El muro Este-Oeste se resiste a caer
Las diferencias en pol¨ªtica exterior y desarrollo perviven tres a?os despu¨¦s de la ampliaci¨®n de la UE
Sobre el papel, la mayor ampliaci¨®n de la historia de la UE, la que incorpor¨® a 10 nuevos miembros del este de Europa hace ahora tres a?os ha sido un ¨¦xito. Ha extendido la paz, la estabilidad, la democracia, los derechos humanos y el Estado de derecho a la Europa ampliada. Y ha creado una Europa m¨¢s competitiva y capaz de defender mejor sus intereses en el exterior. Pero en el d¨ªa a d¨ªa de la vida comunitaria, las relaciones con Rusia y con EE UU, el medio ambiente o el abismo que separa el desarrollo econ¨®mico de los viejos y los nuevos miembros, han levantado un muro invisible entre el Este y el Oeste que tardar¨¢ a?os en caer.
"Quieren que tengamos una actitud m¨¢s agresiva con Rusia", asegura un alto funcionario europeo
"La mayor fractura tiene que ver con el desarrollo econ¨®mico", dice Daniel Daianu
Un buen tramo de este muro se ha dejado ver con claridad esta semana, despu¨¦s de que Letonia se sumara a otros cinco pa¨ªses del este de Europa -Polonia, Hungr¨ªa, Rep¨²blica Checa, Eslovaquia y Estonia-, que piensan llevar a la Comisi¨®n Europea ante el Tribunal Europeo de Justicia por considerar injusto el reparto de derechos de emisiones de gases contaminantes que hace Bruselas. Se quejan de que las toneladas de di¨®xido de carbono que les asigna el Ejecutivo comunitario son insuficientes para lograr el desarrollo econ¨®mico que la ampliaci¨®n promet¨ªa. Y que como hicieron en su d¨ªa los antiguos miembros de la Uni¨®n, necesitan construir nuevas carreteras, presas y f¨¢bricas para dar caza a las econom¨ªas del oeste de Europa y competir con China o India.
"Se sienten discriminados y saben que juntos tienen m¨¢s fuerza. Los pa¨ªses del centro y el este de Europa utilizan el argumento hist¨®rico de que los dem¨¢s llevan m¨¢s tiempo contaminando. Se empiezan a dar cuenta de que no todo lo que viene de Bruselas es perfecto, que son pol¨ªticas que fabrican los pa¨ªses ricos", explica Daniel Daia-nu, ex ministro de Finanzas rumano y profesor en las universidades de Bucarest, Berkeley y Bolonia.
Fuentes comunitarias reconocen en voz baja que parte del problema radica en que el mecanismo de comercio de emisiones se gest¨® a partir de la firma del Protocolo de Kioto en 1997, sin la participaci¨®n de los nuevos socios. Pero m¨¢s all¨¢ del copyright del sistema, el contencioso saca a la superficie la incomodidad de los pa¨ªses ex comunistas ante los ambiciosos planes ambientalistas de una UE en la que conviven econom¨ªas muy desiguales. "La mayor fractura entre el Este y el Oeste tiene que ver con el desarrollo econ¨®mico. Nunca antes en una ampliaci¨®n se hab¨ªan incorporado tantos pa¨ªses tan pobres", a?ade Daianu.
Esas diferencias han generado tambi¨¦n preocupaci¨®n en los pa¨ªses del Oeste, cuyos ciudadanos han expresado en las encuestas y en el no a la Constituci¨®n europea en Francia y Holanda su miedo a una avalancha de trabajadores del Este y a las deslocalizaciones masivas de empresas al este de Europa, en busca de mano de obra m¨¢s barata. Estas previsiones agoreras no se han cumplido y el temido fontanero polaco no ha causado estragos en el Oeste. Al contrario, seg¨²n Bruselas, los pa¨ªses que desde el primer momento abrieron sus fronteras a los trabajadores del Este -Irlanda, Reino Unido y Suecia- han visto c¨®mo el flujo migratorio ha favorecido a sus econom¨ªas. Aun as¨ª, seis pa¨ªses de los antiguos miembros de la UE han preferido de momento mantener restricciones a la entrada de los nuevos ciudadanos europeos hasta 2009, lo que ha generado no poco malestar en las capitales del Este.
"La herencia hist¨®rica compartida se va diluyendo con el paso del tiempo, pero la realidad econ¨®mica es el presente y eso s¨ª diferencia a los antiguos y los nuevos Estados miembros", dice Tomas Valasek, director de pol¨ªtica exterior del Centro para la Reforma Europea con sede en Londres. Valasek, eslovaco, explica que al Este le resulta muy dif¨ªcil competir en servicios y que su ventaja comparativa reside en la producci¨®n fabril y pone como ejemplo su pa¨ªs, que pronto se convertir¨¢ en el mayor productor per c¨¢pita del mundo. "Cuando tienes f¨¢bricas, tienes emisiones de CO2", afirma.
