"El viol¨ªn es un diablo por lo que cuesta de tocar y de hacer"
Al lutier le gusta que sus violines tengan un sonido aterciopelado y c¨¢lido, y afirma que los instrumentos hechos artesanalmente siempre suenan bien
Cuando abraza uno de sus instrumentos, su cuerpo parece adquirir la misma ligereza que un viol¨ªn. T¨ªmido, taciturno, melanc¨®lico, Llu¨ªs Clapers se mueve con sigilo y labora parsimoniosamente. S¨®lo a veces deja escapar una risa pilla. Si habla de su maestro, el italiano Massimo Negroni, pronuncia el nombre con exagerada solemnidad y le hace gracia.
Sonr¨ªe tambi¨¦n cuando imagina que alg¨²n d¨ªa alguien coger¨¢ uno de sus violines y exclamar¨¢: "?Esto es un Clapers!".
"Para un m¨²sico profesional, el lutier es como el m¨¦dico de cabecera"
Porque Llu¨ªs Clapers, de 41 a?os, es lutier, hacedor de instrumentos musicales. "?ste es mi taller-tienda. Construyo, restauro y reparo", dice al presentarse. En Cremona (Italia), referencia mundial en la formaci¨®n de lutieres y donde aprendi¨® el oficio, los artesanos constructores de instrumentos tienen sus talleres a pie de calle. La luter¨ªa primero, luego la tienda. ?sta es la filosof¨ªa. En el taller, las herramientas de trabajo; en la tienda, el espacio donde los m¨²sicos pueden calibrar la calidad del instrumento antes de comprarlo. A Clapers, nacido en el seno de una familia de ebanistas carpinteros, le gusta decir que "construye" violines, y tambi¨¦n alg¨²n violonchelo.
Su pasi¨®n por el viol¨ªn se remonta a la ni?ez. Los sue?os siempre nacen en la infancia. Recuerda que a los 10 a?os ya estudiaba m¨²sica y le gustaba. Y cuando a su hermano mayor le regalaron un viol¨ªn le ped¨ªa una y otra vez que se lo dejara ver. "Miraba fijamente el instrumento tratando de desentra?ar c¨®mo lo hab¨ªan construido".
"Para un m¨²sico, el lutier es como el m¨¦dico de cabecera", sentencia. Y explica que en Barcelona antes, hace a?os, hab¨ªa dos lutieres y que actualmente el n¨²mero de talleres se eleva a seis. "El de la m¨²sica es un mundo de apariencias y cualquier artesano de violines que quiera hacerse una clientela debe vender imagen y elegancia", asegura. ?l cre¨® un espacio particular: el Taller del So, un taller-tienda situado junto al Auditori de Barcelona y la Escuela Superior de M¨²sica de Catalu?a. Quer¨ªa ¨¦l que fuera un punto de encuentro para m¨²sicos. Pero se ha dado cuenta de que los m¨²sicos no buscan en el taller del artesano un espacio donde relacionarse, sino a un lutier.
Cuenta la leyenda que Nicol¨° Paganini, el m¨¢s grande de los violinistas del siglo XIX convertido en mito, hab¨ªa pactado con el diablo para alcanzar el virtuosismo m¨¢ximo con el que deslumbr¨® en las salas de conciertos y palacios de las principales capitales musicales de Europa. Sin embargo, para Clapers la encarnaci¨®n del demonio no es el int¨¦rprete, sino el instrumento mismo. "El viol¨ªn es un diablo, tiene algo de mito, por lo que cuesta de tocar y de hacer".
"Crear un instrumento tiene algo de m¨¢gico. Se construye una cosa que servir¨¢ a otra persona para hacer m¨²sica", afirma Clapers. A ¨¦l le gusta que sus violines tengan "un sonido aterciopelado y c¨¢lido", y asevera que "los instrumentos hechos artesanalmente "siempre suenan bien. Lo importante es que, sea antiguo o nuevo, est¨¦ bien hecho, sea equilibrado y no suene nasal". Y enumera todos los elementos que hacen que un viol¨ªn sea perfecto: "El tipo de madera y su secado, el abombado, la posici¨®n de las efes, las clavijas y cuerdas, la voluta, la peque?a barra cil¨ªndrica de madera que se coloca en el interior del instrumento, el alma y la tabla arm¨®nica, el barniz...".
Construye el lutier tres violines por a?o, siempre por encargo. "Tomo como modelos dise?os de instrumentos del periodo cl¨¢sico: stradivarius, guarnieris, amatis...". Explica que los stradivarius, los violines m¨¢s c¨¦lebres del mundo, son instrumentos estilizados; los guarnieris, menos cuidados en la forma, pero m¨¢s personales, y los amatis, violines pioneros, tienen la voluta m¨¢s peque?a y las efes m¨¢s gruesas. "Podr¨ªa hacer un instrumento al mes, pero tambi¨¦n debo dedicar tiempo a vender y restaurar", se lamenta.
Compra en Italia las maderas de abeto rojo, arce y ¨¦bano con las que construye los violines, y tambi¨¦n hace viajes en busca de joyas musicales. "Mi ¨²ltima adquisici¨®n es un viol¨ªn veneciano de 1721 que acabo de restaurar", explica y se?ala que el de lutier "es un oficio muy valioso". "M¨¢s ahora, en la era de la globalizaci¨®n", se?ala Llu¨ªs Clapers, miembro fundador del Gremio de Luthiers y Arqueteros de Espa?a, entidad que promociona la profesi¨®n y lucha contra el intrusismo.
El viol¨ªn, que fue instrumento popular, fue progresivamente adquiriendo prestigio a partir de comienzos del siglo XVII, cuando compositores como Claudio Monteverdi empezaron a descubrir las posibilidades de la calidad de su sonido y los grandes lutieres cremoneses -Andrea Amati, Giuseppe Guarneri y Antonio Stradivari- perfeccionaron el instrumento. Ellos son la referencia para todos los lutieres. Y Llu¨ªs Clapers no es una excepci¨®n.
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