Sobre el aborto en hospitales p¨²blicos
La carta de la doctora Benedicto [publicada el 4 de agosto] refleja una opini¨®n claramente militante en contra de la interrupci¨®n del embarazo en la medicina p¨²blica, bien conocida entre la mayor¨ªa de los especialistas en ginecolog¨ªa de nuestro pa¨ªs, pero no sustentada en razones sino en presupuestos ideol¨®gicos.
Soy especialista en cardiolog¨ªa y he trabajado a lo largo de 31 a?os en varios hospitales p¨²blicos en Madrid, y, en los ¨²ltimos a?os, en Andaluc¨ªa.
En todos ellos he tenido que sufrir el que los servicios de ginecolog¨ªa se negasen a realizar interrupciones terap¨¦uticas de la gestaci¨®n aduciendo una sedicente objeci¨®n de conciencia. Esto ha originado desprop¨®sitos continuos, como el derivar de hospitales de m¨¢ximo nivel a hospitales comarcales para este tratamiento (en Madrid), o en la actualidad que la paciente y su familia deban trasladarse 400 kil¨®metros a una cl¨ªnica privada concertada.
Naturalmente se obvia que la medicina p¨²blica ofrece esta prestaci¨®n en su cartera de servicios, y naturalmente debe ofrecerla gratuitamente y considerando ¨²nicamente el bienestar de las pacientes. La injustificable actitud de muchos ginec¨®logos (y a veces anestesistas) es de dudosa ¨¦tica; olvida que el paciente es el eje de la actividad m¨¦dica y s¨®lo genera mayor sufrimiento a las mujeres.
Naturalmente que deben ser los hospitales p¨²blicos los que la realicen, en mejores condiciones y con mayor eficiencia que las cl¨ªnicas privadas. Naturalmente que hay m¨¦dicos que objetan en la p¨²blica y realizan abortos en la privada. Y les conocemos.
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