Toreo aut¨¦ntico

Hubo toreo de verdad, naturales largos, bell¨ªsimos, que dibuj¨® un torero valiente e inteligente llamado Miguel Angel Perera. El contraste lo protagoniz¨® El Cordob¨¦s, cuya actuaci¨®n fue un castigo para la afici¨®n, Y el caso de El Fandi es aparte: su sola presencia desborda el entusiasmo y ¨¦l se vuelca con su p¨²blico. Su toreo dice poco, pero sus muchos partidarios se consideran testigos de gestas hist¨®ricas. Un hombre con suerte... Y hubo algo m¨¢s: la corrida fue impresentable, impropia de una plaza de primera categor¨ªa, y, adem¨¢s, inv¨¢lida, mansa y descastada. Total, que si no es por Perera...

Es ¨¦ste un torero serio que tiene en su cabeza una concepci¨®n de la m¨¢s pura ortodoxia taurina. Asienta las zapatillas en el albero, carga la suerte, y se deja llegar los pitones a la taleguilla, de tal modo de que son pocos los pocos los toros que se resisten al im¨¢n de su poderosa muleta. As¨ª, obligando a embestir a su soso primero, traz¨® tres tandas, dos por la izquierda y una por la diestra, del toreo m¨¢s puro, largo y profundo. Una obra de arte surgida de un torero valent¨ªsimo y maduro. Mat¨® mal y se esfum¨® el triunfo, pero ah¨ª qued¨® el aroma del buen toreo, del toreo de siempre...

No pudo redondear su tarde en el ¨²ltimo, una birria de toro, mejor presentado que los dem¨¢s, pero de peor condici¨®n, descastado y brusco. Se jug¨® el tipo, prob¨® con ambas manos y se justific¨® sobradamente. No fue posible el toreo, pero qued¨® constancia de que Perera es un torero que tiene cosas que decir y las dice.

El reverso de la moneda corri¨® a cargo de El Cordob¨¦s, torero muy popular, pero heterodoxo hasta la vulgaridad. Inv¨¢lido y tullido fue su primero y all¨ª se entretuvo en hacer alardes ante un cad¨¢ver. M¨¢s vida ten¨ªa el cuarto y, entonces, el torero descubri¨® sus artes: toreo acelerado, despegado, bullanguero y fr¨ªvolo. Y no falt¨® el salto de la rana, ?Horror!

Nadie le ha regalado nada a El Fandi. Es verdad; pero ya ha tenido tiempo de templar su toreo, de aprender una correcta colocaci¨®n, a cargar la suerte y alargar los pases. Pues, no. Lo da todo en el ruedo: largas cambiadas, quites por ajustadas chicuelinas, espectacular siempre e irregular en banderillas, y esforzado y vulgar con la muleta. Destemplado y movido se mostr¨® ante su soso primero, y sorte¨® con oficio la brusquedad del quinto. Con su esfuerzo se gana, eso s¨ª, el apoyo incondicional de su enfervorizado p¨²blico, nada exigente con su ¨ªdolo.

Hoy: toros de Sayalero y Bandr¨¦s, para C¨¦sar Rinc¨®n, Sebasti¨¢n Castella y Salvador Vega