Un campe¨®n en conflicto
Como en su etapa en Renault, Alonso vuelve de nuevo al ojo del hurac¨¢n tras escaparse al control de Ron Dennis, patr¨®n de McLaren
Abrumado todav¨ªa por el contencioso que Fernando Alonso y Lewis Hamilton hab¨ªan librado en la tercera cronometrada de Hungarouring, Ron Dennis, el patr¨®n de McLaren, se sac¨® a la prensa de encima al final de la carrera con una respuesta disuasoria cuando se le demand¨® si el pulso entre el espa?ol y el brit¨¢nico le evoca las peleas hist¨®ricas que en su equipo hab¨ªan mantenido Ayrton Senna y Alain Prost (1988-1989), por no citar las del propio Prost con Niki Lauda (1984) o la m¨¢s reciente de Mika Hakkinen con David Coulthard (1999). "Es peor", afirm¨®; "entonces no hab¨ªa Internet, que es un medio poco profesional y que favorece que se filtren noticias. La m¨¢s m¨ªnima cosa puede ser malinterpretada o manipulada. Hasta Turqu¨ªa, intentamos devolver la calma al equipo. Tengo 60 a?os, quiero descansar un poco y tomarme una copa de vino".
La convivencia est¨¢ resultando un calvario para Alonso, que se siente un incomprendido
"Ahora hay Internet, que favorece que se filtren noticias", lamenta el jefe de la escuder¨ªa
Las palabras del director de la escuder¨ªa brit¨¢nica resultaron prof¨¦ticas y ayudan a contextualizar el inter¨¦s y el volumen del litigio actual entre los dos favoritos al t¨ªtulo frente a los anteriores, cuando la rivalidad se resolv¨ªa el domingo, en la pista, con actuaciones estremecedoras en las que el piloto ten¨ªa un peso decisivo sobre el coche y las ¨®rdenes de equipo. Hoy, la puesta a punto, los entrenamientos y las exigencias previas condicionan la carrera, al punto de que la trama discurre en las f¨¢bricas, en los boxes, en los cascos y en los ordenadores, circunstancia que favorece la intriga. Nada mejor que un caso de espionaje, unos cuantos correos, una p¨¢gina web que ha malinterpretado unas declaraciones y la F-1 aparece como el asunto de mayor inter¨¦s en el mundo.
A Dennis y, por extensi¨®n, a McLaren se les escapa de las manos el control de un campeonato que num¨¦ricamente gobiernan de forma incontestable tanto en la clasificaci¨®n de marcas como de pilotos. No es una cuesti¨®n de cifras, sino de jerarqu¨ªas, y, llegados a tal extremo, el papel del bicampe¨®n del mundo es especialmente inc¨®modo frente a la inocencia que representa Lewis Hamilton, que se ha incorporado a la novela como un pr¨ªncipe rom¨¢ntico, incontenible, dispuesto a cambiar el orden de las cosas con la misma contundencia que el espa?ol acab¨® con Michael Schumacher, descubiertos ambos por Flavio Briatore.
Ocurre, sin embargo, que si Ferrari dulcific¨® a la larga la imagen arrogante del campe¨®n Schumi -tard¨® cinco a?os en ganar el primer t¨ªtulo con la escuder¨ªa italiana-, McLaren est¨¢ resultando un calvario tan duro para Alonso que incluso se especula con la posibilidad de romper el contrato firmado hasta 2009 porque su rival es su compa?ero de equipo. Las preguntas se suceden cuando se intenta encontrar una explicaci¨®n a la incomodidad del campe¨®n espa?ol en el equipo ingl¨¦s despu¨¦s de evidenciar que es el mejor piloto del momento tanto por su conducci¨®n como por su capacidad para escuchar al coche y, por tanto, mejorarlo, circunstancia que se aprecia en las seis carreras que lleva ganadas McLaren durante la temporada por ninguna la anterior. Alonso se queja a fin de cuentas de que las flechas plateadas han ganado seis d¨¦cimas y no s¨®lo no se lo han agradecido, sino que las han invertido en el coche de Hamilton, aclamado por su equipo desde que en la primera curva del Mundial super¨® al espa?ol, hoy segundo del campeonato a cinco puntos del ingl¨¦s cuando faltan seis carreras para el final.
As¨ª las cosas, a diario se han sucedido informaciones contradictorias en uno y otro bando para reforzar sus posiciones. La prensa inglesa arropa a Hamilton como sucesor del ¨²ltimo campe¨®n brit¨¢nico, Damon Hill, mientras que la espa?ola apuesta por Alonso por m¨¢s inquina que genere su car¨¢cter. El asturiano, sin embargo, afronta el contencioso en inferioridad no s¨®lo porque su equipo de colaboradores es m¨¢s reducido -los hombres de confianza son su padre y Luis Garc¨ªa Abad, su representante-, sino tambi¨¦n por la falta de complicidad de McLaren, circunstancia que abona la tesis de que la familiaridad de Briatore le resultaba m¨¢s c¨®moda que el distanciamiento de Dennis.
Anunciar su fichaje por McLaren con un a?o de antelaci¨®n no le priv¨® de revalidar el t¨ªtulo con Renault. A cambio, su decisi¨®n pudo condicionar la estrategia del equipo brit¨¢nico. Alonso se encontr¨® en McLaren con un coche m¨¢s evolucionado ante la par¨¢lisis de Renault. El problema fue que no esperaba compartir equipo con Hamilton, sino que apostaba por Pedro Mart¨ªnez de la Rosa o incluso Kimi Raikkonen. Los desencuentros se han sucedido desde entonces y las interpretaciones son m¨²ltiples.
Los seguidores de McLaren acusan a Ferrari de influir en la FIA para mantener su poder y los ferraristas responden que si no ganan es por el espionaje de McLaren. Alonso, mientras tanto, circula en tierra de nadie, criticado en Maranello porque cuando compet¨ªa con Minardi prefiri¨® a Renault y ninguneado en McLaren, sabedora la marca de que hacer campe¨®n a Hamilton, un piloto negro formado en la f¨¢brica, ser¨¢ siempre m¨¢s publicitario que el tercer t¨ªtulo consecutivo del espa?ol.
Incomprendido como se siente Alonso, su colaboraci¨®n y la de De la Rosa con la FIA por el bien del deporte, frente a la animadversi¨®n que siente por Hamilton -que no ha dicho ni mu-, complica m¨¢s a¨²n su situaci¨®n en McLaren. A no ser que haya decidido forzar su salida del equipo contribuyendo en el Stepneygate, justamente la v¨ªa que no controla Dennis, o bien apueste por generar las condiciones que m¨¢s le beneficien para triunfar a costa del rival. La historia da m¨¢s para una intriga policiaca que para una cr¨®nica deportiva. Alonso y Hamilton, de momento y a diferencia de Prost y Senna, nunca se han tocado en la pista.
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