El 'jazzman' desaparecido
Tete Montoli¨² triunf¨® en EE UU y Europa y grab¨® cientos de discos, pero a los 10 a?os de su muerte en Espa?a es dif¨ªcil encontrarlos
Tete Montoli¨² nos dej¨® hace 10 a?os. A las 11.40 del domingo 24 de agosto de 1997 un c¨¢ncer de pulm¨®n cerr¨® para siempre la tapa del viejo Yamaha negro de los bajos de un inmueble modernista de la calle Muntaner de Barcelona, donde vivi¨® desde su nacimiento hasta su muerte. Nadie ha vuelto a tocar ese piano, hoy en posesi¨®n de la ONCE, que lo ubicar¨¢ en su nueva sede barcelonesa.
Oyendo de nuevo sus grabaciones, la pol¨¦mica sobre su trabajo es una solemne tonter¨ªa. Es curioso que en vida fuera tan cuestionado en Espa?a, cuando en el exterior era considerado una figura. Durante d¨¦cadas, fue el ¨²nico jazzman espa?ol que merec¨ªa ese t¨ªtulo y eso muchos a¨²n no lo han digerido. Y lo fue por decisi¨®n propia: dej¨® familia y trabajos bien pagados y se adentr¨® en un mundo de hoteles de tercera en ciudades extra?as, comidas en baratos restaurantes chinos y sueldos m¨ªseros en oscuros clubes. Pero tocando jazz cada noche en una ¨¦poca en la que en Espa?a el jazz casi no exist¨ªa.
Antes de tomar esa decisi¨®n, en 1959, Tete Montoliu realiz¨® un duro aprendizaje como m¨²sico de cabaret en antros barceloneses y acompa?ando ritmos latinos mientras so?aba con las jam sessions del Hot Club una vez a la semana. Tete hab¨ªa nacido en Barcelona en 1933. Un padre m¨²sico y una madre aficionada al jazz le allanaron el camino a pesar de una ceguera de nacimiento. Los estudios en el Conservatorio los altern¨® con grupos de aficionados y sus primeros trabajos como pianista latino.
Grande en Europa
En ese ajetreo latino destaca su primer disco, grabado en 1954 en Holanda, con un par de cancioncillas a la moda. En una, Tete canta en el coro un estribillo: "P¨ªntame de colores pa' que me llamen Superman". Una premonici¨®n: dos a?os despu¨¦s lleg¨® Lionel Hampton, le pint¨® de colores y todos vieron que deber¨ªan llamarle Superman. Aun as¨ª, tuvo que hacer las maletas y marcharse de Espa?a para que esos colores lucieran.
Tete empez¨® a sacar la cabeza por festivales europeos y en 1959 se instal¨® en Berl¨ªn y Copenhague iniciando un periplo que le llev¨® a tocar y grabar con los grandes: Dexter Gordon, Ben Webster, Roland Kirk...
Mientras su nombre crec¨ªa en Europa, en Espa?a no pasaba de tocar en peque?os clubes como el Whisky Jazz madrile?o o el Jamboree barcelon¨¦s. Y esa fue una constante en sus 40 a?os de carrera. En Barcelona, Tete era querido, pero pocos ten¨ªan sus discos o iban a sus conciertos. A lo m¨¢s, era el int¨¦rprete del serratiano Paraules d'amor o, m¨¢s adelante, de algunos boleros con Mayte Mart¨ªn. En Nueva York, Par¨ªs, Londres y Tokio, en cambio, llenaban sus conciertos en el Carnegie Hall y compraban sus discos: le ten¨ªan por un grande y su influencia se ve en los tributos que le hicieron otros grandes como Dizzy Gillespie, Gordon, Phil Woods y Chick Corea.
Coda triste: Tete dej¨® m¨¢s de un centenar de discos pero en Espa?a no es f¨¢cil hallar m¨¢s de una docena. Tampoco existe un DVD oficial que recoja un concierto de Tete (s¨®lo una edici¨®n, de escasa calidad t¨¦cnica y dudosa procedencia legal, incluye una actuaci¨®n con Kirk en 1963). Y aqu¨ª s¨ª que no nos salva ni Internet.
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