Crecimiento algo menor
A la vista de los ¨²ltimos indicadores analizados por el Banco de Espa?a, la econom¨ªa espa?ola se encuentra aparentemente en los umbrales de una leve desaceleraci¨®n. Durante el segundo trimestre de este a?o, el PIB creci¨® el 4%, ligeramente inferior al 4,1% registrado en el primer trimestre del a?o. El modest¨ªsimo descenso se explica porque la demanda interna creci¨® una d¨¦cima menos que en el trimestre anterior -4,7% frente al 4,8%-, lastrada por la desaceleraci¨®n del consumo. No es un secreto que la construcci¨®n, motor casi ¨²nico del crecimiento durante los ¨²ltimos diez a?os, presenta lo que los economistas suelen llamar "signos de agotamiento", aunque la inversi¨®n en ladrillo crezca todav¨ªa a ritmos del 5%. Estas tasas de crecimiento, todav¨ªa elevadas, se mantienen con niveles moderados de inflaci¨®n. Los analistas esperan un repunte de los precios a partir de septiembre; pero, por el momento, el IPC de julio marc¨® un crecimiento anual del 2,2%, dos d¨¦cimas menos que en junio, principalmente por el efecto de las rebajas.
El debate sobre el estado del crecimiento en Espa?a corre el riesgo de empaparse de bizantinismo. Los diagn¨®sticos m¨¢s pesimistas insisten en que el encarecimiento del dinero y la subida del petr¨®leo acabar¨¢n por frenar la actividad econ¨®mica. En t¨¦rminos de probabilidad, la predicci¨®n es cierta. Las familias con hipoteca tienen que pagar 1.000 euros anuales m¨¢s por sus cr¨¦ditos, el precio elevado del petr¨®leo encarece los costes de producci¨®n y el margen para el consumo se reduce. Si adem¨¢s aparecen en el horizonte amenazas como la crisis hipotecaria estadounidense, con efectos inquietantes sobre las bolsas, y la confianza de los agentes econ¨®micos empieza a flaquear, es relativamente f¨¢cil sumarse al estribillo de los malos augurios.
Sin embargo, el valor del diagn¨®stico no est¨¢ en pronosticar una desaceleraci¨®n econ¨®mica, sino en valorar su alcance y el ritmo, pronunciado o suave, del descenso. No hay motivos de peso para suponer que la desaceleraci¨®n econ¨®mica probable vaya a ser profunda y dr¨¢stica. El crecimiento de los costes laborales todav¨ªa es inferior al deflactor del PIB y, por tanto, los m¨¢rgenes empresariales, la inversi¨®n y el empleo pueden sostenerse con cierta comodidad. Depender¨¢ de c¨®mo se realice el ajuste del exceso de oferta en el mercado de la construcci¨®n, pero la hip¨®tesis m¨¢s plausible es que en 2008 el crecimiento siga en tasas superiores al 3,7% y que el modelo econ¨®mico sea m¨¢s sostenible a largo plazo, es decir, tenga menos aportaci¨®n del ladrillo.
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