Noriega no ver¨¢ Panam¨¢
Manuel Antonio Noriega, el ex dictador paname?o, no podr¨¢ regresar -al menos, por bastante tiempo- a su pa¨ªs como era su deseo, y el de sus abogados, para cumplir all¨ª la pena por varios asesinatos, entre ellos el del opositor pol¨ªtico Hugo Spadafora a manos de los temibles Batallones de la Dignidad durante su Gobierno de pu?o de hierro (1983-1989). Fue esa etapa la que desemboc¨® en la controvertida invasi¨®n militar de Estados Unidos ordenada por el presidente Bush padre. Un juez federal estadounidense ha dado luz verde a la petici¨®n de extradici¨®n cursada por Francia para que Noriega satisfaga una pena de 10 a?os de c¨¢rcel por blanqueo de dinero procedente del narcotr¨¢fico. Todo indica que ha habido un pacto no escrito entre Estados Unidos, Panam¨¢ y Francia, a fin de evitar que su regreso pudiera reabrir las viejas heridas pol¨ªticas.
Jur¨ªdicamente, no deja de ser parad¨®jico que el juez federal William Turnoff haya primado la petici¨®n francesa sobre la paname?a, pese a que la sentencia por los delitos a la que fue condenado en su pa¨ªs es mucho m¨¢s severa (20 a?os) y adem¨¢s la solicitud de extradici¨®n fue posterior. Las autoridades de Panam¨¢ han escenificado artificialmente una protesta, pero en el fondo se sienten bastante aliviadas por el hecho de que el ex dictador no sea deportado al pa¨ªs tras cumplir 17 de los 40 a?os de prisi¨®n a los que fue condenado por un tribunal de Miami por narcotr¨¢fico. No han faltado voces desde la oposici¨®n, como el ex presidente Guillermo Endara, que sostienen que Panam¨¢ sale "muy humillado" con esta decisi¨®n. Es comprensible tal queja, pero parece tambi¨¦n obvio que el juez Turnoff a la postre ha otorgado con su fallo mayor fiabilidad a la justicia francesa que a la paname?a en las circunstancias actuales.
De haber regresado a Panam¨¢, el ex dictador se habr¨ªa beneficiado de un r¨¦gimen carcelario m¨¢s benigno debido a su edad -el ex general tiene ya 72 a?os-, probablemente en su propio domicilio, y qui¨¦n sabe si su vuelta a casa no hubiese sido fuente de inestabilidad pol¨ªtica. En realidad, el caso Noriega no est¨¢ cerrado para los paname?os. Contin¨²a siendo una fuente de divisi¨®n entre quienes simpatizan con su causa y los que sostienen que durante su mandato s¨®lo propici¨® corrupci¨®n, atropellos a los derechos humanos y sangre. Dentro del actual Gobierno hay quienes a¨²n le consideran una v¨ªctima del invasor gringo. Pero lo que es cierto, casi dos d¨¦cadas despu¨¦s de su derrocamiento, es que Noriega fue un aprendiz de brujo aupado por la CIA, bajo cuyo amparo construy¨® un r¨¦gimen corrupto ligado al narcotr¨¢fico. Cuando se excedi¨®, la Casa Blanca decidi¨® que hab¨ªa llegado la hora de invadir el canal y acabar con ¨¦l.
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