Un caso no resuelto
Anna Politk¨®vskaya, la periodista cr¨ªtica con el Kremlin y con la pol¨ªtica de Putin en Chechenia, fue asesinada el pasado octubre cuando estaba investigando nuevas tropel¨ªas en la rep¨²blica norcauc¨¢sica. El crimen caus¨® una gran conmoci¨®n, sobre todo en Occidente, y no pocos pusieron la mirada hacia el entorno del presidente ruso como principal fuente de sospecha. Ahora, el fiscal general del pa¨ªs, Yuri Chaika, ha dado por cerrado el caso al anunciar que han sido detenidos los organizadores, los c¨®mplices y los ejecutores: un total de 10 personas, entre ellos varios miembros de una banda criminal chechena as¨ª como un agente del Servicio Federal de Seguridad (SFS, sucesor del KGB) y cuatro funcionarios del Ministerio del Interior. El fiscal general no ha sido capaz de afirmar qui¨¦n fue el verdadero cerebro, pero ha dejado entrever que el asesinato pudo haber sido urdido desde el exterior por grupos interesados en desestabilizar el pa¨ªs, y en particular por el oligarca Bor¨ªs Berezovski, el ex amigo y hoy ac¨¦rrimo enemigo de Putin, que se encuentra exiliado en Londres.
Aun siendo positivo que las autoridades rusas se hayan esforzado por detener a los presuntos autores y c¨®mplices -cuatro de ellos fueron ayer formalmente acusados de la muerte-, no parece ni mucho menos que el caso haya quedado resuelto. Lo ¨²nico cierto que se desprende de las afirmaciones del fiscal general es que, como aseguraba la asesinada periodista, en la Rusia de Putin existe una colaboraci¨®n entre el crimen organizado, que mata por encargo, y las fuerzas de seguridad y los servicios secretos.
Apuntar ahora, como sugiere el alto funcionario, a una conspiraci¨®n externa podr¨ªa encerrar una voluntad del poder por tapar a los verdaderos inductores de ¨¦ste y otros cr¨ªmenes pol¨ªticos recientes. Ah¨ª est¨¢ el caso del ex agente del KGB Alexandr Litvinenko, envenenado en Londres en circunstancias muy extra?as tres semanas despu¨¦s del atentado mortal contra Politk¨®vskaya mientras un ciudadano italiano supuestamente le trataba de pasar nuevas pistas sobre el crimen de la periodista. Las autoridades brit¨¢nicas han acusado del envenenamiento a un ex agente secreto ruso y han solicitado su extradici¨®n, rechazada por Mosc¨².
No resulta casual que estas detenciones se hayan producido a tres meses de las elecciones parlamentarias y a menos de medio a?o de las presidenciales que designar¨¢n al sucesor de Putin. Al culpar de estos cr¨ªmenes a fuerzas externas desestabilizadoras, el Kremlin estar¨ªa buscando m¨¢s votos para su causa.
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