Los rostros robados
Las agresiones con ¨¢cido no suelen tener como objetivo la muerte de la v¨ªctima, seg¨²n explican fuentes policiales. Se trata de un ataque que busca causar un da?o duradero e irreparable: la deformidad, generalmente de la cara.
La asociaci¨®n entre la idea de la belleza y la feminidad hace que los agresores se centren en esa parte del cuerpo. Su fin es robarles algo que, para las v¨ªctimas, es muy importante.
Habitualmente, el ¨¢cido no causa quemaduras mortales, pero s¨ª muy profundas en las partes descubiertas, como la cara o los ojos. Los efectos pueden ser muy graves y permanentes. En 2005, una mujer ech¨® ¨¢cido a los hijos de una vecina en Ja¨¦n por un ataque de celos. Uno de los ni?os perdi¨® un ojo.
Este tipo de agresiones es, en el sur de Asia, una variante de los mal llamados cr¨ªmenes de honor.
En ellas, el hombre que se siente agraviado -porque la mujer ha rechazado ser su esposa, por ejemplo- arroja ¨¢cido a la cara de la v¨ªctima. Con ello la convierte en una persona fea, y, por lo tanto, anula sus posibilidades de casarse, seg¨²n las creencias machistas.
En Espa?a las v¨ªctimas del ¨¢cido se hicieron muy famosas en 2001, cuando un grupo de siete j¨®venes de Bangladesh lleg¨® a Valencia para someterse a una serie de operaciones de cirug¨ªa est¨¦tica que les devolvieran su rostro.
En otras culturas, las motivaciones se repiten. Es, en el caso de la violencia machista, una versi¨®n m¨¢s del repetido y cruel "m¨ªa o de nadie".
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