En busca de lo nuevo
El portugu¨¦s M¨¢rio de S¨¢-Carneiro (Lisboa, 1890-Par¨ªs, 1916) conoci¨® la cara y la cruz de Fernando Pessoa. Fue su amigo m¨¢s cercano y su confidente, pero tambi¨¦n el escritor del modernismo luso que con m¨¢s crudeza sufri¨®, tras su suicidio en 1916, la alargada sombra de su c¨¦lebre amigo en la historia de la literatura. Un suicidio (vestido de esmoquin, tras citar a otros artistas al encuentro e ingerir cinco frascos de estricnina que deformaron brutalmente su cuerpo) que fue su ¨²ltima obra de arte, el ¨²ltimo cap¨ªtulo de una vida inquietante en la que comparti¨® con Pessoa sus obsesiones m¨¢s profundas.
Muchas de esas obsesiones (la locura, el sexo, la muerte, el arte o el sue?o) est¨¢n presentes en El cielo en llamas, un conjunto de relatos y novelas breves publicado por primera vez en 1915, y que nos presenta a un De S¨¢-Carneiro que enlaza con la gran tradici¨®n simbolista, la de Nerval, Baudelaire, Poe o Rimbaud, siempre con la febril necesidad de encontrar lo nuevo, ese fantasma est¨¦tico que acechaba en los rincones entre el simbolismo y la vanguardia. Un af¨¢n de novedad que conduce los textos de este libro hacia reflexiones en las que siempre asoma su eterna preocupaci¨®n por una concepci¨®n moderna y problem¨¢tica de la identidad, sujeta al v¨¦rtigo de la otredad y el desdoblamiento. La existencia para De S¨¢-Carneiro fue un misterio, y por eso sus relatos (como sucede especialmente en La gran sombra y en Yo mismo y el otro) son a menudo un trasunto de su propia vida, convertida en grotesca obra de arte.
EL CIELO EN LLAMAS
M¨¢rio de S¨¢-Carneiro
Traducci¨®n de Juan Jos¨¦ ?lvarez Gal¨¢n
Gadir. Madrid, 2007
327 p¨¢ginas. 20 euros
La relectura de estos relatos, rescatados con acierto por Gadir, supone una reflexi¨®n sobre el car¨¢cter epocal de la modernidad y sobre sus ¨²ltimas consecuencias en nuestros d¨ªas. De S¨¢-Carneiro, deslumbrado por las novedades del Par¨ªs de principios del siglo XX; Fernando Pessoa, lector esc¨¦ptico de esas mismas novedades desde una Lisboa que casi nunca abandon¨®. ?Cu¨¢l de los dos fue m¨¢s cosmopolita?
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