Si es infiel: ?cuidado con el m¨®vil!
Las llamadas y los mensajes de texto son ya la primera prueba de enga?o en la pareja
Cuidado: no olvide nunca su m¨®vil en casa o en la oficina. No porque vaya a recibir una llamada importante o un aviso de vida o muerte. Mucho peor a¨²n: su pareja podr¨ªa probar por fin que le es infiel. Como la estad¨ªstica es la m¨¢s fr¨ªvola de las ciencias, perm¨ªtaseme citar una de dudosa verosimilitud pero muy a tono con el t¨ªtulo de este art¨ªculo: un estudio realizado en Italia certificaba que en 9 de cada 10 infidelidades estaba la telefon¨ªa m¨®vil de por medio. Y si extrapolamos los datos del peligro del telefonino (en Italia lo llaman as¨ª, como a un pariente entra?able) al resto del mundo, podemos estar ante el comienzo de una verdadera pandemia de rupturas sentimentales y divorcios, sobre todo si se tiene en cuenta que la mitad de la poblaci¨®n mundial dispondr¨¢ ya de un m¨®vil cuando acabe 2007.
El informe fue encargado por Tomponzi Investigation, una firma de detectives italiana especializada en destapar infidelidades, que tal vez para purgar el da?o que ha causado en decenas de parejas rotas ofrec¨ªa de forma altruista algunas reglas de oro para no ser pillado. La m¨¢s obvia era la de borrar inmediatamente todos los mensajes y el registro de llamadas recibidas. La m¨¢s original, la de aprender a fingir una conversaci¨®n de trabajo cuando el amante o la amante nos llama por sorpresa con nuestra pareja oficial de cuerpo presente.
Pero si en la cuna de Romeo y de Julieta el m¨®vil empieza a ser un quebradero de cabeza para muchas parejas (n¨®tese la gracieta que encierra la cursiva), en China puede alcanzar niveles catastr¨®ficos. Se trata simplemente de una pura cuesti¨®n num¨¦rica. En el pa¨ªs de los mandarines hay m¨¢s de 400 millones de enganchados al m¨®vil. Por eso no es de extra?ar que el shouji (m¨®vil en chino) deje notar all¨ª m¨¢s que en ning¨²n lado sus efectos perniciosos para la estabilidad conyugal. Hace unos a?os, una pel¨ªcula local titulada El m¨®vil provoc¨® m¨¢s peleas matrimoniales que un Mundial de f¨²tbol. La obra abordaba en clave de comedia las infidelidades de un presentador de televisi¨®n al que, pese a su pericia, los mensajes y las llamadas continuas de sus amantes le acaban delatando. El filme desat¨® una verdadera pasi¨®n nacional por controlar lo que llegaba a los m¨®viles de las respectivas medias naranjas y las consiguientes disputas. La m¨¢s grave fue protagonizada por un marido en la ciudad de Tianjin, que golpe¨® con el terminal a su mujer, que tuvo que ser hospitalizada, por la insistencia de ¨¦sta en espiarle los mensajes.
En el patio nacional, las revistas llamadas femeninas se hacen cada vez m¨¢s eco del fen¨®meno y empiezan a incluir casi como una secci¨®n fija consejos para ligar por el m¨®vil o "c¨®mo pillar a tu marido con el SMS en la masa". Pero ojo con los consejos. Algunos pueden volverse en su contra, como el de borrar los mensajes o los registros de llamadas. ?No despierta las mayores sospechas que el m¨®vil de la pareja siempre est¨¦ vac¨ªo?
La criptomovilog¨ªa a¨²n est¨¢ dando sus primeros pasos, pero ya hay ciertas reglas b¨¢sicas para los iniciados. Una de las m¨¢s trascendentales para evitar meter la pata pero pocas veces puesta en pr¨¢ctica es que nunca hay que crear SMS "nuevos" para el amante, sino pinchar en uno que haya enviado previamente el apa?o y elegir la opci¨®n "responder". Se evita as¨ª el error fatal de remitir el SMS a un destinatario equivocado, que casi siempre resulta ser la esposa o el marido.
Las compa?¨ªas de m¨®viles tambi¨¦n se han dado cuenta de que los cuernos celulares no s¨®lo no tienen los efectos perniciosos de las antenas, sino que pueden ser un buen fil¨®n de negocio. No se entiende de otra manera que hayan lanzado los llamados servicios de localizaci¨®n. Por una peque?a cantidad mensual, cualquiera puede localizar en cualquier momento el lugar donde se encuentra la persona elegida siempre que ¨¦sta tenga encendido el m¨®vil. De forma que el recurrido "estoy en la oficina acabando un trabajo urgente. Llegar¨¦ tarde. No me esperes despierta, cari?o" tiene los d¨ªas contados. Mensajito al servicio Local¨ªzame de Movistar, y sale: "Manolo est¨¢ en Sitges, en el paseo mar¨ªtimo. Precisi¨®n + / - 50 metros". Y la parienta que lo lee airada, remite un SMS a su querido esposo: "Manolo, o tu empresa se ha mudado hoy de Barcelona a Sitges, o ¨¦sta es una petici¨®n de divorcio, pedazo de capullo".
Por eso, la opci¨®n preferida por los ad¨²lteros sigue siendo la de tener un m¨®vil alternativo al oficial, con tarjeta de prepago, por supuesto, y cuyo n¨²mero e incluso su existencia sea un secreto celosamente guardado salvo para el affaire. La primera pega es que hay que llevarlo siempre encima, porque si se olvida alguna vez encima de la c¨®moda no habr¨¢ otra oportunidad. La segunda es que en el hogar hay que utilizarlo a escondidas, y tantas visitas al ba?o, sin patolog¨ªas oficialmente reconocidas en la vejiga, ser¨ªan delatoras.
?Ah!, y no sea iluso. Apelar a la confianza mutua de la pareja no es soluci¨®n. El pitidito de aviso del SMS despierta siempre desconfianza. Y los amantes no tienen ning¨²n rubor en pillar en un descuido el m¨®vil ajeno para comprobar si hay delito. Una encuesta del diario brit¨¢nico The Independent revelaba que el 72% de las mujeres casadas no ten¨ªan reparo moral en espiar los SMS de las parejas, y el 34% lo hac¨ªa, efectivamente.
Los espa?oles hablamos por el m¨®vil una media de 25 horas al a?o y mandamos casi 300 SMS (Informe de la Comisi¨®n del Mercado de Telecomunicaciones 2006). Si tenemos en cuenta que hacemos el amor unas 72 veces al a?o (Informe Durex 2007), a 15 minutos de media por relaci¨®n: 18 horas. S¨ª, en efecto, hablamos m¨¢s por el m¨®vil que lo otro. As¨ª que, con la venia de las autoridades eclesi¨¢sticas y de las operadoras de telefon¨ªa, me permito un consejo: m¨¢s acci¨®n y menos mensajitos, se?ores amantes.
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