?Que vivan los novios!
Los retratos de costumbres tienen la virtud de ayudarnos a olvidar. Entre otras cosas, nos sirven para dejar de lado aquella antigua idea ciceroniana de que la literatura ha de ser ejemplar, mostr¨¢ndonos haza?as de hombres esforzados y con grandes cualidades morales. Prosperidad, la primera novela de Carlos Herrero (Madrid, 1975), es el retrato de un hombre escuchimizado, borracho y putero que abandona los estudios universitarios, deja de ver a sus amigos y se echa una novia gorda. La causa de este desbarajuste vital, al menos seg¨²n lo explica el narrador, es el trauma de tener que ponerse un aparato corrector en la boca a los 24 a?os.
Sin embargo, al leer la novela uno se da cuenta de que Carlos, el narrador, pod¨ªa tener otras razones. Y es que adem¨¢s de sus aventuras nocturnas -con profusi¨®n de micciones-, ligoteos frustrados, chistes obscenos con los amigos, estudios y mucha soledad, Carlos tiene un hermano menor al que ama. La historia de Mario, un chaval deportista, muy responsable y estudioso, contrasta con el goliardismo del narrador, e influye para que Carlos rechace muchos de los presupuestos de una vida que, con lucidez bastante c¨ªnica, ¨¦l describe as¨ª: "En la Antig¨¹edad me habr¨ªan considerado un esclavo, sin m¨¢s. Hoy era un ciudadano y ese sutil cambio de denominaci¨®n aseguraba mi mansedumbre".
PROSPERIDAD
Carlos Herrero
Barataria. Barcelona, 2007
224 p¨¢ginas. 15 euros
Conmueve la peripecia de
Mario, la historia cotidiana de un ¨¦xito truncado, de hospitales, tratamientos bald¨ªos, fisioterapia y un sinf¨ªn de torturas que a la postre no sirven para nada. La de Carlos, que termina acomod¨¢ndose a la realidad y aceptando a la ¨²nica novia que le quiere -Mariana, boxeadora con sobrepeso- resulta m¨¢s plana, quiz¨¢s por un exceso de escenas y situaciones de ambiente Kronen -el puter¨ªo, los bares, los amigotes-, y por ese punto de familia cebolleta. La prosa, eficaz, certera y muy prometedora.
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