Hipnosis f¨ªlmica
En una ilustrativa secuencia de Ca¨®tica Ana, s¨¦ptimo largometraje de Julio Medem, un hipnotizador explica a la protagonista que, siempre que est¨¦ "dispuesta a dejarse llevar", cada vez que cuente de forma descendente desde diez hasta cero, entrar¨¢ en estado de trance. Medem, so?ador eterno, rom¨¢ntico incorregible, creador de mundos m¨¢s perpendiculares que paralelos a lo largo de su filmograf¨ªa, tambi¨¦n tiene alma de hipnotizador en su nueva pel¨ªcula.
Y el sujeto pasivo no es otro que el espectador, que deber¨¢ estar particularmente dispuesto para "dejarse llevar" por el devenir de un extra?o viaje, inclasificable, brillante en la forma aunque profundamente ingenuo en el fondo, a trav¨¦s de la reencarnaci¨®n, el amor, la memoria y el caos.
CA?TICA ANA
Direcci¨®n: Julio Medem. Int¨¦rpretes: Manuela Vell¨¦s, Charlotte Rampling, Bebe, Asier Newman. G¨¦nero: drama. Espa?a, 2007. Duraci¨®n: 116 minutos.
El cine de Medem, sus universos perpendiculares, siempre han partido de tem¨¢ticas apegadas al piso firme que, tras un proceso de metaf¨®rica enso?aci¨®n, despegaban de la cotidianidad para alcanzar el territorio de los cuentos para adultos. Sin embargo, conforme su trabajo ha ido avanzando, ese proceso se ha hecho cada vez m¨¢s abigarrado y menos terrenal, m¨¢s ambicioso y menos plausible. Tanto que en Ca¨®tica Ana apenas pisa el suelo. La odisea a trav¨¦s del tiempo de la joven artista que interpreta con encantadora presencia la debutante Manuela Vall¨¦s, comienza ya en las nubes y, esta vez, va a sufrir un proceso de transformaci¨®n inverso, partiendo de un idealismo art¨ªstico para terminar alcanzando una cr¨ªtica a pie de campo en los que la guerra y la exclusi¨®n social, la antropolog¨ªa y el feminismo, se mezclan con escaso rigor.
Medem es un director superdotado capaz de conseguir que nos traguemos con gusto sus ex¨®ticos mundos, sus grandilocuentes personajes y sus arbitrarios giros de gui¨®n gracias a una descomunal potencia visual y a una gran capacidad para convertir un peque?o momento en un inolvidable torrente de magia. Sus recursos son infinitos, cada elemento suma por s¨ª mismo y el plano permanece limpio, a salvo del embrollo formal.
Desconcierto y misterio
Sin embargo, llegada la ¨²ltima parte de la pel¨ªcula, lo que hemos ido viendo con desconcierto, sorpresa y cierto misterio, termina cay¨¦ndose por su propio peso y el espectador despierta de su estado de hipnosis poco antes de llegar al n¨²mero 2. Sus reflexiones sobre la guerra de Irak, el conflicto saharaui, el genocidio indio-americano, el patriarcado de la sociedad y el mito femenino de la procreaci¨®n podr¨ªan ser los de un joven aspirante a artista carente de experiencia y formaci¨®n humana, pol¨ªtica y sociol¨®gica, que apunta con sus dardos poco envenenados a base de banales clich¨¦s de progre de izquierdas y escatol¨®gicas met¨¢foras de bajo calado, pero nunca las de un cineasta prestigioso con seis pel¨ªculas a sus espaldas.
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