El mar y sus tesoros, un patrimonio com¨²n
Es quiz¨¢ el mayor tesoro jam¨¢s encontrado en un barco hundido: cientos de miles de monedas de oro y plata que una empresa privada anunci¨® haber recuperado en un pecio colonial, bautizado Cisne Negro por los cazadores de tesoros. El caso, surgido en mayo pasado, concentr¨® la atenci¨®n mundial en el patrimonio cultural subacu¨¢tico. Pero el caso del Cisne Negro no es ¨²nico en su g¨¦nero. Hace pocos meses fueron encontrados, y destruidos, importantes pecios frente a las costas de Cirebon, en Java, y en los ¨²ltimos a?os fueron descubiertos, y similarmente saqueados, muchos otros pecios m¨¢s en lugares tan distintos como el Atl¨¢ntico Norte y el mar de la China Meridional.
El patrimonio cultural que se encuentra bajo el agua es tan valioso como el que permanece sobre la tierra. Incluye sitios arqueol¨®gicos de una importancia mayor, como las ruinas del Faro de Alejandr¨ªa, una de las siete maravillas del mundo; la antigua Cartago, en el norte de ?frica; los maravillosos templos de Mahabalipuram y Dwarka, en la India, as¨ª como las ruinas de numerosos poblados neol¨ªticos a¨²n por descubrir en el mar Negro. Tambi¨¦n comprende, desde luego, los restos de la Armada Invencible de Felipe II de Espa?a y la flota de Kublai Khan, junto con los m¨¢s de tres millones de nav¨ªos naufragados sin localizar que se calcula yacen en el fondo de los oc¨¦anos. Estos sitios arqueol¨®gicos subacu¨¢ticos est¨¢n con frecuencia mejor preservados que otros similares que permanecen sobre la tierra, entre otras razones porque, dada la falta de ox¨ªgeno, se deterioran m¨¢s lentamente y porque su dif¨ªcil accesibilidad los protege del pillaje. Por esta raz¨®n, es mucho lo que pueden decirnos sobre el origen y la historia de las civilizaciones.
Por este motivo, la Unesco desea subrayar la necesidad urgente de proteger el patrimonio cultural subacu¨¢tico, que en los ¨²ltimos a?os se ha visto cada vez m¨¢s amenazado. En efecto, gracias a la modernizaci¨®n de las t¨¦cnicas de detecci¨®n y de buceo y al inter¨¦s que tienen los objetos recuperados del mar en los mercados internacionales, muchos sitios arqueol¨®gicos de extraordinaria importancia han quedado perdidos para siempre y preciosos objetos culturales han acabado irremediablemente dispersos. El problema se ha visto exacerbado, adem¨¢s, por la percepci¨®n popular de que estos sitios arqueol¨®gicos son "tesoros" que se pueden encontrar y sacar, en lugar de una parte vital de un patrimonio cultural com¨²n a toda la humanidad que debemos preservar.
La Unesco lleva a?os luchando para que as¨ª sea. En noviembre de 2001, la Conferencia General aprob¨® la Convenci¨®n de la Unesco sobre la Protecci¨®n del Patrimonio Cultural Subacu¨¢tico, que cuenta hoy con quince Estados y entrar¨¢ en vigor cuando ¨¦stos lleguen a veinte. Este tratado internacional entiende por patrimonio cultural subacu¨¢tico "todos los rastros de existencia humana que tengan un car¨¢cter cultural, hist¨®rico o arqueol¨®gico, que hayan estado bajo el agua, parcial o totalmente, de forma peri¨®dica o continua, por lo menos durante cien a?os". Privilegia la conservaci¨®n in situ del patrimonio sumergido, dada la importancia del contexto hist¨®rico de los bienes culturales sumergidos y de las buenas condiciones de conservaci¨®n de estos bienes mientras permanecen sumergidos.
Asimismo, sin pretender dirimir el delicado asunto de la propiedad de los bienes culturales que pueden disputarse varios Estados, por lo general el del pabell¨®n y el ribere?o, y sin prohibir el ejercicio de la arqueolog¨ªa profesional ni impedir actividades de rescate por parte de los descubridores que trabajan con responsabilidad, el texto jur¨ªdico defiende el principio de que el patrimonio cultural subacu¨¢tico "no debe ser explotado comercialmente con fines de lucro o especulativos, ni tampoco ser diseminado de forma irremediable por el mundo".
La comunidad internacional debe movilizarse para ratificar esta Convenci¨®n sobre la Protecci¨®n del Patrimonio Cultural Subacu¨¢tico. Si condenamos los actos de pillaje que destruyen los sitios arqueol¨®gicos con bulldozers o arrancan estelas mayas o esculturas j¨¦mer con motosierras, debemos tambi¨¦n sancionar el pillaje submarino, que priva a las generaciones futuras del contexto cultural de los bienes arqueol¨®gicos. Para ello, la comunidad internacional debe contar con medios suficientes para defender la integridad de nuestro patrimonio cultural subacu¨¢tico.
Koichiro Matsuura es director general de la Unesco.
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