Fusi¨®n y protecci¨®n
La fusi¨®n de Suez y Gaz de France (GdF) va a generar un nuevo gigante energ¨¦tico en Francia, el tercero del mundo, propiciado personalmente por el presidente Sarkozy. Pero este impulso a un campe¨®n nacional tiene tambi¨¦n preocupantes tintes proteccionistas. Algunas grandes econom¨ªas europeas, como la francesa y la alemana, quieren blindarse ante inversores extranjeros no deseados, sean rusos, chinos e incluso a veces de otros pa¨ªses de la UE.
La canciller alemana Merkel reclam¨® el pasado julio medidas para defender los intereses nacionales de "inversores extranjeros problem¨¢ticos", en particular en los sectores de energ¨ªa y medios de comunicaci¨®n, por temor a que fondos soberanos rusos o chinos se hicieran con el control de alguna empresa importante.
La integraci¨®n europea a este respecto dista a¨²n de ser una realidad. Hoy por hoy, parece dif¨ªcil que, dada la centralidad estrat¨¦gica de la energ¨ªa, se llegue a una pol¨ªtica energ¨¦tica com¨²n que forzosamente tendr¨ªa que contemplar tambi¨¦n fusiones o compras empresariales transfronterizas. No cabe olvidar las trabas puestas por el Gobierno de Zapatero a la compra de Endesa por la alemana E.ON para favorecer la entrada de la italiana Enel y sobre todo que la empresa espa?ola siguiera en manos nacionales. Entran en la misma tendencia.
Esta visi¨®n no se limita a la energ¨ªa. Las dificultades que est¨¢ teniendo Sacyr para, tras hacerse con un 33,29% de la constructora francesa Eiffage, entrar al menos en su Consejo de Administraci¨®n son otro ejemplo de este nuevo proteccionismo nacional, que anticip¨® Sarkozy en su campa?a electoral y que ahora empieza a aplicar, y que puede cundir en Europa.
Es comprensible que los Gobiernos quieran reforzar a sus grandes empresas estrat¨¦gicas para defenderse del ataque de pa¨ªses que no siguen las mismas reglas del juego. Con la fusi¨®n Suez-GdF, ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil hablar de t¨² a t¨² con, por ejemplo, la rusa Gazprom. Pero hacer lo que dice Merkel y lo que pretende Sarkozy no es f¨¢cil en el capitalismo global que vivimos. Merkel est¨¢ dispuesta a estudiar que sus propuestas se desarrollen en clave comunitaria. Pero, de momento, lo que hay es una falta de confianza no s¨®lo hacia afuera, sino entre los propios socios europeos.
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