?Llegan los 'cazachicles'!
Una empresa se especializa en eliminar de la calle las molestas bolas pegajosas
Seguro que casi todos ustedes han salido alg¨²n d¨ªa a la calle o han entrado en un lugar p¨²blico y uno de sus zapatos se ha quedado enganchado al suelo por un chicle viscoso y pegajoso que alguien acababa de tirar minutos antes. Molesto percance. O han paseado por las avenidas m¨¢s lustrosas de Espa?a, de Europa y del mundo descubriendo que sus habitantes tienen la mala costumbre de decorar las aceras a topitos de sabor fresa o menta, de lim¨®n, de regaliz... hasta de hierbabuena con retrogusto de vainilla. Un 18,6% de los espa?oles consume chicle -golosina de resinas naturales o de cera parafinada que naci¨® a mediados del siglo XIX de la mano del americano J. Curtis- a diario, seg¨²n un estudio de 2003 elaborado por la Asociaci¨®n Espa?ola de Fabricantes de Caramelos y Chicles. Adem¨¢s, se estima que con la entrada en vigor de la Ley Antitabaco, la poblaci¨®n que masca chicle con regularidad ha aumentado considerablemente: la plaga se multiplica.
Pero en medio de este panorama, aterriza una noticia alentadora para el medio ambiente. Acaba de llegar la soluci¨®n para erradicar ese magma pringoso: son ?los cazachicles! (en ingl¨¦s, Gumbusters, pues su grito de guerra emula a aquel ej¨¦rcito del cine estadounidense de principios de los ochenta que combat¨ªa a los fantasmas -Ghostbusters- y que termin¨® siendo un cl¨¢sico).
El mecanismo para hacer desaparecer la goma de mascar, que tarda cinco a?os en desintegrarse, fue ideado por un holand¨¦s en 1998 y fue colonizando otros pa¨ªses con una rapidez pasmosa; hoy est¨¢ presente en B¨¦lgica, Alemania, Austria, Australia, Dinamarca, Estados Unidos, Jap¨®n, Malta, Reino Unido, Suiza y, hace poco, Eslovenia. Espa?a compr¨® la patente hace dos a?os y el primer trabajo fue contratado por el Ayuntamiento de Alcudia (Mallorca).
No s¨®lo son los consistorios los que alquilan sus servicios. Tambi¨¦n son escuelas, multicines, gimnasios, supermercados u hospitales, desde Las Palmas de Gran Canaria Canarias hasta Sitges, pasando por Vitoria, ?lava o Soria.
La imagen de la brigada antichicles es muy llamativa, tanto como la puesta en escena de los trabajadores del negocio: varias furgonetas blancas, pintadas con dibujos de colores llamativos de chicles sonrientes llegan al lugar de trabajo a toda velocidad. Tras el frenazo, los operarios, vestidos de blanco con una gorra azul y botas verdes, desembarcan con una especie de manguera negra y se ponen manos a la obra. La acci¨®n causa impacto, pues los vecinos, con las bolsas de la compra, se detienen y los miran boquiabiertos.
La manguera es en realidad, un instrumento ¨²nico en el mundo para hacer desaparecer los chicles tanto de forma fulminante como r¨¢pida y ecol¨®gica en cualquier superficie. En tres segundos, el vapor a baja presi¨®n calienta y ablanda el chicle, se aplica un detergente neutro y biodegradable y, finalmente, un cepillo se lleva la masa pringosa. No hay que temer por el ruido que la actividad pueda ocasionar, pues es casi imperceptible. Y, lo m¨¢s importante, el ahorro en el consumo de agua: si los sistemas anteriores gastaban 2.500 litros de agua por hora y persona empleada, dos operarios de Gumbusters s¨®lo utilizan 100 litros diarios. Los servicios se contratan por jornada o por metros cuadrados donde puede haber una media de 70 chicles, explica Nieto.
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