Cosida a pu?aladas por no quererle
Un hombre mata con un cuchillo de cocina a su ex novia, de 27 a?os, mientras paseaba a sus perros. La familia de ella intenta lincharlo
"Una vez que se ceban, ya no miran colores". Teresa, 46 a?os viviendo en estas calles de casas sin grandes lujos del barrio del Pilar, aguanta la respiraci¨®n. "Es indignante". Ya no dice nada m¨¢s. No puede porque le tiemblan las manos y llora como si nunca lo hubiera hecho. No puede porque han cosido a pu?aladas a su vecina M¨®nica. La chica morena y simp¨¢tica. La sobrina de la due?a de la tienda de ropa Tejedor. M¨®nica Tejedor G¨®mez. Ten¨ªa 27 a?os. La asesin¨® ayer David A. V., su vecino y ex pareja, de 33 a?os. ?l quer¨ªa retomar la relaci¨®n. Ella se negaba. M¨®nica se ha convertido en la v¨ªctima n¨²mero 59 de la violencia machista en Espa?a en lo que va de a?o. En la Comunidad de Madrid han sido ocho.
En el solar crecen las hierbas espigadas entre mont¨ªculos. Ah¨ª ocurri¨® el crimen. A las 11.30. Es un solar junto al final de la calle de Isla Graciosa. M¨®nica hab¨ªa salido, como todos los d¨ªas, a pasear a sus dos canes, ambos de raza pitbull. Vio aparecer a David, que tambi¨¦n iba con su perro. Comenzaron a hablar sobre sus mascotas, comentaban los vecinos. Rosal¨ªa cargaba sus bolsas desde el Caprabo y oy¨® unas palabras m¨¢s altas que otras. No les hizo caso. Cuando gir¨® su cabeza, M¨®nica ya estaba tumbada sobre la hierba. David no hab¨ªa aceptado que la relaci¨®n se terminara. No se lo pens¨®. En su ira, sac¨® un cuchillo de cocina de su bolsillo y apu?al¨® a la joven en la espalda, el pecho y el vientre.
David huy¨® del descampado, corriendo, mientras los dos perros de M¨®nica le persegu¨ªan. Se abalanzaron sobre ¨¦l y le mordieron en la mano y el muslo, seg¨²n los testigos. "No paraba de correr. ?Bum! Eso era un rayo", se?alaba Paca, una vecina del barrio, mientras se llevaba las manos a la cabeza. Las heridas que le causaron los animales dejaron un reguero de sangre desde las escaleras de Isla Graciosa hasta la calle de Nuestra Se?ora de Valverde. David entr¨® en su casa, en el n¨²mero 12 de la calle de Islas Bermudas, chorreando sangre.
Los vecinos de un bloque cercano al descampado avisaron a una t¨ªa de M¨®nica. Y a varios de sus familiares, que tuvieron que ser atendidos por los sanitarios del Samur. "?Hijo de puta!", grit¨® Carlos, un primo de la fallecida, que estaba junto al descampado. Sali¨® corriendo mientras que la t¨ªa de M¨®nica le segu¨ªa los pasos: "?Carlos! ?Qu¨¦ haces?". Llevaba las mejillas rotas por las l¨¢grimas.
El rastro de sangre fue la pista que condujo a la polic¨ªa a la casa del agresor. Pero cuando los agentes entraron en la vivienda, David ya no estaba all¨ª. Se hab¨ªa duchado, cambiado de ropa y hab¨ªa salido a la calle. Varios familiares de M¨®nica le buscaron por todas partes. Por una calle, por otra.
Cuando le encontraron, menos de dos horas despu¨¦s del crimen, le pegaron una paliza. ?l no consegu¨ªa escapar. Hasta que alguien llam¨® al 091. Los polic¨ªas tuvieron que llevarle a un centro de salud para que le curasen las heridas. Luego fue arrestado.
"?Que lo mato!"
"?Que lo mato!".
El furg¨®n policial, un chillido, la ira y el pu?o que se levanta como si fuera a aplastar el mundo. Carlos, uno de los primos de M¨®nica Tejedor, la v¨ªctima, no pudo contener ese grito que le sali¨® del alma. La desesperaci¨®n. En un suspiro corri¨® unos 50 metros. Desde su casa al portal del asesino de su prima. Eran las 13.30. Un furg¨®n policial sal¨ªa del n¨²mero 12 de la calle de las Islas Bermudas. La cara de Carlos cada vez m¨¢s desencajada. Cre¨ªa que en el veh¨ªculo iba el asesino de M¨®nica. Pero no. En ese momento, Carlos no atend¨ªa a razones. Algunos de sus familiares, tampoco. La Polic¨ªa Municipal y algunos parientes, en medio, sujetando el odio de Carlos. Pero nada. Entre todos esos familiares de M¨®nica, con la fuerza de todos, consiguieron abrir la puerta delantera del furg¨®n, con el motor a mil. Y lanzaron dentro un objeto a tal velocidad que nadie lo vio. Una agente de la Polic¨ªa Municipal sali¨® herida en el forcejeo. Ten¨ªa dos cortes: uno en la frente y otro en la nariz. La t¨ªa de M¨®nica estaba en medio de la calle. Lloraba sin consuelo. Ella ten¨ªa un corte en el alma.
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