Un a?o de aver¨ªas, huelgas y atascos
Los catalanes sufren el bloqueo de trenes, aeropuerto y carreteras, y se quedan sin luz
Hay a?os que no est¨¢ uno para nada. O casi. Es lo que piensan muchos catalanes. Todo empez¨® el 28 de julio del a?o pasado, cuando un grupo de empleados de Iberia bloque¨® el aeropuerto, en una huelga salvaje. Desde entonces, adem¨¢s del apag¨®n de hace unos d¨ªas, no ha habido semana en la que no fallen los trenes. En dos ocasiones, un accidente de tr¨¢fico ha producido el colapso circulatorio en los accesos a Barcelona. Y la situaci¨®n de las carreteras es tan ca¨®tica que se consideran normales colas de 25 kil¨®metros en los peajes. La soluci¨®n al apag¨®n son 144 generadores que impiden dormir a los vecinos, exhalan un nauseabundo olor a gas¨®leo y, para colmo, dejan de funcionar porque los cacos han descubierto que es f¨¢cil robar sus cables.
Los que optaron por el coche para evitar a Renfe acabaron atrapados en la autov¨ªa
El ruido de los 144 generadores colocados tras el apag¨®n impide dormir a los vecinos
Vivir en Barcelona o en su entorno metropolitano no es cosa f¨¢cil. Al hecho de tener incrementos del IPC por encima de la media espa?ola y precios de la vivienda que duplican los de otras provincias de Espa?a, se suman los problemas de infraestructuras, que convierten la cotidianidad en un calvario. El pasado s¨¢bado se formaron colas de hasta 75 kil¨®metros en la autopista entre Barcelona y Tarragona. El Gobierno catal¨¢n orden¨® levantar el peaje para paliar el caos. Caso que se deb¨ªa, sobre todo, a que fallaban las soluciones alternativas: es decir, los trenes no inspiran confianza (con lo que la gente opta por el coche y, adem¨¢s, la ¨²nica v¨ªa paralela a la AP-7 colapsada, la Nacional 340 (que recorre el litoral de Levante), estaba tambi¨¦n congestionada.
Nada nuevo. La N-340 es la v¨ªa que soporta mayor tr¨¢fico de camiones en el sur de Europa. Y eso es as¨ª porque el transporte de mercanc¨ªas por tren es en Espa?a casi residual. El motivo es comprensible. Cubrir los apenas 200 kil¨®metros que hay entre Barcelona a Perpi?¨¢n (primera ciudad del sur de Francia) supone para un tren 22 horas, frente a las menos de tres de un cami¨®n. El resultado es la congesti¨®n de la carretera.
Ahora se trabaja en el AVE, proyecto avalado por a?os de reclamaci¨®n. CiU no para de recordar que es su proyecto y que est¨¢ muy atrasado. Pero el empresariado catal¨¢n siempre ha mirado al AVE con reticencia. Para ir de Barcelona a Par¨ªs ya tienen el avi¨®n. Las v¨ªas deber¨ªan servir para transportar mercanc¨ªas. Pero en eso no se ha invertido y la conexi¨®n de los puertos de Barcelona y Tarragona a la red de ancho ib¨¦rico (lo que contribuir¨¢ a reducir el tr¨¢fico viario) no es la prioridad de nadie. Tampoco lo fue para el Gobierno de CiU.
Un ejemplo: SEAT se instal¨® en Martorell (a unos 25 kil¨®metros del puerto) hace unos a?os. El transporte de coches para embarcar se hace por carretera. Justo hace unas semanas se ha constituido una empresa para transportar los coches por ferrocarril, pero mientras no entre en funcionamiento, 20.000 camiones seguir¨¢n transportando los coches por carretera cada a?o. Es decir, 20.000 camiones circulando por unos accesos que se colapsan unos d¨ªas menos y otros m¨¢s, pero que nunca presentan un tr¨¢fico fluido.
El pasado mes de mayo, un martes 15, un cami¨®n sufri¨® un accidente en la entrada sur de Barcelona, en la localidad de El Prat del Llobregat (muy cerca del aeropuerto). El accidente (en el que falleci¨® el conductor) bloque¨® uno de los dos nudos de v¨ªas de los accesos a Barcelona. Y con el nudo quedaron bloqueados tambi¨¦n los accesos desde el sur. Y tambi¨¦n las salidas procedentes de las v¨ªas del norte. El resultado fue que el colapso se extendi¨® por 50 kil¨®metros de v¨ªas urbanas durante varias horas. En febrero, el accidente que provoc¨® el caos viario fue en la carretera del litoral, en Cabrera de Mar, al norte de Barcelona.
Barcelona no tiene la exclusiva de los atascos. Madrid vivi¨® uno notable la ¨²ltima Semana Santa. S¨®lo que, en ese caso, nadie orden¨® abrir los peajes. En unas v¨ªas porque no hay y en las que hay, seguramente porque no ha habido all¨ª un movimiento antipeajes como en Barcelona, ciudad rodeada de peajes por todas partes menos por aire.
Barcelona tiene un notable porcentaje de poblaci¨®n trabajadora que vive en la inmediata periferia, en su ¨¢rea metropolitana, tambi¨¦n llamada Gran Barcelona; poblaci¨®n que, adem¨¢s, ha aumentado considerablemente en los ¨²ltimos a?os. Estos trabajadores hab¨ªan empezado a abandonar el coche tras una pol¨ªtica coordinada de las administraciones consistente en potenciar el transporte p¨²blico y restringir el aparcamiento privado. Los problemas de Renfe (que el mes que viene cumplir¨¢n un a?o de alta intensidad y alt¨ªsima frecuencia) han dado al traste con esta pol¨ªtica. La gente ha vuelto al coche ante las dudas que genera Renfe.
En esta tesitura, el apag¨®n del mes pasado fue la gota que colm¨® el vaso, en una ciudad que ha vivido otros. Por ejemplo, en 2001, tambi¨¦n media Catalu?a se qued¨® sin luz. En esa ocasi¨®n el Gobierno (de CiU) utiliz¨® como coartada una nevada de cierta intensidad.
Ahora, la inmensa mayor¨ªa de los barceloneses tienen luz, mientras asisten at¨®nitos a las discusiones sobre de qui¨¦n es la culpa de que estuvieran varios d¨ªas sin ella. Una discusi¨®n que perciben con dificultad, por el ruido de los 144 generadores distribuidos por la ciudad. Ayer mismo, la Asociaci¨®n Catalana Contra la Contaminaci¨®n Ac¨²stica anunciaba su intenci¨®n de reclamar indemnizaciones para los ciudadanos que sufren el ruido de estos aparatos, cuyo uso se mantendr¨¢, en no pocos casos, hasta febrero de 2008, con emisiones que rondan los 90 decibelios, es decir, el equivalente a un martillo neum¨¢tico. Con una diferencia: el martillo para, el generador sigue durante las 24 horas (salvo que le roben los cables).
Los catalanes est¨¢n descubriendo que tienen una capital, Barcelona, casi de escaparate. Puede presumir de una normativa avanzada para casi todo y muere de ¨¦xito con siete millones de turistas que la visitan. Pero los barceloneses carecen de transporte p¨²blico de fiar, no tienen luz o la tienen al precio del ruido, apenas pueden circular por las carreteras y, para colmo, la ciudad ha necesitado una ordenanza c¨ªvica porque la mitad de sus calles ol¨ªan a orines ¨¢cidos.
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