"No es s¨®lo picar hierro, hay que saber realizar todo un proyecto"
Algunos clientes acuden al taller, que pertenece a la familia desde 1917, porque ya trabajaban con sus antepasados
Calentar el hierro en una fragua a fuego lento, darle forma a golpes de martillo, moldearlo hasta conseguir el adorno deseado e incorporar la nueva pieza a una obra mayor. Los herreros, dice, tuvieron su momento culminante en la Edad Media, cuando el hierro era un material caro y escaso. Hoy este oficio sigue vivo y a¨²n se pueden encontrar en la ciudad talleres donde el fuego, el yunque o los tornillos de banco de carpintero son utensilios del d¨ªa a d¨ªa.
Xavier Mart¨ª Ramon, de 55 a?os, es herrero y tiene su taller (Serralleria Forja) en la calle de Bail¨¨n de Barcelona. Con ¨¦l trabajan seis operarios m¨¢s y su mujer, Neus Homs. "Este taller pertenece a mi familia desde 1917, aunque el local es de 1890", dice. La art¨ªstica puerta de hierro de la entrada la hizo su abuelo, que tambi¨¦n fue herrero, igual que su padre. Su bisabuelo ten¨ªa vi?as en tierras de Reus (Baix Camp) y fue quien se inici¨® en el oficio haciendo los aros de hierro de los toeneles para el vino. "A¨²n hoy tenemos clientes fieles que nos conf¨ªan piezas para sus casas particulares porque mi abuelo trabaj¨® para sus padres o abuelos", dice orgulloso Mart¨ª.
"Soy un hombre de muchos oficios y pocos beneficios. Nunca me he aburrido en la vida"
Las piezas que elabora este artesano son el resultado de un trabajo minucioso, inteligente y sensible. "No es s¨®lo picar hierro, hay que saber realizar todo un proyecto: pensar la idea, inventar la pieza, dise?arla, dibujarla y elaborarla; cada pieza que hago es diferente a otra", dice Mart¨ª. Lo que menos le entusiasma de los proyectos es tener que pensar el presupuesto: "De eso se encarga mi mujer, que antes era banquera", sonr¨ªe. A este artesano lo que le quita el sue?o es dibujar, crear y elaborar mesas, sillas y dem¨¢s mobiliario de la nada. Sus obras no tienen un estilo concreto, pero suelen "beber" del modernismo. En el taller conserva moldes hechos por su abuelo para hacer los adornos (o rizos) de marcos y hojas de puertas, farolas o barandas. Aun as¨ª, le gusta estar al d¨ªa de lo que se hace. En el despacho guarda cat¨¢logos con las piezas austeras de hierro forjado que se suelen crear en la actualidad. "No puedo ignorar qu¨¦ se lleva ahora", dice mientras mira con nostalgia un cat¨¢logo franc¨¦s de principios del siglo XX que reserva bastantes p¨¢ginas para l'art catalan de aquel entonces.
"Picar en hierro fr¨ªo y predicar en el desierto, serm¨®n perdido", dice Mart¨ª mientras un operario calienta el hierro en la fragua del taller para picarlo despu¨¦s. Sus obras de hierro forjado s¨®lo se venden en una tienda de Barcelona. Normalmente trabaja por encargo. Tambi¨¦n tiene expuestas maquetas de sus obras hechas a escala en Mercantic, en Sant Cugat del Vall¨¨s. Pero son varios e inesperados los lugares donde se pueden encontrar piezas de Mart¨ª. En el n¨²mero 46 del paseo de Gr¨¤cia de Barcelona hay una gran puerta de finca dise?ada y creada por ¨¦l, as¨ª como en el 41 de La Rambla y en el 40 de la calle de Princesa. "Pero, sin duda, el trabajo m¨¢s excepcional que tuvimos que hacer fue una jaula para un sal¨®n sadomasoquista de Barcelona, entre otros hierros... Hay que trabajar para quien te lo pide". Aparte de saber muy bien c¨®mo adaptarse al gusto de sus clientes, Mart¨ª disfruta trabajando cada pieza con cari?o y ma?a. La sensibilidad y el amor por el trabajo artesanal y bien hecho se descubren en su reconfortante y pl¨¢cida mirada, cargada de tranquilidad. "S¨¦ que nunca ser¨¦ millonario, pero soy muy feliz as¨ª. Soy un hombre de muchos oficios y pocos beneficios, pero me lo paso muy bien. Nunca me he aburrido en la vida". No tiene hijos que vayan a continuar el oficio. "Espero que el taller lo contin¨²e alguno de los j¨®venes operarios que ahora trabajan conmigo", dice. Lla Generalitat le entregar¨¢ en septiembre el distintivo de Maestro artesano. "Est¨¢ bien", dice, "aunque yo ya s¨¦ qu¨¦ soy".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.