Una salida l¨®gica
A nadie pod¨ªa sorprender que Rosa D¨ªez fuera a anunciar, como hizo ayer en una conferencia de prensa en Bilbao, su salida del PSOE. Eran tantas las discrepancias con el partido, acrecentadas durante la tregua de ETA, que lo chocante era que el abandono no se hubiera producido mucho antes. La actitud de la aguerrida pol¨ªtica vasca es coherente y consecuente con sus actuales posicionamientos, al tiempo que evita a los dirigentes socialistas una siempre desagradable medida de expulsi¨®n con el consiguiente perjuicio. D¨ªez, que adem¨¢s de entregar el carn¨¦ renuncia a su acta de eurodiputada, ha decidido sumarse al proyecto del fil¨®sofo Fernando Savater de crear un nuevo partido con acento abiertamente antinacionalista. Dicha formaci¨®n tiene previsto presentar sus listas en las elecciones generales de marzo de 2008.
Si un afiliado de la relevancia de Rosa D¨ªez choca tanto con la l¨ªnea de su formaci¨®n como le sucedi¨® a ella, sobre todo desde la llegada de Zapatero a La Moncloa, lo natural es que se marche. Si hay que poner alguna reserva a su decisi¨®n es que la haya demorado tanto. D¨ªez aprovech¨® cualquier instancia para criticar contundentemente la pol¨ªtica antiterrorista del jefe del Gobierno y para advertir del peligro de entablar negociaciones con ETA porque, dec¨ªa, la banda no ten¨ªa intenci¨®n de deponer las armas. Tambi¨¦n fue muy dura con la presunta benevolencia del PSOE con la izquierda abertzale, una opini¨®n que no pocos compartir¨ªan. La realidad vino a confirmar alguna de sus palabras, pero fue exagerado, inexacto y, por tanto, injusto acusar al Gobierno de estar cediendo a las maximalistas reivindicaciones de la banda y su entorno. Ayer dijo que se marchaba para poder defender sus ideas "con m¨¢s libertad". Es una opini¨®n respetable, aunque tambi¨¦n es cierto que su partido, inteligentemente, nunca trat¨® de silenciarla durante todo este tiempo.
El discurso de D¨ªez y Savater enlaza con el sentir de muchos ciudadanos. Tienen, pues, todo el derecho del mundo a buscar espacios pol¨ªticos a trav¨¦s de un nuevo partido que plantee sus propias f¨®rmulas sobre la lucha contra el terrorismo o el modelo territorial "sin complejos". Otra cosa es que triunfe. La mala experiencia de Ciutadans en las pasadas elecciones municipales tras el ¨¦xito en las auton¨®micas catalanas refleja las dificultades que entra?a sobrevivir entre los grandes partidos sin reproducir sus vicios. En cualquier caso, hay que saludar la llegada a la arena de nuevos grupos si con ellos se refuerza el m¨²sculo y la cercan¨ªa a los ciudadanos de nuestra democracia.
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