La misteriosa vida
Tengo la sensaci¨®n de que el estadounidense Thornton Wilder (Wisconsin, 1897-Connecticut, 1975) que durante buena parte de su carrera fue un autor de fama mundial en la novela y el teatro es de los escritores que precisan una nueva mirada lectora y cr¨ªtica. Tambi¨¦n es cierto que al menos dos de sus novelas, Los idus de marzo (1948) -una de las grandes y genuinas novelas hist¨®ricas del siglo- y en menor medida (no hace mucho la llevaron de nuevo al cine) El puente de San Luis Rey (1928), por la que Wilder obtuvo entonces el Premio Pulitzer, y que ocurre en el Per¨² virreinal, nunca han dejado de reeditarse y eso no es poco. Pero hay m¨¢s cosas salvables en la obra de Wilder, que por cierto hablaba espa?ol y fue un claro interesado en la cultura hisp¨¢nica. Por ejemplo la temprana y singular novelita que hoy volvemos a ver, La mujer de Andros, publicada en ingl¨¦s en 1930.
LA MUJER DE ANDROS
Thornton Wilder
Traducci¨®n de Isabel Gonz¨¢lez Gallarza
451 Editores. Madrid, 2007
123 p¨¢ginas. 14,50 euros
Aunque situada en la isla griega de Brinos, en un impreciso momento de la ¨¦poca alejandrina (pero Brinos es una isla tradicional y algo pobre) y aunque al principio se base en una comedia de Terencio La andriana -de la que no s¨®lo toma el arranque argumental, sino nombres de los protagonistas, P¨¢nfilo, Sim¨®n, Glicera, Melis- La mujer de Andros debe considerarse como una novelita l¨ªrica que ocurre en la Antig¨¹edad. La mujer de Andros (es decir, de otra isla, y por ello extranjera en Brinos) es Cr¨ªside, una elegante hetaira que en sus banquetes con j¨®venes lugare?os recita tanto fragmentos de Plat¨®n como tragedias de Eur¨ªpides, y que en la isla anticuada pasa por un personaje extra?o y perturbador. Cr¨ªside se fija en P¨¢nfilo, uno de los j¨®venes que asisten a sus cenas, especialmente atento y t¨ªmido. Hijo de una familia tradicional del lugar, pero con pocas ganas de seguir esa tradici¨®n, P¨¢nfilo y Cr¨ªside (y la joven hermana de ¨¦sta, la al inicio escondida Glicera) comprenden pronto, en un ¨¢mbito donde lo primitivo y lo secreto se mezclan, que les une un peculiar sentido de la vida. Sentirse vivo no es aceptar el adocenamiento de la mayor¨ªa, sino la singularidad de ser quien se es, con riesgo y ventura. "Y sigo pregunt¨¢ndome cu¨¢l es la verdadera vida: ?el presente con su insatisfacci¨®n, o la retrospectiva del pasado con sus emociones?". La respuesta (que no llega con facilidad, que se descubre casi como mist¨¦rica) la da Cr¨ªside, antes de morir, cuando dice: "Celebro la vida toda, sus luces y sus sombras".
La novelita (propiamente ha
blando ser¨ªa una nouvelle) est¨¢ llena de un misterioso encanto, no s¨®lo por situarse en un tiempo remoto sino porque su acci¨®n y conflicto -que existen- se ven sobrepasados por un aura que casi pudi¨¦ramos decir existencial, como la mirada de solitario sacerdote de Esculapio y Apolo. Seres que buscan la lucidez -y las luces- en un mundo hostil y convencional, en una prosa bella y evocadora, tal es la magia principal de esta obrita de Thornton Wilder (que por supuesto tiene obras m¨¢s complejas) nada merecedora del olvido. Una lectura para la sensualidad y el pensamiento m¨¢s vivo.
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