La tinta como aliada
Las jibias son astutas y por ello utilizan su tinta no solo para huir de los enemigos que pretenden capturarlas, y a los que emborronan su campo de visi¨®n solt¨¢ndoles el fat¨ªdico chorro, sino que, a diferencia de pulpos y calamares, crean con el tinte un espacio impenetrable a la visi¨®n, que les permite esconderse dentro de ¨¦l y atrapar as¨ª a sus descuidadas presas.
Este es el criterio que manten¨ªa Arist¨®teles y que ?nada menos! fue confirmado por el mism¨ªsimo Darwin en contra de otros grandes de la ciencia, como Georges Cuvier, para quien todo el monte era or¨¦gano, o toda jibia calamar.
Este asuntillo, y aquel otro que las ha hecho famosas, cual es su grand¨ªsima afici¨®n al sexo -que intentan practicar en cualquier hora y lugar, as¨ª su compa?era o compa?ero repose ya en el suelo del pesquero que las captur¨®- nos lleva a la conclusi¨®n que ser¨¢ necesario para comerlas actuar de la misma forma, y poner en funcionamiento todo nuestro ingenio para guisarlas.
Las nuevas f¨®rmulas profundizan en su saber, lo descubren aliados de otras esencias
Y puesto que de su tinta se valen para ocultarse al mundo, nosotros haremos patente esa afici¨®n y las comeremos negras, para que nadie las confunda.
Las recetas cl¨¢sicas de todos son conocidas y se basan, am¨¦n de en la sempiterna plancha que las dora y reblandece -acci¨®n que por otra parte, falta les hace- en los sofritos de cebolla, con algo de ajo y tomate, m¨¢s el indispensable pimiento verde, donde cocer¨¢n despu¨¦s de haber tomado color unos instantes en la sart¨¦n, mezcladas con el ritual vino blanco, algo de agua y un poco menos de tomate m¨¢s las especias al gusto, sean ellas la pimienta, o la cayena, o el piment¨®n.
Pero las nuevas f¨®rmulas profundizan en su sabor, lo descubren aliado de otras esencias, ya sea -siguiendo las que brinda Garc¨ªa Santos- el marinado de marisco con sopa de cebolla al parmesano, que inventa Subijana, ya el nuevo marmitako de Arbelaitz, o a la parrilla con aroma de carb¨®n que preconiza Pedro Arregui; o aquellas patatas sufl¨¦s impregnadas del sabor marino que acompa?an a la marmita del cefal¨®podo salteado seg¨²n criterio de Jos¨¦ Miguel Olazabagalaga. Platos todos ellos concebidos para los infantes de la sepia o del calamar pero que podemos traspasar a nuestro maduro y sagaz protagonista sin perder un ardite de sabor y menos de consistencia.
O bien revisitando y despu¨¦s reinterpretando el recetario tradicional valenciano, sea el famoso arroz con sepia, que Ra¨²l Aleixandre en su restaurante Ca?Sento vio cocinar a su madre al m¨¢s depurado estilo marinero del sur -con su pimiento o su ?ora- y que ahora ¨¦l realiza con la inolvidable sepia a la plancha de sus mayores pero manipulando el arroz, someti¨¦ndolo a toda suerte de licencias: coci¨¦ndolo, as¨¢ndolo y al fin deshidrat¨¢ndolo, para volver a hidratarlo directamente con el jugo del marisco y convirti¨¦ndolo en una especie de suquet; o haciendo plato estrella de la casa el guiso de sepia con patata y gazpachuelo, que adorna la carta de Vicente Pati?o en el restaurante Sal de Mar de D¨¦nia, y que mezcla e integra los imperecederos ingredientes antes citados, con especial atenci¨®n al tostado de la sepia, milim¨¦tricamente cuadriculada, con una emulsi¨®n del caldo del animal, m¨¢s el aceite y vinagre de todas las salsas que se precien.
LA INVITACI?N DE QUIQUE DACOSTA
Si pienso en la sepia, pienso en hacer una especie de nigiri, esto es, en unas bolas de arroz cubiertas, o mezcladas, con trozos de este marisco. En todo caso no se si es que tengo alguna influencia de la cocina de Jap¨®n o es que recuerdo el arroz con sepia que hacemos por aqu¨ª, que sobrepasa lo ideado por los orientales.
Aunque bien pensado, lo que de verdad tiene sabor de las sepias es, no su carne, sino el contenido de su entra?a, lo que llamamos la sepia bruta. El mar est¨¢ ah¨ª, con tal potencia, que es necesario rebajarlo para que su sabor no se coma el del resto de los ingredientes con los que la mezclamos cuando hacemos un plato. Para ello es mejor utilizar las sepias m¨¢s peque?as, que podemos guisar ¨ªntegras, tanto si hacemos el arroz -siempre meloso- que se?al¨¢bamos, o las comemos a la plancha.
Mucha cebolla, ajo, aceite, tomate, la sepia -con sus interiores, y por supuesto con su tinta- har¨ªan el sofrito para el guiso o el arroz. Con una precisi¨®n: al fre¨ªr los sepionets intentar que su jugo no salga de ellos, que se diluya en el agua durante la cocci¨®n.
SUGERENCIAS
Restaurante El Faro. Zona Portuaria. Vinar¨°s (Castell¨®n). 96 445 63 62.
Restaurante Sal de Mar. Plaza Drassanes, 13 (Frente al puerto). D¨¦nia (Alicante). 96 642 77 66.
Restaurante Arrop. Sant Joan de Ribera, 20. Gandia (Alicante).
96 295 07 68.
Restaurante Venta La Monta?a. C/ Carretera de Alcoi, 9. Benimantell (Alicante). 96 588 51 41.
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