El espejo y el miedo

La selecci¨®n espa?ola ha iniciado el Europeo imbatida desde hace 26 partidos y prensa y aficionados ya sue?an con llegar a 35 victorias consecutivas para festejar, la tarde del 16 de septiembre, la conquista de la medalla de oro. La presencia finalmente de Garbajosa no ha hecho m¨¢s que reforzar el entusiasmo y las expectativas que rodean a la selecci¨®n. Por el contrario, las ausencias de Fotsis y de Gallinari y Galanda han creado mucha inquietud en el ambiente de dos de sus adversarios m¨¢s fuertes: Grecia e Italia.

?Puede todo esto traducirse en un exceso de presi¨®n psicol¨®gica sobre el equipo hasta el punto de provocar un miedo a perder en la mente de los jugadores y del cuerpo t¨¦cnico? ?Puede de alguna manera mermar la f¨¦rrea confianza que los jugadores de Pepu Hern¨¢ndez han demostrado hasta ahora? Estoy convencido de que no. Sobre todo, por tres motivos.

Primero: la breve duraci¨®n de la competici¨®n. En la temporada 2000-2001, yo entrenaba al Kinder Bolonia que logr¨® el triplete: Liga, Euroliga y Copa de Italia. Entre octubre y febrero, el equipo permaneci¨® imbatido durante 33 partidos, estableciendo un r¨¦cord en Italia. Recuerdo que, en cierto momento, tuve la sensaci¨®n de que el equipo jugaba para el r¨¦cord, perdiendo lentamente calidad en el juego, casi como si estuviese aburrido de su propia superioridad, sin estar especialmente motivado en los encuentros contra equipos que no eran de primer nivel. Estaba tan preocupado por esa sensaci¨®n de mirarse al espejo que, con mis asistentes, nos pregunt¨¢bamos si no ser¨ªa mejor perder uno o m¨¢s partidos para recuperar el orgullo del equipo. No le suceder¨¢ lo mismo a Pepu: Espa?a tiene una misi¨®n, nueve partidos sin pensar en ma?ana, ganar o perder. No hay tiempo para preocuparse, ni para hacer c¨¢lculos; son dos semanas en las que es obligatorio dar el 100% contra los adversarios, todos peligrosos, y ante los cuales no es posible hacer c¨¢lculos para ahorrar esfuerzos.

Segundo: la paciencia del equipo. He quedado impresionado, no tanto por las victorias en los amistosos de preparaci¨®n como por el hecho de que Espa?a casi siempre ha roto los partidos en el tercero o, en ocasiones, en el ¨²ltimo cuarto. Esto me ha demostrado la madurez de la selecci¨®n: sin ansia por querer dominar en el marcador desde el principio; paciencia para desgastar al adversario aprovechando la profundidad de banquillo y llegar l¨²cidos a los momentos decisivos; el instinto asesino para aprovechar el momento dif¨ªcil del rival. La capacidad de saber esperar el propio momento es t¨ªpica de los grandes equipos, aqu¨¦llos que no permiten nunca que la confianza en s¨ª mismos se transforme en suficiencia.

Tercero: altruismo. Casi todos los jugadores espa?oles han sido decisivos en alg¨²n partido, desde los veteranos a los m¨¢s j¨®venes. Esto dar¨¢ a todos la confianza de poder ganar incluso el d¨ªa en que alguno de ellos no est¨¦ al m¨¢ximo de su fuerza f¨ªsica y mental. Los l¨ªderes de la selecci¨®n son los que ver¨¢n los momentos en los que el equipo tendr¨¢ miedo a perder: de ellos ser¨¢ entonces la responsabilidad de hacer una jugada, defensiva u ofensiva, para dar ¨¢nimos a los compa?eros y al p¨²blico.

No se puede ganar sin tener miedo en alg¨²n momento: la selecci¨®n que se proclame campeona de Europa sabr¨¢ sufrir con paciencia, encontrando el coraje de los ganadores.