frank Sinatra y Sammy Davis Junior, y ha grabado decenas de discos, incluido Replacements, una intensa colaboraci¨®n con el grupo de dance Pet Shop Boys a finales de los ochenta. Pero esta estrella del show business, cuya energ¨ªa, porte y correcci¨®n sin duda pertenecen a otra era, ha tocado fondo tantas veces por culpa del alcohol que parece casi un milagro que a sus 61 a?os, tras haber superado una encefalitis que casi la mata y un cuarto y estrepitoso divorcio, resucite de sus propias cenizas y se prepare para venir a Espa?a, pa¨ªs que visit¨® hace ya dos d¨¦cadas.
Actuar¨¢ el d¨ªa 8 en Marbella, el 10 en Cap Roig, el 12 en Madrid y el 15 en Santander y promete dar un espect¨¢culo ¨²nico, del que dice estar orgullosa. "Es muy raro que yo diga algo as¨ª, pero es cierto, es lo m¨¢s duro que he hecho en mucho tiempo. Me han reemplazado las dos caderas, la rodilla y aun as¨ª no paro de moverme, porque, como dice mi profesor de baile que tiene 82 a?os, no te puedes parar porque si no, te empieza a doler todo". Minnelli subraya muchas de sus frases con sonoras carcajadas que aunque formen parte del espect¨¢culo de su presentaci¨®n ante la prensa, son un brillante ejercicio de interpretaci¨®n que podr¨ªa pasar por genuina sinceridad.
Recibe a un grupo de periodistas espa?oles vestida con mallas negras y una holgada camiseta. Tras ella esconde un cuerpo que ha sufrido los vaivenes de la obesidad extrema, de la que por fin parece haberse zafado a base de disciplina vital.
?Sab¨¦is d¨®nde est¨¢is, verdad?", inquiere curiosa. Son los estudios de danza de otra leyenda viva, la core¨®grafa Martha Graham, una de sus amigas ¨ªntimas, donde est¨¢ ensayando para un espect¨¢culo que consta de dos partes: en la primera cantar¨¢ "los temas que me gustan a m¨ª y que os gustan a vosotros", como Cabaret o New York, New York, un tema compuesto para ella en la pel¨ªcula hom¨®nima de Martin Scorsese y que despu¨¦s popularizar¨ªa Sinatra.
En la segunda parte, Minnelli ha montado un sentido homenaje a su madrina, la polifac¨¦tica compositora y cantante Kay Thompson, titulado La madrina y su ahijada, en el que combina la m¨²sica y el baile con momentos m¨¢s ¨ªntimos en los que por primera vez desvelar¨¢ curiosidades familiares. Es un importante detalle, ya que, aunque hoy suene habitual escuchar las intimidades de esos ind¨®mitos famosos que han forjado su fama gracias al peregrino talento de conseguir plantar su foto en las revistas, en la vida de Liza Minnelli las an¨¦cdotas comienzan con su propia concepci¨®n. Su padre era el director Vincent Minnelli, su madre la actriz y cantante Judy Garland, protagonista de El mago de Oz, y su padrino el compositor Ira Gerswhin. "Yo me eduqu¨¦ con los mejores, Charles Aznavour, Bob Fosse, John Kander y, por supuesto, mis progenitores. Mi padre fue el hombre de mi vida. ?l me dio los sue?os, mi madre me dio la fuerza y mi madrina Kay me dio el equilibrio", confiesa.