Pero como la mayor¨ªa de los analistas consultados, Valasek reconoce que el pasado compartido de los pa¨ªses de la ¨®rbita sovi¨¦tica es todav¨ªa hoy la argamasa que con m¨¢s solidez mantiene unido al bloque. Ese pasado se ha transformado en unas m¨¢s que dif¨ªciles relaciones con Rusia, que todav¨ªa generan no pocas tensiones en el seno de la UE. La m¨¢s evidente, el veto polaco a la renovaci¨®n del Acuerdo de Cooperaci¨®n y Colaboraci¨®n con Rusia, que asegurar¨ªa el suministro de energ¨ªa a Europa -Mosc¨² suministra el 25% del consumo del gas y petr¨®leo de la UE-, oficialmente debido al embargo ruso a la carne polaca.
La verdadera raz¨®n que se oculta detr¨¢s del veto polaco es, sin embargo, de mayor calado. Varsovia no pierde ocasi¨®n de arremeter contra el Gobierno de Putin, despu¨¦s de que decidiera construir un gasoducto entre Rusia y Alemania, bordeando Polonia. Durante una reciente conversaci¨®n con un diplom¨¢tico polaco de m¨¢s de hora y media, los enfrentamientos con Rusia ocuparon dos tercios del encuentro. "A veces nos trata como si todav¨ªa dependi¨¦ramos de ellos, como si no fu¨¦ramos miembros de la UE", se queja, y explica que seis pa¨ªses europeos enviar¨¢n una carta a la Comisi¨®n para protestar por el gasoducto.
Los cortes energ¨¦ticos a Lituania y a Estonia junto con el conflicto desatado por el traslado de una estatua de un soldado del Ej¨¦rcito Rojo en Tallin han profundizado las heridas sovi¨¦ticas.
En este contexto, la alianza de los pa¨ªses del Este con EE UU renueva su vigor. "Llevar¨¢ tiempo que entiendan que Europa puede ser una alternativa de seguridad a la que ofrece EE UU", piensa Pierre Defraigne, del Instituto Franc¨¦s de Relaciones Internacionales.
Un alto funcionario de Bruselas que no quiere desvelar su identidad lo explica claro: "Quieren que tengamos una actitud m¨¢s agresiva con Rusia, que reaccionemos con m¨¢s dureza en los temas energ¨¦ticos y de derechos humanos". Las fuentes diplom¨¢ticas polacas citadas y varios analistas coinciden, sin embargo, en que la cumbre entre la UE y Rusia celebrada en Samara el pasado mayo satisfizo en gran medida las aspiraciones del bloque del Este, que se siente cada vez m¨¢s respaldado por Bruselas.
"Las dificultades de uno de los miembros de la UE lo son para toda la UE. La UE se basa en el principio de la solidaridad. Ahora somos 27 miembros. El problema de Polonia es un problema com¨²n", dijo el presidente de la Comisi¨®n Europea, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso, durante la cumbre. "Un problema de Lituania o de Estonia es un problema de toda Europa", a?adi¨®.
"Parece que por fin los europeos se han dado cuenta de que Rusia no juega limpio", sostienen las fuentes polacas, que auguran un futuro de uni¨®n entre los Veintisiete, al menos en el campo de las relaciones con Rusia.
La sombra de Polonia es muy alargada
Polonia es, sin duda, el nuevo socio de la Uni¨®n que m¨¢s ha dado que hablar en los ¨²ltimos tres a?os. Y casi nunca para bien. Las algaradas pol¨ªticas del Gobierno de Varsovia, capitaneado por los gemelos Kac-zynski, traen de cabeza a los diplom¨¢ticos de media Europa. Paranoia, complejo de inferioridad, obstinaci¨®n, victimismo... Son algunos de los adjetivos que en privado diplom¨¢ticos y funcionarios de la UE dedican a la ¨¦lite pol¨ªtica de Varsovia, mientras aguardan temerosos la pr¨®xima embestida polaca.
La ¨²ltima, la que enfrenta a Varsovia con la Comisi¨®n Europea a cuenta de la construcci¨®n de una autov¨ªa que atraviesa un valle de alto valor ecol¨®gico, manchar¨¢ a¨²n muchas p¨¢ginas de peri¨®dicos a juzgar por las posiciones de uno y otro bando, inamovibles desde hace meses. Esta semana, el Gobierno polaco ha decidido suspender temporalmente los trabajos de construcci¨®n de la autopista, despu¨¦s de que Bruselas pidiera a la justicia europea la adopci¨®n de medidas cautelares para parar las obras en el valle de Rospuda. Pero Varsovia no piensa renunciar a una obra de infraestructura que considera vital para su desarrollo econ¨®mico. "Tener una red de infraestructuras es vital para nuestra econom¨ªa. Francia y Espa?a construyeron en su d¨ªa las autopistas que necesitaban. Ahora, con las nuevas leyes ambientales no podr¨ªan hacerlo. No es justo, la Comisi¨®n es mucho m¨¢s dura con nosotros que con los dem¨¢s, no escuchan nuestros argumentos", se quejan fuentes diplom¨¢ticas polacas.
Bruselas considera, sin embargo, que el Gobierno polaco no ha mostrado la m¨¢s m¨ªnima voluntad de cumplir la normativa comunitaria y explican que ni siquiera han enviado las declaraciones de impacto que les ped¨ªan. Sostienen adem¨¢s que el de Rospuda es un caso de libro, que muestra a la perfecci¨®n el modus operandi de los Kaczynski, que en la ¨²ltima cumbre europea tensaron la cuerda hasta el final, oponi¨¦ndose al sistema de reparto de votos del nuevo Tratado de la UE acordado por los dem¨¢s socios.
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