Abrasador Djokovic
El serbio da el golpe al imponerse a Federer en la final
Criar a tu propio enemigo, aunque sea a disgusto, es el camino m¨¢s r¨¢pido hacia la autodestrucci¨®n. Lo demuestra el cine, con mil pel¨ªculas catastrofistas. La televisi¨®n, donde la humanidad ya se ha acostumbrado a ser devorada por las m¨¢quinas en series como Gal¨¢ctica. Y el tenis: Novak Djokovic, el justiciero serbio, se impuso en el Masters Series de Montreal al suizo Roger Federer por 7-6 (7-2), 2-6 y 7-6 (7-2), el n¨²mero uno, tras haber derrotado tambi¨¦n a Rafael Nadal por 7-5 y 6-3. Es el broche que corona su aprendizaje a ritmo de r¨¦cord. Y el partido que culmina la transformaci¨®n de Djokovic, que en cuatro meses ha pasado de alumno aventajado a tercero en discordia gracias a su duro trabajo f¨ªsico y a sus cinco enfrentamientos con Nadal.
"El tenis ha cambiado. Necesito prepararme mentalmente. Entrenar y entrenar", avis¨® el serbio
Hace cuatro meses, Djokovic cerr¨® su primer partido contra el espa?ol recrimin¨¢ndose su talento. Era un tenista roto. Necesitado de bucear en recuerdos que mitigaran su frustaci¨®n. Acababa de cerrar la final del Masters de Indian Wells, publicitada como el enfrentamiento entre Nadal, el n¨²mero dos, y un talentoso joven. Perdi¨®. Se sinti¨® alejado del credo de indestructible autosuficiencia que ha construido su carrera: "S¨¦ que voy a ser el n¨²mero uno", dice. Y luego, tras encontrar consuelo en el gran Boris Becker, que le entreg¨® el trofeo de subcampe¨®n y le permiti¨® recordar las tardes de merienda que pas¨® vi¨¦ndole por televisi¨®n, lanz¨® una frase que son¨® a amenaza.
"Sal¨ª muy nervioso", dijo; "fue algo mental. Nadal se aprovech¨® de que no trabaj¨¦ apropiadamente con mis piernas. Tambi¨¦n, de su experiencia. Pero me he probado a m¨ª mismo que tengo la suficiente calidad para jugar contra los mejores". De aquel partido, su primer gran examen en la ¨¦lite, Djokovic sac¨® las conclusiones que le han transformado en el tenista de moda: "Tengo que entrenarme y entrenarme. Trabajar f¨ªsicamente. El tenis ha cambiado. Los puntos son m¨¢s largos, se juega con calor... Soy consciente de eso. Necesito prepararme mentalmente. No voy a ser el t¨ªpico t¨ªo que conf¨ªe simplemente en su talento".
Un torneo despu¨¦s, Djokovic arroll¨® a Nadal.
Esa derrota, sumada a la de la madrugada del s¨¢bado y a la victoria de Djokovic ayer, introduce en el tenis mundial una variable que parec¨ªa impensable hace s¨®lo unos meses. Nadal, que ha ganado cinco de los siete partidos que le han enfrentado a Djokovic, se ha encontrado con el primer tenista capaz de discutirle su papel como n¨²mero dos. Con el primer jugador capaz de inmiscuirse en su rivalidad con Federer. Y con un tipo abrasador en la pista y las listas de m¨¦ritos: en enero era el decimos¨¦ptimo mejor jugador del planeta. Hoy es el tercero. En enero se alegraba por ganar torneos menores como el de Adelaida, en Australia. Hoy, tras jugar las semifinales de Roland Garros y Wimbledon -ambas perdidas ante el espa?ol-, ha sido capaz de derrotar a Andy Roddick o Nadal en su camino hacia la victoria final sobre Federer.
No es poca cosa. La misi¨®n de Djokovic ya quem¨® a otros grandes tenistas. Roddick, James Blake, Fernando Gonz¨¢lez o Nikolay Davydenko... La lista de tenistas destruidos para la gloria en may¨²sculas por la rivalidad de Federer y Nadal es interminable. De ah¨ª que el serbio le concediera a su triunfo sobre Nadal en Montreal rango de punto de inflexi¨®n: "Es una de las victorias m¨¢s importantes de mi carrera. He jugado un tenis impresionante".
Djokovic ha pasado en cuatro meses de alumno a maestro. Al serbio le va la marcha. Disfruta de la vida. De las seguridades propias de los deportistas especiales. Y del convencimiento de los elegidos: "Ser el n¨²mero uno es la meta de mi vida. Creo en m¨ª".
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