Se niega a relacionar sus problemas de alcoholismo con su ¨¦xito prematuro y con la anomal¨ªa de haber crecido en una familia de artistas c¨¦lebres, rodeada de talentos y con una madre tan famosa como alcoh¨®lica y adicta a los divorcios. "S¨ª, gan¨¦ mi primer Tony con 19 a?os, fui la artista m¨¢s joven en recibir ese premio, pero mis problemas no han tenido relaci¨®n con el ¨¦xito. El alcoholismo es un gen y si no os lo cre¨¦is, investigad. Yo tengo el gen, no es culpa m¨ªa. Toda mi familia lo tiene. Mi padre no, pero mi madre s¨ª. Y mi abuelo por parte de padre. Me cost¨® a?os entenderlo. Es una enfermedad y no es culpa m¨ªa, pero la responsabilidad s¨ª es m¨ªa", dice con seguridad una mujer que parece haber encontrado en esta creencia semicient¨ªfica la fuerza para salir adelante. Quiz¨¢ lo m¨¢s admirable sea la capacidad de re¨ªrse de su mayor tragedia e incluso de hacer bromas al respecto. "Yo he entrado y salido de rehabilitaci¨®n muchas veces, pero eso no me ha dado glamour", dice en referencia a lo que parece la nueva moda en Hollywood. "Si eso fuera glamuroso yo ser¨ªa la m¨¢s glamurosa", espeta antes de soltar una tremenda carcajada.
Liza ha sido testigo de c¨®mo ha cambiado Hollywood y de c¨®mo Disney ha tomado Broadway, pero en su calidad de declarada optimista, prefiere ironizar al respecto.
"A m¨ª me educaron en la ¨¦tica del trabajo. Y era un mundo diferente. Ahora ves todas esas cosas que le pasan a gente como la actriz Lindsay Lohan y... Antes te hac¨ªan firmar cl¨¢usulas en las que te amenazaban con despedirte si te met¨ªas en alg¨²n esc¨¢ndalo. Los estudios se inventaban el pasado de los actores o sacaban de la c¨¢rcel a escondidas a tipos como Errol Flynn. Ahora, en cambio, parece que si no vas a la c¨¢rcel no haces carrera", dice con la sabidur¨ªa del sentido com¨²n.
La memoria, en cambio, no le funciona tan bien. Acaba de grabar un disco con un grupo de pop cuyo nombre no recuerda. "Philys, ?c¨®mo se llamaban?". Phylis, su asistente, una se?ora entrada en a?os sentada en una esquina del estudio de danza, ni se inmuta. Ella tampoco se debe acordar. "Bueno, da igual. Ya os enterar¨¦is cuando salga el disco", dice sin rubor la gran Liza Minnelli. En realidad importa poco. Su voz y su genialidad siguen estando ah¨ª y lo que no ha olvidado es su compromiso con el p¨²blico. "Es parte de mi educaci¨®n. Entregarme completamente a cada proyecto. Es mi mayor talento". Este mes, sus fans espa?oles tienen la oportunidad de juzgar por s¨ª mismos.
El arte de ser feliz
A Liza Minnelli la vida la encaram¨® a la cima de Broadway con 19 a?os y a la de Hollywood con 26. Es una de las poqu¨ªsimas artistas que cuentan en su poder con premios Oscar, Grammy, Tony y Emmy. Tiene estrella propia en el Hollywood Walk of Fame. En su discograf¨ªa se cuentan m¨¢s de 30 ¨¢lbumes, mientras que su filmograf¨ªa supera
las 20 pel¨ªculas. Profesionalmente ha hecho historia muchas veces, pero su vida personal no ha sido precisamente un camino de rosas. Aparte de los problemas que tuvo durante su infancia y adolescencia por el alcoholismo de su madre, sus cuatro matrimonios tambi¨¦n fueron un fracaso. En la d¨¦cada de los setenta su asiduidad a la discoteca neoyorquina Studio 54 y las noticias sobre sus coqueteos la convirtieron en carne de tabloide. Entre sus ¨ªntimos amigos hay personajes como Michael Jackson, un m¨²sico ca¨ªdo en desgracia por sus excentricidades que hoy pertenece m¨¢s al mundo freak que al musical. Pese a todo, Liza Minnelli se declara feliz: "Yo siempre he sido una mujer alegre, amo la vida y la cualidad m¨¢s importante que puedes tener para mantenerte alerta y viva y en el presente es la curiosidad. Mi fuerza sale de la fe. De la fe en Dios y en la gente a la que he conocido gracias a Dios. Adem¨¢s, sigo creyendo en el amor. Eso s¨ª, no pienso volver a casarme. Prometido. Y si no lo cumplo, vengan a buscarme, denme un golpe en la cabeza y ll¨¦venme a Espa?a". Palabra de diva.
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