?Para cu¨¢ndo el Estado laico?
La configuraci¨®n de nuestro Estado social y democr¨¢tico de derecho como plenamente laico es una exigencia del sistema pol¨ªtico que nos dimos en 1978 y, desde entonces, una asignatura pendiente, en coherencia con la voluntad de "establecer una sociedad democr¨¢tica avanzada", proclamada en el Pre¨¢mbulo de la Constituci¨®n. Se trata de una decisi¨®n urgente, exigible a un Gobierno socialista, y que no admite aplazamientos a cargo de previsibles votos inmediatos cat¨®licos ni claudicaciones ante las presiones intolerables de la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica, que muerde su presa sin soltarla.
El funcionamiento de las estructuras sociales b¨¢sicas -la escuela, la sanidad, la ciencia, la cultura- y el libre discurrir de las relaciones entre los ciudadanos -familiares, sexuales, sociales- necesita, en una democracia s¨®lida, soltar el lastre de unas servidumbres heredadas del nacionalcatolicismo imperante durante d¨¦cadas y todav¨ªa presentes en los usos y costumbres sociales que la Iglesia pretende mantener contra viento y marea. El laicismo liberar¨¢ las relaciones c¨ªvicas y sanear¨¢ la vida social, atenazada a¨²n por un modelo de sociedad en el que la religi¨®n es un componente esencial, que se resiste a pasar a un segundo plano opcional. Los espa?oles ser¨¢n seguramente m¨¢s felices cuando se les facilite que se liberen de ese horizonte tenebroso de pecado, infierno, cielo, purgatorio, fe, penitencia, milagro, limosna, virginidad, dogma, sacramento, celibato, y de la hiriente subordinaci¨®n de la mujer -ausente de las estructuras de poder eclesi¨¢stico-, que resulta dr¨¢sticamente incompatible con la democracia igualitaria.
Nada de eso implica perseguir a la Iglesia cat¨®lica, que deber¨¢ tener el espacio que le corresponda en un Estado laico y el que le concedan o propicien sus fieles, pero de ninguna manera una financiaci¨®n asegurada ni una situaci¨®n de privilegio en materia educativa o fiscal. En un Estado democr¨¢tico y, por tanto, laico, la religi¨®n cat¨®lica, como las dem¨¢s, deber¨¢ ser tolerada, pero no mucho m¨¢s que una sociedad filat¨¦lica, un movimiento ecologista o una ONG.
En el camino de la democracia espa?ola hacia la pr¨¢ctica del laicismo puede parecer que el texto de la Constituci¨®n supone un obst¨¢culo. El art¨ªculo 16 dice, entre otras cosas, tras proclamar que "ninguna confesi¨®n tendr¨¢ car¨¢cter estatal": "Los poderes p¨²blicos tendr¨¢n en cuenta las creencias religiosas de la sociedad espa?ola y mantendr¨¢n las consiguientes relaciones de cooperaci¨®n con la Iglesia cat¨®lica y las dem¨¢s confesiones".
Sin embargo, ese precepto -trabajosamente introducido en el debate constituyente- no obliga a m¨¢s de lo que dice ni impide que el Estado espa?ol denuncie los Acuerdos firmados en 1979 con la Santa Sede, ya que la constitucionalizada "cooperaci¨®n con la Iglesia cat¨®lica" no impone sus contenidos, entre ellos la declaraci¨®n eclesi¨¢stica de idoneidad para dar clase de religi¨®n a unos profesores pagados por el Estado.
Un documento de la Fundaci¨®n Alternativas, de 2005, favorable al laicismo y contrario a la financiaci¨®n estatal de la Iglesia aunque la mayor¨ªa de los espa?oles profesaran la religi¨®n cat¨®lica -hecho probable en 1978, pero muy discutible hoy-, recoge un trabajo de dos expertos, los profesores ?scar Celador y Jos¨¦ Mar¨ªa Contreras, seg¨²n los cuales, "la ¨²nica conformaci¨®n coherente con la configuraci¨®n de un Estado democr¨¢tico y social de derecho es la de un Estado laico que garantiza y respeta el derecho de libertad de conciencia de sus ciudadanos". Los mismos juristas afirman tambi¨¦n que el compromiso estatal de financiar a la Iglesia cat¨®lica "expir¨® hace muchos a?os", mientras que el de la Iglesia de "lograr por s¨ª misma los recursos suficientes para la atenci¨®n de sus necesidades" (art¨ªculo 2.5 de los Acuerdos de 1979) est¨¢ sin cumplir.
