"Es bonito ver c¨®mo un coche entra destrozado y sale como nuevo"
Es su pasi¨®n desde los 14 a?os y a¨²n ahora apuesta por la forma tradicional de trabajar
Francisco Pi?ol no duda en decir que su trabajo es su pasi¨®n. De muy peque?o ya ten¨ªa claro que quer¨ªa dedicarse a su gran afici¨®n: los coches. Le gustaban mucho, pero no ensuciarse. Su elecci¨®n, a los 14 a?os, fue la planchister¨ªa, en un taller que hab¨ªa a pocos metros de su casa. Desde entonces ha pasado por unos siete u ocho talleres. Algunos eran de reparaci¨®n de veh¨ªculo industrial, dirigidos a los profesionales del transporte. Ahora dice estar contento, porque trabaja en un taller de Esplugues donde las reparaciones se realizan a coches particulares siguiendo el procedimiento tradicional.
La forma tradicional consiste, precisamente, en reparar. "Ahora se suelen desmontar las piezas da?adas y cambiarlas por otras nuevas. Nosotros a¨²n las reparamos, como se hac¨ªa antes. Si se pueden arreglar, ?por qu¨¦ cambiarlas? Es m¨¢s bonito as¨ª", explica. Pi?ol considera que su trabajo es "artesanal" porque para hacerlo a conciencia "a uno le tiene que gustar mucho la manualidad".
Efectivamente, en el taller de Esplugues se trabaja de una manera que cada vez abunda menos. Pi?ol desmonta las piezas del coche que han recibido alg¨²n golpe, las pica con el martillo, las lima... Utiliza una m¨¢quina, "la estrella", como la denomina, que va aplanando la chapa. "Es como una pistola que, al dispararse, se clava en la plancha. La estrella de la punta va tirando de ella para que recupere la forma original". ?Entra?a dificultad? "M¨¢s que nada, tienes que picar en el punto exacto. Si no, la plancha no va por donde tiene que ir". El taller de Pi?ol, pese a funcionar a la antigua, es de los que m¨¢s trabajo tiene respecto a los que ha estado anteriormente. Se arreglan entre 15 y 20 coches a la semana, y "hay clientes de hace 20 y 30 a?os", destaca.
Lo que m¨¢s le gusta a Pi?ol es "ver c¨®mo entra un coche destrozado y apreciar c¨®mo sale, como nuevo". Dentro de la planchister¨ªa hay trabajos y trabajos. La transformaci¨®n es espectacular en los veh¨ªculos de competici¨®n. Cuando habla de ellos se le ilumina la cara: "Son cromados, con cortes de colores. Entran abollados y luego, cuando se montan y reciben las capas de pintura, salen especialmente bonitos".
Este joven tiene un coche poco vistoso. Su opci¨®n ha sido la practicidad. "Tengo una Astra b¨¢sico y mi mujer un Ford Fiesta del a?o 91. No me gusta tener deudas, prefiero disfrutar de la sencillez y poder vivir tranquilo". Quiz¨¢ por esta practicidad, se siente a¨²n m¨¢s satisfecho de su elecci¨®n en su profesi¨®n. Motivos excepcionales llevaron a Pi?ol a estar unos meses en el paro. Tuvo que cuidar un tiempo de sus dos hijos, de dos y cuatro a?os, ya que su mujer trabajaba y la canguro encontr¨® otro empleo. "Ten¨ªa miedo de que me llamaran en seguida del Inem para ofrecerme trabajo, ?habr¨ªa sido lo m¨¢s normal! Pero debido a las circunstancias no podr¨ªa haber aceptado ninguna oferta". Pi?ol considera justo su sueldo. Pero protesta porque otros empleos est¨¢n mejor valorados. "Deber¨ªan tenerse cuenta aquellos trabajos que requieren un esfuerzo f¨ªsico. Esto desgasta mucho m¨¢s que estar sentado en una oficina".
A este planchista no le disgustar¨ªa en absoluto que sus hijos se dedicaran a un oficio como el suyo. Mientras que su mujer opina sobre la conveniencia de que estudien una carrera, el joven no cierra las puertas a cualquier otra opci¨®n: "Que hicieran de mec¨¢nicos o pintores tampoco estar¨ªa mal. Si es algo de lo que hay demanda, adquieren los conocimientos adecuados y ponen inter¨¦s, est¨¢ claro que tendr¨¢n la vida solucionada". La frescura y sencillez de este joven que vive del hoy m¨¢s que de los sue?os del ma?ana se ponen de nuevo de manifiesto cuando se le pregunta sobre sus propios planes de futuro: "Uy... trabajo, paz y armon¨ªa. Levantarme cada d¨ªa y poder ir a trabajar".
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