El Madrid chirr¨ªa
El Sevilla debi¨® hacer m¨¢s da?o a un rival en construcci¨®n, que s¨®lo mejor¨® cuando Schuster cambi¨® su apuesta
Entre un Madrid que a¨²n no tiene rostro y un Sevilla que juega de memoria deber¨ªa haber una diferencia sideral. De goleada, quiz¨¢. La hubo ayer en el Pizju¨¢n, en el partido de ida de la Supercopa, pero menos de lo que cab¨ªa esperar tras el espantoso inicio del equipo blanco, al que dur¨® un buen rato la torrija. Medio partido, concretamente, minuto arriba minuto abajo. El t¨ªtulo sigue en pie porque quien invent¨® este torneo decidi¨® no darle el lustre que podr¨ªa tener de disputarse a un solo partido. Pero la primera manga fue de un Sevilla que, sin la brillantez de hace unos meses, demostr¨® que sigue teniendo las cosas, o sea, su f¨²tbol, bien claritas.
SEVILLA 1 - REAL MADRID 0
Sevilla: Palop; Alves, Boulahrouz, Dragutinovic, Puerta; Mart¨ª, Keita; Navas (Maresca, m. 75), Renato (De Mul, m. 56), Duda (Capel, m. 68); y Luis Fabiano. No utilizados: De Sanctis; Hinkel, Poulsen y Kerzhakov.
Real Madrid: Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Cannavaro, Torres; Gago (Baptista, m. 46), Diarra; Balboa (Saviola, m. 63), Guti, Robinho; y Ra¨²l. No utilizados: Codina; Cicinho, Salgado, Soldado y Marcelo.
Goles: 1-0. M. 28. Internada en el ¨¢rea de Duda. Sergio Ramos le obstaculiza y el ¨¢rbitro pita penalti. Luis Fabiano lo transforma de fuerte lanzamiento a la izquierda de Casillas.
?rbitro: P¨¦rez Burrull. Sin amonestados.
Partido de ida de la Supercopa espa?ola. Lleno en el S¨¢nchez Pizju¨¢n.
El partido, que no fue nada del otro jueves, dej¨® alguna noticia. La primera, que va a resultar que Schuster es prudente. Daba la sensaci¨®n de que la llegada del alem¨¢n al Madrid iba a desterrar ciertos h¨¢bitos, que alcanzaron su m¨¢ximo nivel con Capello al frente. H¨¢bitos que ten¨ªan que ver con la falta de criterio en la creaci¨®n. Y con el miedo. Todo el verano se ha pasado el Madrid ensayando con un ¨²nico medio centro, con Guti en auxilio del arquitecto de turno, aunque este t¨¦rmino no case del todo bien con Diarra. El caso es que se encontr¨® Schuster con el primer partido serio de su mandato y opt¨® por cambiar el gui¨®n. Ser¨¢ que lo visto hasta ahora no le ha convencido, pues s¨®lo as¨ª se explica que optara por acorazar el centro del campo, juntando a Gago con Diarra, en la resurrecci¨®n de un doble pivote que parec¨ªa haberse marchado de vacaciones con Capello. El resultado fue que Guti se aburri¨®, Robinho se aburri¨® y Ra¨²l se aburri¨®. Bast¨® que Juande Ramos colara entre Gago y Guti, a quienes separaban 20 metros, a Mart¨ª y Keita para que la l¨ªnea de suministro del juego de ataque del Madrid quedara dinamitada.
No funcion¨® el equipo de Schuster. Jug¨®, sin duda, m¨¢s alegre que antes, tarea f¨¢cil si a gente como Robinho se le da total libertad y Guti asume su condici¨®n de indiscutible. Pero se ahog¨®, al menos en el primer acto, en su incapacidad para delinear el f¨²tbol desde la sala de m¨¢quinas. Enfrente, el Sevilla se limit¨® a ejercer de s¨ª mismo, que no es poco. Se mostr¨® menos ensamblado que anta?o, pero hizo gala del pu?ado de recursos que le han colado entre los grandes de Europa. Lo mismo dio que su centro del campo anduviera m¨¢s preocupado del rival que de dictar el ritmo del partido. Porque entre Renato, que actu¨® en la media punta, y Duda, que anduvo afilado all¨¢ en la banda izquierda, se bastaron para poner en aprietos a un Madrid que tuvo que encomendarse a Casillas. Y cuando no aparec¨ªan ellos lo hac¨ªa Alves. ?D¨®nde? En su carril, en el contrario, en el c¨ªrculo central, en el c¨®rner, en el punto de penalti, en la puerta del estadio, qui¨¦n sabe trat¨¢ndose de un tipo que en un campo de f¨²tbol tiene el extra?o don de la ubicuidad.
As¨ª que la vida sigui¨® igual para el Madrid en unos primeros 45 minutos en los que el Sevilla no supo sentenciar el conflicto. No logr¨® m¨¢s que un gol, en una internada fant¨¢stica de Duda que Sergio Ramos cort¨® en falta. Luis Fabiano transform¨® el penalti y ah¨ª se qued¨® el Sevilla. El propio Luis Fabiano se top¨® con Casillas en otro par de ocasiones, dejando los deberes a medias.
En vista de los hechos, Schuster rectific¨®. Sac¨® a escena a Baptista y dej¨® a Diarra como ¨²nico medio centro, con Guti al quite. El panorama cambi¨®, aunque no tanto como hubiera deseado el alem¨¢n. El Madrid se hizo con la pelota y comenz¨® a empujar. Con el ¨²nico criterio que intentaba darle Guti, cierto, pero con mucha mayor presencia en la zona de tres cuartos.
El Sevilla sigui¨® a lo suyo, buscando las bandas o abriendo pasillos a la llegada de Alves. Pero no dio con la tecla en ataque, am¨¦n de sufrir a Casillas. El partido pareci¨®, por momentos, de ida y vuelta. F¨²tbol hab¨ªa m¨¢s bien poco (el que a ratos pon¨ªa el Sevilla). Pero el empuje del Madrid no permit¨ªa irse arriba con todo a su rival, lo que le hubiera servido para cazar un resultado que convirtiera en an¨¦cdota el partido de vuelta.
Valiente como es, pese a su apuesta inicial, Schuster dio vuelo a Saviola para que acudiera en ayuda de un Ra¨²l que vivi¨® un suplicio en la punta, anulado por lo centrales sevillistas y por su incapacidad para moverse en un hormiguero. De poco le sirvi¨® la medida al Madrid. Porque tras amagar en un par de ocasiones, con Robinho y Baptista al frente, el equipo se fue diluyendo, cogido con alfileres como est¨¢. El partido s¨®lo dej¨® en el aire el resultado de la eliminatoria porque, por lo dem¨¢s, parece claro que el Sevilla sigue con el ¨¢nimo entero, aunque haya corrido el riesgo de perdonar a un Madrid en construcci¨®n y acabara agarrado de un enorme Palop.
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