El tesoro escondido bajo el hielo del ?rtico
La posibilidad de que bajo las aguas se encuentre petr¨®leo, gas y diamantes desencadena un pulso entre los vecinos oce¨¢nicos
En el oc¨¦ano Glacial ?rtico el ambiente se calienta, y no s¨®lo por el cambio clim¨¢tico, sino por las peleas que provoca el control de sus vastas riquezas. En la imaginaci¨®n de muchos, el ?rtico es una enorme masa de hielo que poco a poco se derrite, pero en las entra?as del m¨¢s peque?o de los oc¨¦anos (14 millones de kil¨®metros cuadrados), a 4.000 metros de la g¨¦lida superficie y en la constante oscuridad, se esconde un tesoro a¨²n no cuantificado de petr¨®leo, oro y diamantes. ?sas son las riquezas por las que pelean Rusia, Canad¨¢, Estados Unidos, Dinamarca y Noruega.
En las ¨²ltimas dos d¨¦cadas se han suscitado cambios en el ?rtico por la emisi¨®n de gases invernadero, seg¨²n la Administraci¨®n Nacional Oce¨¢nica y Atmosf¨¦rica de Estados Unidos. Esos cambios son responsables de que los pa¨ªses est¨¦n a punto de hacer realidad la exploraci¨®n y explotaci¨®n de las riquezas escondidas.
"El potencial en recursos naturales es todav¨ªa desconocido", advierten los expertos
La mina Ekati, en el noroeste de Canad¨¢, produjo 5.000 kilos de diamantes en seis a?os
La capa de hielo ha alcanzado su m¨ªnimo espesor en la historia, seg¨²n un estudio del Observatorio Geol¨®gico Estadounidense publicado en 2005. Ese deshielo y el alza constante en los precios de los energ¨¦ticos han renovado el inter¨¦s en la zona. Claro ejemplo de ello es Rusia, que el pasado jueves coloc¨® una bandera en las profundidades como s¨ªmbolo de pertenencia del territorio, en un gesto similar al de Estados Unidos al llegar a la Luna en 1969. Esa acci¨®n, igual de hist¨®rica y significativa, demuestra que a¨²n queda mucho por descubrir en la Tierra.
Con la explotaci¨®n de la zona y el adelgazamiento de las masas polares se abre tambi¨¦n la posibilidad de explorar nuevas rutas mar¨ªtimas y puntos de pesca sumamente rentables. As¨ª, lo que antes pasaba por un desierto blanco, en 40 a?os podr¨ªa convertirse en una zona mucho m¨¢s productiva de lo que es ahora.
Los pa¨ªses y las grandes petroleras est¨¢n dispuestos, literalmente, a ir hasta el ¨²ltimo rinc¨®n de la Tierra para asegurar la continuidad de la producci¨®n energ¨¦tica. "El potencial en recursos naturales del ?rtico es todav¨ªa desconocido", afirma la Administraci¨®n Nacional Oce¨¢nica y Atmosf¨¦rica de Estados Unidos, pero las estimaciones de expertos calculan que all¨ª se encuentra un cuarto de las reservas planetarias de gas y petr¨®leo, y eso "hace la zona a¨²n m¨¢s atractiva", subraya Lawson Brigham, subdirector de la Comisi¨®n de Investigaci¨®n del ?rtico de Estados Unidos.
Pese a la proyecci¨®n, a¨²n queda un resquicio para la duda. La atractiva cifra del 25% tiene como base los an¨¢lisis y toma de muestras hechos en el ¨¢rea cercana a Rusia desde hace 20 a?os. Sin embargo, en sitios como Alaska la toma de muestras no lleva tanto tiempo, reconoce Brigham, experto en los impactos del cambio clim¨¢tico en el ?rtico. La duda, sin embargo, no es motivo para frenar los intereses de las grandes petroleras. La promesa de controlar una cantidad de reservas que competir¨ªan con las de Oriente Pr¨®ximo y que se hallan en un territorio mucho m¨¢s pac¨ªfico sirve de impulso para sumarse a la carrera.
En 2005, Shell gast¨® m¨¢s de 44 millones de d¨®lares (32 millones de euros) por arrendamientos en el mar de Beaufort, que ba?a la frontera entre Alaska y Canad¨¢. En abril de este a?o, la compa?¨ªa inyect¨® otros 39 millones de d¨®lares para realizar 12 excavaciones en un periodo de tres a?os, incluyendo cuatro en este verano. Esas excavaciones encendieron la alarma entre ecologistas y protectores de las comunidades ind¨ªgenas de Alaska por el riesgo de contaminaci¨®n y da?os a la fauna. Ante las protestas, un tribunal estadounidense oblig¨® a Shell a suspender los trabajos el mes pasado. Los riesgos de las extracciones en ese helado conf¨ªn del planeta, donde la temperatura m¨¢s c¨¢lida suele ser de -11 grados, son similares a los que corre cualquier otra zona, pero Brigham alerta de un agravante: "En el caso de derrames accidentales, no hay evaporaci¨®n. La limpieza se hace m¨¢s dif¨ªcil, y habr¨ªa m¨¢s da?o a los recursos naturales".
En cuanto al gas en el ?rtico, basta con nombrar las explotaciones ya existentes para que Gobiernos y empresas se froten las manos, y no precisamente para entrar en calor. Al norte de la cuenca de Siberia Occidental est¨¢ el yacimiento de Urengoy, el segundo m¨¢s grande del mundo, con reservas superiores a los 300 billones de metros c¨²bicos. La licencia para la explotaci¨®n est¨¢ en manos de Urengoygazprom, subsidiaria del monopolio ruso Gazprom.
En el mar de Barents, a 600 kil¨®metros de la pen¨ªnsula de Kola, se halla el yacimiento de Shtokman, otro de los m¨¢s vastos. La licencia tambi¨¦n es de Gazprom, y se estima que las reservas son de 3,2 billones de metros c¨²bicos.
Si las riquezas energ¨¦ticas no fuesen suficientes para considerar al ?rtico como una joya, la palabra diamante podr¨ªa convencer a los m¨¢s incr¨¦dulos. La mina Ekati, en los territorios del noroeste canadiense, es una de las m¨¢s productivas del pa¨ªs. Entre 1998, que inici¨® operaciones, y 2004, la mina ha producido 26 millones de quilates -unos 5.000 kilogramos-, y se espera que tenga beneficios superiores a los 344 millones de euros anuales por 25 a?os, seg¨²n los expertos.
La apuesta ahora es encontrar minas similares en los territorios sin explorar. No obstante, el gesto de Rusia ha despertado la preocupaci¨®n de los otros pa¨ªses interesados. "Los Estados del ?rtico deben trabajar juntos para el desarrollo del oc¨¦ano, m¨¢s all¨¢ de fomentar conflictos y desacuerdos", afirma Brigham.
Esta vez, Rusia se ha adelantado en el camino y ha despertado el resquemor. Mientras las leyes internacionales resuelven qui¨¦n posee qu¨¦ y el hielo sigue adelgazando, podr¨ªamos estar en los albores de un nuevo conflicto. Tal vez, ante una nueva guerra fr¨ªa. M¨¢s fr¨ªa, imposible.
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