Adicciones
Hay series, como Perdidos (La 2, mi¨¦rcoles), que impulsan a la adicci¨®n ciega: esto tambi¨¦n es televisi¨®n. Las aventuras electrizantes de un pu?ado de supervivientes del vuelo 815 en una isla presuntamente desierta obligan a los ojos, a los sentidos y a la raz¨®n del espectador a estar en ascuas. Nada, en Perdidos, es lo que parece: los estereotipos saltan por los aires y el suspense permanente es la ¨²nica ley. El gran trabajo de su creador, J. J. Abrahams, merece seguir la reposici¨®n que, de la segunda temporada, hace La 2, preparando el inicio de la tercera temporada (de momento, el 10 de septiembre en Fox y en oto?o en TVE).
Habr¨¢ que ver si el p¨²blico responde. No est¨¢ de m¨¢s advertir que para disfrutar de series extraordinarias como Perdidos -un Salgari con tecnolog¨ªa punta y todo el misterio del follet¨ªn de aventuras- hay que entrar desde el principio. La semana pasada la disfrutaron 550.000 espectadores. ?Eran fans que buscaban reencontrarse con el reflexivo Jack, el misterioso Locke, con la valiente Kate o el turbio Sawyer y la heterog¨¦nea troupe multicultural del vuelo 815? o ?eran nuevos adictos que iban de sorpresa en sorpresa? Unos u otros, los espectadores tuvieron que apechugar, en hora y cuarto, con ?25 minutos de anuncios! Un score publicitario de gran cadena en temporada alta, en pleno agosto, tiene su m¨¦rito. Y empuja al telespectador a so?ar con ver la serie a la carta, en DVD: Perdidos es perfecta para la autoprogramaci¨®n, que ah¨ª est¨¢ el futuro.
Los anunciantes tienen claro el gancho de una historia coral tan fant¨¢stica como extra?amente humana y pr¨®xima. "No creo en el destino", dice Jack, hombre de ciencia. Y Locke, ser de extra?a fe, responde: "S¨ª que crees, aunque a¨²n no lo sabes". Realista, el gordo Hugo, cerebro de n¨²meros m¨¢gicos, apostilla ante lo incomprensible: "Al menos aqu¨ª no tenemos que madrugar". La vida misma, el absurdo, la contradicci¨®n, es el mejor gui¨®n. Esto es la adicci¨®n: ?y si yo estuviera all¨ª? Y as¨ª episodio tras episodio. Fren¨¦ticamente.
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