La locomotora Poniatowska
La escritora mexicana viaja a las profundidades de Latinoam¨¦rica al recibir el Premio R¨®mulo Gallegos por su novela 'El tren pasa primero'
A sus 75 a?os, Elena Poniatowska se ve radiante. Y la noche del jueves, en Caracas, luc¨ªa a¨²n mejor que de costumbre. Vestida de vivos colores, las canas coronadas con un tocado de flores rojizas, subi¨® al escenario a recibir el 15? Premio Internacional de Novela R¨®mulo Gallegos, dotado con 100.000 d¨®lares (72.500 euros). Y subi¨® a hablar del propio Gallegos, el escritor venezolano que da nombre al premio m¨¢s prestigioso de Am¨¦rica Latina, un galard¨®n de car¨¢cter bienal que en sus tres primeras ediciones recay¨® en Mario Vargas Llosa, Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez y Carlos Fuentes y que en las ¨²ltimas fue a parar a manos de novelistas como Roberto Bola?o, Fernando Vallejo y los espa?oles Javier Mar¨ªas, Enrique Vila-Matas e Isaac Rosa.
"Las grandes corporaciones son ahora fuerzas de la naturaleza, tienen el mismo poder", dijo la autora
Poniatowska conoci¨® a R¨®mulo Gallegos hace casi medio siglo, cuando ¨¦l era un ex presidente derrocado y exiliado en M¨¦xico, y ella, una joven e inquieta periodista. Sin perder aquella inquietud, el discurso que pronunci¨® la autora de El tren pasa primero (Alfaguara) -una novela que reivindica a un sindicalista del ferrocarril que colaps¨® M¨¦xico durante una hist¨®rica huelga en 1959- tuvo algo de viaje en tren. Comenz¨® con una reflexi¨®n acerca del significado que este medio de transporte ha tenido en el continente americano. "Las v¨ªas del tren son nuestros paralelos y nuestros meridianos. Cubren la gran llanura de Am¨¦rica Latina como antes la marcaron las peque?as huellas de los pies en los c¨®dices prehisp¨¢nicos", afirm¨®.
Fue un paseo en el tiempo para reflexionar acerca de la realidad latinoamericana. "Si despu¨¦s de la Independencia de Espa?a, Mart¨ª, Bol¨ªvar y Sucre hablaron de la necesidad de unirnos, las guerras fronterizas por salidas al mar o por territorios, nos minaron. Ya no supimos querernos. Europa lo ha entendido muy bien y ha unificado sus fronteras y su moneda, que es muy fuerte. ?Por qu¨¦ no hacer lo mismo con nuestros pa¨ªses, que comparten econom¨ªa, costumbres, religi¨®n, gustos, el mismo rencor contra Estados Unidos y el mismo idioma?", subray¨®.
Si duros fueron sus juicios sobre la regi¨®n en su conjunto, m¨¢s lo fueron respecto a su propia patria. "En M¨¦xico, por hambre, buscamos al pa¨ªs que nos d¨¦ de comer", sentenci¨®. "Tal parece que no fu¨¦ramos due?os de nuestro destino y no pudi¨¦ramos decidir. En M¨¦xico s¨®lo podemos decidir irnos a Estados Unidos".
En el tren de su discurso, Poniatowska pas¨® por los paisajes de la m¨¢s cruda actualidad: "Las grandes corporaciones son ahora fuerzas de la naturaleza, tienen el mismo poder, equivalen al fuego que quema las cosechas, al granizo que acaba con el ma¨ªz. Maldici¨®n del siglo XX, sigue si¨¦ndolo en el XXI". Ya llegando a la estaci¨®n de destino, la ganadora del Premio Alfaguara en 2001 con La piel de cielo y autora de cl¨¢sicos como La noche de Tlatelolco toc¨® el tema de la desigualdad en Latinoam¨¦rica. "Hace m¨¢s de 150 a?os, Alexander von Humboldt escribi¨® que 'en ning¨²n lado existe una diferencia tan atemorizante en la distribuci¨®n de la fortuna, civilizaci¨®n, cultivo de la tierra y poblaci¨®n que en Am¨¦rica Latina'. Por desgracia", puntualiz¨® Poniatowska, "su frase sigue vigente".
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