?Para cu¨¢ndo el Estado laico?
El programa electoral del PSOE para las elecciones de 2004 apenas inclu¨ªa referencias a este asunto, aparte del objetivo educativo de "potenciar los valores y atender las necesidades de una Escuela p¨²blica y laica, en los t¨¦rminos del art¨ªculo 27 de la Constituci¨®n", y restablecer "el car¨¢cter voluntario y no evaluable de la ense?anza de la religi¨®n". ?Es previsible que en el programa electoral para 2008 se avance hacia el Estado laico?
Las noticias no son optimistas. En enero de 2007, el Gobierno socialista y la Conferencia Episcopal, con la conformidad de la Santa Sede, convirtieron en "estable" el procedimiento provisional de financiaci¨®n de la Iglesia pactado en 1988, incrementado en un 34% sobre 2006, y elev¨® del 0,52% al 0,70% el coeficiente a recibir del Estado por cada contribuyente que marque con una X la casilla del IRPF a favor de la Iglesia, lo que significa reducir en ese mismo porcentaje su aportaci¨®n a los gastos del Estado.
El 22 de julio ¨²ltimo, en la clausura del XXIII congreso de las Juventudes Socialistas, su nuevo secretario general, Sergio Guti¨¦rrez, a prop¨®sito de la oposici¨®n episcopal a la asignatura de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa, manifest¨®, en presencia del l¨ªder de su partido, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero: "Una jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica que se opone a que se ense?en los valores constitucionales no se merece que la sociedad contribuya a su financiaci¨®n". Cuando se acallaron los aplausos, Zapatero defendi¨® los "principios laicos" de nuestro Estado aconfesional y asegur¨®, respecto a la reacci¨®n eclesial contra la nueva asignatura, que "se har¨¢ cumplir la ley", porque, seg¨²n explic¨®, "ninguna fe puede oponerse a la soberan¨ªa popular, que reside en el Parlamento, ni a las leyes que de la misma dimanan". Pero afirm¨® tambi¨¦n que "el Gobierno mantiene las se?as de identidad de generosidad y sensibilidad hacia las confesiones religiosas, sobre todo la mayoritaria, en cuanto a los recursos econ¨®micos".
Unos d¨ªas despu¨¦s, Gregorio Peces-Barba -el ponente socialista que se opuso sin ¨¦xito a la menci¨®n privilegiada de la Iglesia en la Constituci¨®n- alab¨® la defensa que Zapatero hizo de la ley, critic¨® con dureza "la beligerancia de los cardenales y de los obispos (...) contra cualquier progreso", les pidi¨® sosiego y respeto, y concluy¨®: "Si este nuevo clima no se consigue en la pr¨®xima legislatura, habr¨¢ que abordar el tema de la acci¨®n y de la situaci¨®n de la Iglesia y establecer un nuevo estatus, que les sit¨²e en su sitio y que respete la autonom¨ªa de la autoridad civil" (En torno a la Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa, EL PA?S, 7 de agosto de 2007).
A los pocos d¨ªas, el periodista y escritor Iv¨¢n Tubau elogi¨® el art¨ªculo de Peces-Barba: "Impecable, pero -pregunt¨®- ?hay que esperar a la pr¨®xima legislatura? A veces, lo sensato es decir: 'Ahora o nunca" (Por qu¨¦ esperar, EL PA?S, 12 de agosto de 2007). Con Tubau, ?ser¨ªa mucho pedir a los responsables de elaborar el programa electoral del PSOE que no dejen de lado esta vez un nuevo avance democr¨¢tico, la realizaci¨®n del Estado laico? El matrimonio entre personas del mismo sexo parec¨ªa m¨¢s audaz.
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