"No se puede llegar a la sierra"

Los cooperantes espa?oles que luchan contra el caos en Per¨² temen ver lo peor cuando logren acceder a las zonas rurales de Ica y Pisco, all¨ª donde la ayuda humanitaria no ha llegado debido a que los caminos quedaron destruidos tras el se¨ªsmo del mi¨¦rcoles, al que hay que sumar la r¨¦plica de seis grados en la escala de Richter que se sinti¨® ayer por la ma?ana.

"La situaci¨®n es dantesca", dice Mat¨ªas Mart¨ªn, canario de 49 a?os que trabaja en Lima para la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional (AECI). Desde all¨ª ayuda a coordinar la asistencia humanitaria para las poblaciones m¨¢s afectadas. La AECI entreg¨® en Ica dos plantas potabilizadoras de agua que dar¨¢n servicio a unas 3.000 personas. "Es un paliativo", lamenta Mart¨ªn, pues sabe que hay zonas rurales a las que es imposible acceder. "La red secundaria de carreteras est¨¢ destruida y no se puede llegar a la sierra", afirma. La entrega de las plantas potabilizadoras tuvo que hacerse a trav¨¦s de un buque de la Armada debido al mal estado de las carreteras.

El sentimiento de solidaridad de Espa?a hacia Per¨² se ha materializado en manos que se esfuerzan por aliviar el caos. Junto con la AECI, varias organizaciones no gubernamentales (ONG) coinciden en que la entrega de ayuda y la asistencia sanitaria no est¨¢ focalizada porque existe "una total descoordinaci¨®n del Estado". Elba Abad, que trabaja para la organizaci¨®n Interm¨®n Oxfam, sabe que una pieza clave para ordenar el suministro de ayuda son las autoridades, pero el alcalde de Pisco, Juan Mendoza, que perdi¨® a una hermana en el terremoto, "no coge el tel¨¦fono y tampoco ha ido a las reuniones donde se discute el reparto de ayuda".

Ante la desorganizaci¨®n que reina en Per¨², la desesperaci¨®n de los afectados se ha convertido en rabia. En un estadio de Pisco habilitado como albergue para 200 personas, la gente est¨¢ "enardecida", cuenta Abad. "Nos piden que nos vayamos si no les vamos a dar nada". Algunos aprovechan la confusi¨®n y "hacen cola para recibir ayuda una y otra vez"; otros aprovechan el caos para el pillaje y el vandalismo.

Con la intenci¨®n de garantizar el flujo de ayuda, la AECI y representantes de organizaciones no gubernamentales se reunieron ayer en Lima para concentrar los esfuerzos e intentar que la asistencia llegue a Huancavelica, Ayacucho y la sierra de Ica, donde el acceso es complicado, seg¨²n Beatriz Gil, cooperante de la organizaci¨®n Movimiento para la Paz, el Desarme y la Liberaci¨®n, que trabaja en Per¨² desde hace un a?o. Gil, de 31 a?os y originaria de Medina del Campo, afirma que las prioridades son "rescatar y atender" a los damnificados, seguidas de "abrigarlos y alimentarlos". La recuperaci¨®n e identificaci¨®n de los cad¨¢veres vendr¨¢ despu¨¦s, sobre todo porque las listas de v¨ªctimas que da el Instituto Nacional de Defensa Civil dejan fuera las ¨¢reas rurales.

Cerca de Pisco, en la zona de San Clemente, la organizaci¨®n Bomberos Unidos sin Fronteras espera la llegada de una misi¨®n espa?ola formada por 14 especialistas y cuatro perros entrenados para la localizaci¨®n de personas. La llegada de los espa?oles es crucial para las labores de 14 bomberos peruanos que ya trabajan en la remoci¨®n de escombros del hotel Embassy, donde un n¨²mero a¨²n no determinado de personas qued¨® bajo los escombros tras derrumbarse el casino. "Ayer [jueves] escuchamos ruidos, as¨ª que a¨²n tenemos esperanza de hallar personas con vida", dice Julio Franco, jefe de operaciones de Bomberos Unidos sin Fronteras.

El suministro eficaz de ayuda en Per¨² es presa de la falta de coordinaci¨®n que se agrava conforme pasan las horas. Mientras los datos no sean fiables y se desconozca la situaci¨®n real en las zonas aisladas, las tareas podr¨ªan ser infructuosas y el panorama, desolador. "Tememos que la cantidad de muertos se duplique", zanja Gil, con la esperanza de que eso no suceda.