Los intelectuales unen fuerzas contra la "marea oscurantista"
Hacer frente a la "marea oscurantista empe?ada en regir nuestra sociedad seg¨²n un modelo a¨²n m¨¢s arcaico". El que lanza esta consigna no es un partidario incondicional del monarca alau¨ª, sino un ex preso pol¨ªtico de izquierdas que pas¨® m¨¢s de 10 a?os en la c¨¢rcel en tiempos del rey Hassan II y se vio obligado a exiliarse en Francia.
Abdelatif Laabi, uno de los m¨¢s conocidos escritores marroqu¨ªes, puso en circulaci¨®n, una semana antes de las elecciones legislativas de Marruecos, un manifiesto contra la "deriva oscurantista", pidiendo a los dem¨®cratas que, m¨¢s all¨¢ de sus divergencias, se movilicen para "cerrar el camino al bando conservador".
Alude a los islamistas del Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD) que podr¨ªan convertirse en la fuerza m¨¢s votada en las elecciones del viernes, pero no los nombra. Para seducir al electorado, ¨¦stos han moderado su programa y el lenguaje desde hace unos a?os, pero no lo suficiente como para hacer desaparecer los recelos de Laabi.
Su escrito logr¨® inmediatamente las firmas de un centenar de intelectuales laicos y de destacados miembros de la sociedad civil. A ello ha contribuido la publicidad que le dieron los medios p¨²blicos audiovisuales y tambi¨¦n algunos diarios.
Aunque no lleg¨® a suscribir el llamamiento, la m¨¢s prestigiosa organizaci¨®n de la sociedad civil, la Asociaci¨®n Marroqu¨ª de Derechos Humanos, comparte sus tesis. Su presidenta, Khadija Ryadi, teme a los islamistas "en materia de derechos humanos, relaciones entre hombres y mujeres, y algunas libertades fundamentales como la de culto".
Aunque no hayan llegado al poder, su influencia "perniciosa" ya se nota, seg¨²n Laabi, en "amplias capas de la poblaci¨®n". No pone ejemplos, pero saltan a la vista para aquellos que recorren Marruecos. Cada vez hay m¨¢s mujeres que llevan el hiyab (pa?uelo isl¨¢mico), acuden a las playas m¨¢s vestidas y se ba?an con toda la ropa, y la compra y consumo de alcohol resulta m¨¢s dif¨ªcil, as¨ª como almorzar durante el Ramad¨¢n.
Formando a mujeres predicadoras o impulsando un nuevo c¨®digo de familia, las autoridades luchan contra esta corriente de fondo conservadora y moralizadora, pero en absoluto violenta, sin demasiado ¨¦xito.
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