La difusi¨®n de las joyas del cine
Quiero dar las gracias a Gustavo Mart¨ªn Garzo por el art¨ªculo del 24 de agosto titulado "?Se puede vivir sin Bergman?". Especialmente las palabras de cuando describe a los personajes son tan "sonoras y significantes" como dec¨ªa Cervantes que quer¨ªa escribir. Emociona ese homenaje al director y a todos nosotros que podemos disfrutar un tiempo de pel¨ªculas como Fanny y Alexander.
Pero, siendo el cine en principio un arte de acceso m¨¢s asequible, traducido en la t¨¦cnica -pasado a las pantallas de televisi¨®n aunque sea un delito- y el tiempo, a un p¨²blico que podr¨ªa tener la curiosidad de los j¨®venes -sean del nivel cultural que sean pero que por casualidad caigan en brazos alguna vez de las im¨¢genes sublimes y deliciosas de los maestros-, el disfrute de las pel¨ªculas tan importantes como los libros cl¨¢sicos no est¨¢ en absoluto garantizado en Espa?a hoy.
S¨ª, existen ahora DVD, y cintas en las bibliotecas pero, por lo que yo he visto, no hay, como en los libros, obras recientes y cl¨¢sicas sino s¨®lo el cine que est¨¢ habiendo ahora en los cineclubs de alquiler de pel¨ªculas. O sea cine americano reciente, de lo peor. Y a la vez existen maduros j¨®venes de 30 a?os que se pueden considerar cultos y no han visto ni una pel¨ªcula de Charlot o Con faldas y a lo loco. En la televisi¨®n de pago tampoco hay una verdadera programaci¨®n que salga de un canal de cine cl¨¢sico americano. Y no de todas las productoras.
Pero algunos de nosotros, como Mart¨ªn Garzo, queremos ser sorprendidos por joyas antiguas (Pl¨¢cido, de Berlanga, una tarde de Navidad) y nos dan l¨¢stima tantas personas que no podr¨¢n nunca saborear las buenas pel¨ªculas de la historia del cine (salvo el western en color) e incluso creer¨¢n que el cine no fue antes en blanco y negro. La ¨²nica soluci¨®n para esa carencia cultural es que la televisi¨®n espa?ola no est¨¦ dominada por unas distribuidoras americanas y programe pel¨ªculas de todos los pa¨ªses y ¨¦pocas porque, m¨¢s que ning¨²n otro ente, puede ense?ar deleitando, como dijo Arist¨®teles que era el objetivo de la poes¨ªa, del arte, del teatro.
Los otros que pueden hacer algo son los que ense?an a los j¨®venes en los institutos. Y es que los j¨®venes leen algunos libros cl¨¢sicos y a veces ven algunos museos pero no tienen obligaci¨®n de mirar atentamente obras de arte cinematogr¨¢ficas. Creo que eso debe corregirse.
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