La tragedia de 2001
Piras de animales, grandes humaredas negras, caminos cortados. El campo brit¨¢nico se cerr¨® literalmente en 2001. La epidemia de fiebre aftosa, que estall¨® en febrero y no se contuvo hasta octubre del mismo a?o, dej¨® prados y establos sin ovejas, vacas y cerdos en extensas zonas de Reino Unido. El primer brote se detect¨® en un matadero de Essex, al sureste del pa¨ªs, entre unos cerdos que hab¨ªan ingerido comida contaminada. El Gobierno de Tony Blair tard¨® tres d¨ªas en prohibir el traslado de animales. Para entonces el virus se hab¨ªa extendido.
El noreste y el suroeste fueron las regiones m¨¢s afectadas debido, en parte, a su dependencia econ¨®mica en la ganader¨ªa, agricultura y el turismo rural. En Cumbria, cerca de Escocia, se detectaron 800 casos de reses contagiadas por el virus de fiebre aftosa. M¨¢s de 2.000 animales enfermaron en todo el Reino Unido hasta que la epizootia se dio por erradicada completamente en enero de 2002.
Los granjeros se opusieron a un programa de vacunaci¨®n por motivos comerciales. La Uni¨®n Europea proh¨ªbe la venta de productos c¨¢rnicos y l¨¢cteos de animales vacunados y el Reino Unido s¨®lo compensa, justo por debajo del precio de mercado, por cada cabeza de ganado sacrificado.
La quema fue, por tanto, la principal herramienta contra la epizootia de 2001, un recurso que el Gobierno y los ganaderos intentan desesperadamente evitar en esta ocasi¨®n. Las escenas de piras de animales a¨²n est¨¢n muy vivas en la memoria de los brit¨¢nicos. Se sacrificaron entonces entre 6,5 y 10 millones de cabezas de vacuno, ovino y cerdos con un coste para la econom¨ªa de 8.500 millones de libras (unos 13.000 millones de euros), seg¨²n estimaciones de la BBC. Pero no s¨®lo el campo vio sus actividades paralizadas. Incluso fue necesario posponer las elecciones locales y generales que se hab¨ªan convocado en mayo de 2001.
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