Pasarela festiva
?Estamos de los nervios! La ciudad est¨¢ tan nerviosa por la inminente llegada de las fiestas que se producen cosas ins¨®litas. El otro d¨ªa la mar deposit¨® en La Concha un ba¨²l y enseguida nos pusimos a imaginar que se trataba de un cofre pirata repleto de perlas o por lo menos lleno hasta arriba de la Perla del Cant¨¢brico o de un genio que saldr¨ªa chorreando linfa (el agua la chorreamos los vulgares mortales) para regalarnos unas fiestas que colmaran todos nuestros deseos, incluso el de la sostenibilidad, que parece el m¨¢s dif¨ªcil pues est¨¢ en boca de todos los pol¨ªticos. Ni que decir tiene que del cofre no sali¨® sostenibilidad alguna sino percebes y mejillones de los de toda la vida y no de esos cebra que ya est¨¢n en el embalse de Lareo en Ataun, o sea cerqu¨ªsima, y podr¨ªan caernos encima e infestar las paellas de la Semana Grande. O de esa paella inmensa que es la Semana Grande, con sus tropiezos y tropezones. Pero no anticipemos, la fiesta est¨¢ ah¨ª aguard¨¢ndonos intacta dentro de su c¨¢scara como si fuera un pl¨¢tano. Y, claro, nos sentimos impacientes y nerviosos esperando que se produzca el txupinazo o ca?onazo, que lo de ser grande no s¨®lo se mide en semanas.
La ciudad est¨¢ tan nerviosa por la inminente llegada de las fiestas que se producen cosas ins¨®litas
Alg¨²n aguafiestas ya anda diciendo por ah¨ª que la ciudad est¨¢ tan en fiestas ahora mismo que cuando le digan que est¨¢ en fiestas. Pero, insisto, son los nervios, unos nervios de los que no se libra ni nuestro propio alcalde que, como los abor¨ªgenes australianos (s¨¦ que le gustar¨¢ la met¨¢fora porque es un fan del mestizaje), sue?a para configurar unos sue?os ilusionantes en los que quepamos todos (y todas) y podamos caminar por ellos como si fueran la realidad porque toda realidad ha sido y es so?ada, como cree Od¨®n Elorza, digo, los abor¨ªgenes australianos. Pero siempre hay gente para todo, y a nuestro alcalde le han querido quitar el sue?o de la pasarela de Momp¨¢s, que es como la Cibeles pero sostenible (lo juraba nuestro alcalde en la carta que escribi¨® contra los desalmados del Gobierno vasco que no la quieren por anti-ecol¨®gica). Hombre, lo ¨²nico que le hubiera faltado a una pasarela peatonal es no ser sostenible porque nos habr¨ªamos ca¨ªdo con todo el equipo pero la verdad es que ya nos hemos ca¨ªdo ahora que no quieren permitir que se haga seguramente para que Donostia no sea todav¨ªa m¨¢s bonita y podamos llegar a las fiestas desfilando sobre ella y luciendo palmito.
O sea, que no s¨®lo hay nervios sino envidia, que nunca hace fiesta aunque vengan las fiestas. Y por m¨¢s que estemos nerviosos y festivos con ese gusanillo de Semana Grande que nos pone mariposas en el est¨®mago y burbujas (de txakol¨ª) en las venas, no podemos dejarnos la cabeza en la mesilla, de ah¨ª que nos parezca raro que no haya problemas para construir el superpuerto exterior de Pasajes que se va a cargar m¨¢s mar y m¨¢s acantilados instalando permanentemente la poluci¨®n y los riesgos y s¨ª en cambio para construir una pasarela donde como mucho habr¨¢ deyecciones de perro (como las hay por toda la ciudad) y las inevitables bicicletas que parecen tener predilecci¨®n por circular por todo lo que no sea carril bici. Claro que de ah¨ª a considerar la dichosa pasarela un proyecto estrat¨¦gico, como ha escrito nuestro inefable alcalde, va un trecho. Pero, bueno, si todos somos due?os de nuestros silencios es l¨®gico que alguien de tanta categor¨ªa sea due?o de sus palabras y se arrobe con sus preferidas porque nadie hay como ¨¦l de sostenible, ilusionado y estrat¨¦gico. Nerviosos donostiarras, que no cunda el p¨¢nico, porque con lo mucho que se empe?a nuestro alcalde cuando se empe?a con algo (v¨¦ase el cerro de San Bartolom¨¦), lo m¨¢s seguro es que el a?o que viene tengamos la pasarela. Entre tanto, desfilemos por esta otra que se llama coraz¨®n festivo.
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