Un proyecto coherente
Seg¨²n se mire, 20 a?os no son muchos para configurar la identidad de la colecci¨®n de un museo, sobre todo si ¨¦ste es del agitado arte contempor¨¢neo y tiene como sede
un pa¨ªs tradicionalmente al margen del mundo moderno, como lo ha sido el nuestro hasta despu¨¦s de la transici¨®n democr¨¢tica. Un ejemplo contundente al respecto es recordar que casi el ¨²ltimo acto oficial que protagoniz¨® el general Franco fue la inauguraci¨®n del Museo Espa?ol de Arte Contempor¨¢neo (MEAC), all¨¢ por el ecuador de 1970, y un lustro despu¨¦s, el flamante museo, ubicado en la Ciudad Universitaria de Madrid, en parte por alejar del centro urbano actividades consideradas en s¨ª mismas sospechosas, ya estaba obsoleto. El problema que padec¨ªa era que ten¨ªa en su colecci¨®n casi todo lo que no deb¨ªa tener y carec¨ªa del resto. Tanto es as¨ª que los promotores de dicha iniciativa decidieron desarrollar el nuevo edificio en vertical, para que la instituci¨®n fuera ocupada por supuestas actividades museol¨®gicas, que, en realidad, escond¨ªan la carencia de una colecci¨®n representativa incluso del arte espa?ol del siglo XX. Dadas las circunstancias, no es extra?o que la remodelaci¨®n del antiguo Hospital Provincial de Madrid, un edificio hist¨®rico dise?ado por Sabatini, propiciara la idea
de albergar all¨ª, primero, exposiciones de arte contempor¨¢neo, y, ya a finales de los a?os ochenta,
la nueva sede del museo, ahora denominado Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa (MNCARS).
Desde entonces, se han sucedido directores (quiz¨¢ demasiados: cinco, a uno por cada casi cuatro a?os), todos los cuales aportaron un proyecto diferente. Lo que est¨¢ claro es que, al cabo de este tiempo, la colecci¨®n se ha enriquecido por compras, donaciones y legados hasta ser cada vez m¨¢s representativa y era, por tanto, urgente sustanciarlo a la vista del p¨²blico. Creo que el actual proyecto de ordenaci¨®n de la colecci¨®n del MNCARS es un fruto maduro y coherente, al centrar la ordenaci¨®n en una visi¨®n del arte contempor¨¢neo desde una perspectiva espa?ola, pero no local. La diferencia es importante, porque el localismo es el arte incontrastable e incontrastado. Es verdad que antes, sin la red significativa de obras de Picasso, Gris, Mir¨®, Dal¨ª, etc¨¦tera, era dif¨ªcil establecer este discurso hist¨®rico, pero hoy ya es m¨ªnimamente posible y resultaba imprescindible afrontarlo. Es bueno, asimismo, acabar con la visi¨®n compartimentada de artistas sucesivos y ofrecer alternativamente un panorama, lo cual es signo de que hay una argumentaci¨®n o tesis. Todo ello constituye, desde mi punto de vista, un dato esperanzador.
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