La especulaci¨®n: una pesadilla para la democracia
En el marco de una Europa que quiere ser l¨ªder tanto en el desarrollo econ¨®mico como en el bienestar de las personas, fomentando la innovaci¨®n, la transparencia de los mercados y la preservaci¨®n medioambiental, y que propugna la habitabilidad y la sostenibilidad del h¨¢bitat, no cabe el mercado inmobiliario espa?ol. La Euroc¨¢mara ha condenado de forma reiterada el urbanismo salvaje llevado a cabo en Espa?a.
Puede parecer una pesadilla, pero sabemos que no lo es. Protagonistas (personas y gobiernos locales) de algunos de los mayores esc¨¢ndalos urban¨ªsticos aflorados en los ¨²ltimos a?os y meses fueron elegidos o reelegidos en las ¨²ltimas elecciones democr¨¢ticas municipales, y contin¨²an formando parte del poder p¨²blico local. Los ejemplos m¨¢s sorprendentes son, quiz¨¢, los de Andratx (Baleares), Castell¨®n de la Plana y Marbella.
El sector de la construcci¨®n ha sido un puntal del continuado crecimiento econ¨®mico
Un an¨¢lisis de estos hechos sugiere alternativas. Desvela su relaci¨®n con el car¨¢cter altamente especulativo del mercado inmobiliario espa?ol, que atrae al capital, permite el blanqueo de dinero y ha ocasionado escasez de viviendas asequibles, derroche de patrimonio f¨ªsico, cultural y ambiental, fraudes inmobiliarios y debilitamiento de la democracia.
Y ?por qu¨¦ este mercado es especulativo? Porque la propia naturaleza de los bienes urbanos -escasos y duraderos- ofrece al capital la posibilidad de comprar, acumular y retener terrenos y edificaciones, aumentando su escasez y su precio, en mercados como el espa?ol, con una demanda creciente de viviendas en las concentraciones urbanas, en ¨¢reas de segundas residencias y en zonas tur¨ªsticas. Los especuladores tratan, adem¨¢s, de obtener rentabilidades extraordinarias de sus inversiones influyendo en los gobiernos que dictan o aplican las normativas respecto al uso del suelo, a la construcci¨®n de viviendas y a los planes de urbanismo. Pretenden que adapten dichas normativas a sus intereses o que simplemente toleren su no cumplimiento. Y lo han conseguido en demasiadas ocasiones, dado que la construcci¨®n supone ingresos para los ayuntamientos y que la avaricia de algunos alcaldes, ediles o funcionarios ha originado comportamientos corruptos.
As¨ª, las viviendas de alquiler o de compra asequibles han ido desapareciendo del mercado. Proliferan, en cambio, las promociones inmobiliarias de tipo especulativo que no tienen en cuenta que la calidad y la preservaci¨®n del patrimonio f¨ªsico y ambiental tiene efectos positivos tanto sobre el bienestar de las personas como sobre el futuro de la econom¨ªa; la calidad del entorno influye, por ejemplo, cada vez m¨¢s en las decisiones personales y tambi¨¦n corporativas respecto a viajes tur¨ªsticos y localizaciones de empresas, en especial de las compa?¨ªas m¨¢s innovadoras y competitivas.
Pero ?por qu¨¦ una parte demasiado importante de la sociedad espa?ola tolera a¨²n la especulaci¨®n urbana? Primero: La escasez de viviendas asequibles ha motivado un continuo aumento de la compra de viviendas, tendencia favorecida por los bajos tipos de inter¨¦s habidos en los ¨²ltimos a?os. Estos propietarios-usuarios estiman positiva la revalorizaci¨®n de sus casas, aunque muchos sean, tambi¨¦n, conscientes de que vender significar¨ªa quedarse sin techo y tener que migrar. Segundo: El peque?o ahorrador ha invertido a menudo en el mercado inmobiliario buscando seguridad y rentabilidad; para ¨¦l ha sido tambi¨¦n positivo el aumento de precios. Tercero: El sector de la construcci¨®n ha sido uno de los puntales del elevado y continuado crecimiento econ¨®mico; ha creado riqueza y empleo. Casi todos, ciudadanos y administraciones p¨²blicas, temen que este sector entre en recesi¨®n, hecho muy visible en municipios peque?os donde la construcci¨®n y rehabilitaci¨®n de viviendas es la principal actividad econ¨®mica. Y vemos que el caciquismo, personificado en forma de promotores inmobiliarios, vuelve a imponerse en varios de estos municipios.
La mayor sensibilidad de los actuales gobiernos espa?ol y catal¨¢n respecto a los problemas de la vivienda, urban¨ªsticos, medioambientales, de fraudes y comportamientos antidemocr¨¢ticos, ha motivado la adopci¨®n de nuevas medidas legislativas. Pero la complejidad de la situaci¨®n a la que se ha llegado, dejando funcionar libremente durante a?os el mercado inmobiliario de tipo oligopol¨ªstico, dificulta la eficacia de dichas medidas.
Quiz¨¢ la v¨ªa del di¨¢logo, la negociaci¨®n y el pacto es la que puede obtener mejores resultados. Esta v¨ªa ha sido emprendida por el Gobierno catal¨¢n, no sin dificultades, con el Pacto Nacional por la Vivienda 2007-2016, en el que participan administraciones p¨²blicas, econom¨ªa privada y agentes sociales. Este pacto propone, por ejemplo, la construcci¨®n de viviendas nuevas, protegidas y de alquiler de acuerdo con las necesidades existentes y previstas; esta propuesta no parece desde?able ni para los consumidores ni para la econom¨ªa privada cuando los aumentos de los tipos de inter¨¦s hacen temer una reducci¨®n sensible de la demanda.
Hay que ofrecer, tambi¨¦n, a los municipios m¨¢s recursos financieros as¨ª como asesoramiento sobre sus potencialidades econ¨®micas y de c¨®mo desarrollarlas. De esta forma podr¨¢n diversificar sus econom¨ªas y evitar que el negocio inmobiliario prevalezca, o que se produzcan emigraciones masivas que suponen, en ocasiones, la desaparici¨®n de pueblos. Los planes estrat¨¦gicos tendr¨ªan que cubrir todo el territorio y aplicarse con eficacia.
Hay que actuar sin demora para garantizar un h¨¢bitat digno para todos los ciudadanos, cumpliendo tanto con el derecho constitucional refrendado en nuestro pa¨ªs hace casi 30 a?os como con el Estatuto de Catalu?a.
Carme Massana es profesora de Pol¨ªtica Econ¨®mica en la Universidad de Barcelona.
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